Los ni?os que no existen
Un tercio de los menores del mundo no tiene registro de nacimiento, lo que les priva de numerosos derechos. As¨ª lo intentan solucionar en Rep¨²blica Dominicana
A unos 20 pasos del paritorio del Hospital Regional Docente Doctor Alejandro Cabral, en San Juan de la Maguana ¡ªen el oeste de la Rep¨²blica Dominicana¡ª, hay una oficina censal donde te¨®ricamente se deben inscribir todos los reci¨¦n nacidos para adquirir su c¨¦dula de identidad. Es un tr¨¢mite aparentemente sencillo que no dura m¨¢s de cinco o diez minutos. Pero el 60% de los beb¨¦s abandonan este recinto sin ser registrados. Y una vez que salen por sus puertas, no siempre vuelven a entrar a completar la burocracia. Uno de cada cinco ni?os del pa¨ªs caribe?o no existe. Su nombre no figura en ning¨²n lado, el servicio de salud no los reconoce ¡ªaunque les atiende¡ª y el Estado tampoco los puede reclamar a sus padres si no van a la escuela, porque en ning¨²n lugar est¨¢n inscritos; el colegio les admite, pero no pueden graduarse porque oficialmente nunca nacieron.
Daniela lo hizo hace 20 a?os, aunque ning¨²n papel lo recoja. No pudieron inscribirla porque su madre tampoco estaba documentada. Igual que su abuela, de or¨ªgenes haitianos. El hijo de Daniela, de cuatro a?os, l¨®gicamente carece tambi¨¦n de identificaci¨®n, ya que su madre, su abuela y su bisabuela no tienen documento que atestig¨¹e que existen. Son cuatro generaciones nacidas en la Rep¨²blica Dominicana que no han podido disfrutar de muchos derechos que eran suyos.
Este problema de falta de identificaci¨®n infantil afecta a alrededor de 230 millones de ni?os en el mundo: uno de cada tres, seg¨²n una investigaci¨®n de Unicef realizada en m¨¢s de 160 pa¨ªses. Los lugares m¨¢s comunes son Asia y ?frica Subsahariana, especialmente en entornos rurales. "El certificado de nacimiento es el primero de los derechos fundamentales porque abre la puerta al resto de los derechos", recuerda Seven Blight, consejero regional de Unicef. Rep¨²blica Dominicana es la segunda por la cola en Lationam¨¦rica, con un 19% de ni?os sin registrar seg¨²n la ¨²ltima encuesta de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe, solo superada por Bolivia.
El caso de Daniela, que vive en el batey ¡ªun asentamiento chabolista en torno a una plantaci¨®n de ca?a de az¨²car en la cual la mayor¨ªa de sus habitantes trabajan, o as¨ª lo hac¨ªan en el pasado¡ª es una pescadilla que se viene mordiendo la cola desde hace d¨¦cadas, desde que los padres de su abuela llegaran indocumentados a la Rep¨²blica Dominicana de su vecino (m¨¢s) pobre: Hait¨ª. Es un caso muy t¨ªpico en el pa¨ªs caribe?o, donde los haitianos son a menudo considerados como una clase inferior cuyos derechos no parecen muy importantes.
Uno de cada cinco ni?os del pa¨ªs est¨¢ sin inscribir. Problemas burocr¨¢ticos relativamente sencillos de resolver o trabas migratorias son las principales causas
Pero las razones de este 19% de ni?os indocumentados en el pa¨ªs son muchas veces m¨¢s simples. Despiste, falta de informaci¨®n, problemas con las nominaciones que no se llegan a resolver ¡ªen el pa¨ªs los apodos son tan generalizados que hay quien los aporta para tr¨¢mites oficiales¡ª, parturientas que olvidan su c¨¦dula de identificaci¨®n, no pueden inscribir al ni?o en el momento y despu¨¦s nunca lo hacen... ¡°Si fuese un pa¨ªs donde el parto se realizase en casa, ser¨ªa m¨¢s normal la falta de registro, pero en la Rep¨²blica Dominicana el 99% de los beb¨¦s nacen en las maternidades, aqu¨ª la inscripci¨®n no deber¨ªa ser un problema¡±, asegura Eduardo Gallardo, especialista en Protecci¨®n de la Ni?ez de Unicef en el pa¨ªs.
