?Cu¨¢nto podr¨¢ Podemos?
La mayor¨ªa de sus potenciales votantes no comparten la ideolog¨ªa radical
Podemos ha pasado de representar la gran novedad sobre la escena pol¨ªtica nacional tras su irrupci¨®n en las elecciones europeas del pasado 25 de mayo a ser un habitual de los primeros puestos en las encuestas de intenci¨®n de voto. Un invitado inc¨®modo para casi todos. Para el PP y el PSOE porque ha logrado romper ¡ªde momento solo en las encuestas¡ª la din¨¢mica bipartidista protagonizada por ellos y que ha caracterizado el sistema de partidos espa?ol en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Para IU y UPyD (adem¨¢s de para otras fuerzas minoritarias) porque les ha impedido capitalizar el desgaste electoral de los dos grandes partidos que todas las encuestas pronosticaban ya con anterioridad a la aparici¨®n de Podemos. Y para los partidos nacionalistas porque parece haber roto el eje nacionalista-no nacionalista, que tradicionalmente acaba configurando los apoyos electorales en algunas regiones, logrando apoyos a ambos lados del eje (el coordinador general de CDC, Josep Rull, ha llegado a definir a Podemos como ¡°el caballo de Troya¡± del Estado espa?ol contra el proceso soberanista catal¨¢n). La pregunta que muchos se hacen es hasta cu¨¢ndo aguantar¨¢ en la fiesta este invitado. En otras palabras: ?qu¨¦ futuro puede tener Podemos?
La respuesta ¡ªno f¨¢cil¡ª a esta pregunta pasa por dos cuestiones ¡ªque no son las ¨²nicas pero s¨ª, probablemente, las principales¡ª: qui¨¦nes son los potenciales votantes de Podemos ¡ªdefinidos como aquellos electores que manifiestan su intenci¨®n de votar o su simpat¨ªa por este partido en el caso de que unas hipot¨¦ticas nuevas elecciones generales tuvieran lugar de manera inmediata¡ª y, sobre todo, qu¨¦ es lo que les lleva a confiar en esta formaci¨®n pol¨ªtica.
El potencial votante de Podemos no difiere sustancialmente de los potenciales votantes del resto de partidos en algunos rasgos b¨¢sicos. Son mayor¨ªa quienes actualmente tienen trabajo, quienes cuentan con estudios de segundo grado, quienes residen en municipios de menos de 100.000 habitantes y quienes se definen de clase media. Eso s¨ª, entre ellos predominan los votantes masculinos (caracter¨ªstica compartida con los potenciales votantes de IU y UPyD) y quienes se declaran no creyentes, ateos o agn¨®sticos (coincidente con IU). La edad media del potencial votante de Podemos es de 43 a?os, solo por encima de la que tiene el potencial votante de UPyD (40).
La ciudadan¨ªa cree que el bipartidismo nos ha llevado a la actual crisis
Ideol¨®gicamente, se posicionan en el 3.9 de la escala izquierda/derecha (que consta de once puntos: de 0 a 10, correspondiendo el 0 a un posicionamiento de extrema izquierda y el 10 a otro de extrema derecha), y perciben a Podemos en el 2.8, es decir, m¨¢s escorado a la izquierda de donde ellos mismos se perciben. En t¨¦rminos de esta escala, los votantes potenciales de Podemos resultan estar ideol¨®gicamente m¨¢s cerca de los votantes potenciales del PSOE (que se posicionan en el 4.2) que de su nuevo partido. Este es un hecho nada sorprendente si se tiene en cuenta que entre el posible electorado de Podemos predominan quienes en las elecciones de 2011 votaron a los socialistas. Adem¨¢s, la mayor¨ªa se considera socialdem¨®crata o socialista y solo un 7 % se define como comunista o radical de izquierdas, a pesar de que un 32 % utiliza estas mismas etiquetas para definir a Podemos. Se trata, pues, de un electorado apreciablemente menos orientado a la izquierda respecto a c¨®mo perciben a la formaci¨®n que dicen tener intenci¨®n de votar. Es decir, no se enga?an.
?Pueden estos peque?os desacoplamientos ideol¨®gicos constituir el fermento de futuros desistimientos de la intenci¨®n de voto por Podemos manifestada ahora, en un momento en el que no hay elecciones a la vista ni, por tanto, debates que propicien la clarificaci¨®n ideol¨®gico-electoral? ?O no constituyen raz¨®n suficiente para dejar de apoyar en un futuro a la formaci¨®n liderada por Pablo Iglesias?
Los datos de intenci¨®n de voto muestran una gran estabilidad en los apoyos de Podemos. Desde que esta fuerza pol¨ªtica emergi¨® este pasado oto?o est¨¢ disputando la hegemon¨ªa a PP y PSOE con una intenci¨®n de voto que oscila entre el 25 % y el 28 %. Una estabilidad que se explica fundamentalmente por las razones que sustentan su apoyo: de forma sistem¨¢tica una mayor¨ªa de sus votantes admite apoyarles como resultado de la decepci¨®n y el desencanto con el resto de partidos. Pero, ?en qu¨¦ consisten esta decepci¨®n y este desencanto?
El crecimiento de Ciudadanos se explica por los mismos motivos que el ascenso del partido de Iglesias
En los ¨²ltimos a?os, fruto de las m¨²ltiples crisis por las que pasa nuestro pa¨ªs, la ciudadan¨ªa ha asociado gran parte de nuestros problemas al bipartidismo. Consideran que la gesti¨®n de los dos grandes partidos ¡ªPP y PSOE¡ª es la que nos ha conducido a la situaci¨®n actual. As¨ª, el bipartidismo se asocia con elementos tan negativos como la corrupci¨®n o la mala gesti¨®n econ¨®mica. De hecho, un a?o antes del surgimiento de Podemos tres de cada cuatro espa?oles (74 %) ya pensaban que ser¨ªa bueno para nuestro sistema pol¨ªtico que PP y PSOE dejaran de ser los dos ¨²nicos partidos predominantes en la escena pol¨ªtica y que pasaran a compartir el protagonismo con otros partidos de ¨¢mbito nacional con los que tendr¨ªan que contar para configurar una mayor¨ªa de Gobierno. Una opini¨®n que ahora ¡ªya con Podemos en la escena p¨²blica¡ª sigue expresando la misma proporci¨®n de ciudadanos. Con lo cual, este rechazo al bipartidismo y a la corrupci¨®n son las grandes motivaciones que subyacen tras el voto a Podemos, siendo mucho m¨¢s relevantes que la posible alternativa ideol¨®gica que puedan representar. Adem¨¢s, el deseo de acabar con el bipartidismo es transversal a todos los grupos sociales e ideol¨®gicos, aunque representa una motivaci¨®n mayor para los votantes de izquierdas y moderados.
Estos mismos motivos descritos para el caso de Podemos son los que parecen subyacer tras el crecimiento de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera ¡ªel l¨ªder pol¨ªtico, hoy por hoy, mejor evaluado por la ciudadan¨ªa¡ª pasar¨ªa a ser en sus pocos meses de vida el cuarto m¨¢s votado, por delante de IU y UPyD. Un nuevo invitado inc¨®modo que parece querer unirse a la fiesta atrayendo fundamentalmente a una parte sustancial (en torno al 10 %) de votantes desencantados del PP (y a los que la opci¨®n de Podemos no les acababa de convencer ni siquiera para acabar con el bipartidismo).
Hay, por tanto, numerosas incertidumbres por despejar en los pr¨®ximos meses y no puede saberse c¨®mo influir¨¢n en el voto a la formaci¨®n de Pablo Iglesias o a la del propio Rivera. Pero si la principal motivaci¨®n que est¨¢ detr¨¢s de estos apoyos es propiciar el fin del bipartidismo, es muy probable que el sistema de partidos pueda cambiar en nuestro pa¨ªs este 2015. La pregunta que se vuelve cada vez m¨¢s pertinente es: ?aguantar¨¢n el embate el PP y el PSOE?
Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz es soci¨®logo y vicepresidente de Metroscopia, e Ignacio Urquizu, profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de la Fundaci¨®n Alternativas.
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