El fondo de la infancia de Naciones Unidas lidera un proyecto piloto para aumentar los inscritos en el pa¨ªs. Est¨¢n trabajando en cuatro hospitales piloto (entre los que se encuentra el de San Juan de la Maguana) para aumentar la inscripci¨®n al 70% de los nacidos que salen de sus puertas; hoy la media est¨¢ en tan solo el 30%. La experiencia comenz¨® el pasado septiembre y pronto se conocer¨¢n los primeros resultados.
En una reuni¨®n entre el personal de Unicef, los responsables del Censo ¡ªun poderoso organismo gubernamental del pa¨ªs¡ª y los del hospital, abordan los problemas que pueden surgir y c¨®mo resolverlos. Discuten durante m¨¢s de una hora. ¡°Vuestra misi¨®n es ir a la caza de ni?os que no se hayan registrado. Que no salgan de aqu¨ª sin documentaci¨®n¡±, les espeta Gallardo. Los temas que tratan son variopintos. ¡°Mucha gente no sabe leer [en el pa¨ªs la tasa de analfabetismo es del 9,1%], por mucho que tengamos la oficina, si no se les explica que est¨¢ ah¨ª y que tienen que acudir, no lo har¨¢n¡±, dice Julio del Cristo, oficial de la oficina del censo en la localidad. ¡°Podemos ofrecerles materiales audiovisuales, ?tienen televisores y v¨ªdeos?¡±, replica Gallardo. ¡°Est¨¢n rotos¡±, cierra H¨¦ctor Ortiz, director del hospital. ¡°El personal sanitario debe hacer una labor divulgadora en estos casos¡±, contin¨²a Gallardo. ¡°El problema es que muchas veces tienen tanto trabajo con los partos que no se encargan de la burocracia¡±, apunta un ayudante de la direcci¨®n del hospital. El director concluye en¨¦rgico: ¡°?Estoy harto de excusas! Vamos a hacer una comunicaci¨®n a todos los m¨¦dicos. El que atienda un parto y no inscriba al beb¨¦, no se va a casa¡±. Esto tiene unos matices: no siempre es posible hacerlo en el centro porque en ocasiones los padres carecen de toda la documentaci¨®n necesaria. Pero si quienes cuentan con ella lo hicieran, las cifras de inscripci¨®n hospitalaria subir¨ªan de forma mete¨®rica.
Los problemas para solucionar la inscripci¨®n parecen relativamente sencillos, una cuesti¨®n de voluntad y formaci¨®n m¨¢s que de medios. Pero, ?qu¨¦ sucede con las personas ya adultas que no cuentan con su c¨¦dula? Volvemos al batey de de Hait¨ª Mej¨ªa, en San Pedro de Macor¨ªs. All¨ª Daniela estudia, pero sabe que no le dar¨¢n t¨ªtulo escolar si no consigue una c¨¦dula antes. Es frecuente que los tr¨¢mites para conseguirla a veces se alarguen, pero es posible si se accede a la documentaci¨®n del hospital, donde deben quedar registrados todos los nacidos vivos, aunque esto no constituya una identificaci¨®n oficial. De lo contrario, testimonios jurados de parteras, curas, maestros, vecinos y cargos de la municipalidad pueden servir para conseguir la identificaci¨®n, que es m¨¢s complicada cuanto m¨¢s oscuro se el color de piel, seg¨²n cuentan varias personas que est¨¢n familiarizadas con el tr¨¢mite ¡ªaunque no siempre es as¨ª, por lo general los dominicanos tienen la tez m¨¢s clara que los haitianos¡ª.
La burocracia cuesta dinero. No es excesivamente cara: en funci¨®n de los documentos que se aporte, puede salir por alrededor de 1.500 pesos (algo menos de 30 euros), pero para personas como Daniela, que no cuentan con agua corriente su casa de lata, es un esfuerzo importante. Sin embargo, ella sabe que tendr¨¢ que hacerlo. Sin papeles no podr¨¢ conseguir nunca un trabajo digno y su hijo se encontrar¨¢ con el mismo problema que ella dentro de unos a?os: podr¨¢ terminar los estudios, pero nada lo atestiguar¨¢ porque, oficialmente, seguir¨¢ sin existir.
Fe de errores: en esta noticia aparec¨ªa un dato desactualizado de la tasa de analfabetismo del 12,8%, cuando en la actualidad es del 9,1%.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.