McDonal¡¯s y literatos, unidos contra los ¡®foodies¡¯
Me sorprende la alegr¨ªa con la que algunos pensadores disparan a ca?onazos contra un ¨¢mbito que, elucubro, no les interesa lo m¨¢s m¨ªnimo, y sobre el que no tienen ni pajolera idea
Algo me dice que 2015 va a ser un a?o horrible para los foodies. No es que estas pizpiretas criaturas aficionadas a las cocinillas, los restaurantes y el postureo gastron¨®mico en las redes sociales vayan a pasar hambre, Dios los libre de tal pesadilla. S¨®lo detecto que, tras a?os en los que las personas que tomaban verduras de proximidad, beb¨ªan cervezas artesanas y colgaban fotos de desayunos con huevos benedict en Instagram molaban, el invierno de la foodiefobia is coming. Ser¨¢ nerviosismo por lo que me toca ¡ªno har¨¦ de hipster que reniega de ser hipster y reconocer¨¦ mi parte de foodismo¡ª, pero noto que la fetua contra los preocupados por comer lo mejor ha sido dictada, y encima llega de extremos opuestos: las cadenas de comida r¨¢pida y las exquistas mentes de los intelectuales.
Vean si no uno de los ¨²ltimos anuncios que McDonald¡¯s ha lanzado en Estados Unidos, en el que la multinacional trolea sin recato alguno a los foodies que toman quinua, kale o yogur griego (en aquel pa¨ªs no hubo jro?a que jro?a y usarlo a¨²n se considera algo cool). McDonald¡¯s avisa de que en sus ?restaurantes? ni hay ni habr¨¢ tonteridas de esas, y que el Big Mac jam¨¢s ser¨¢ deconstruido ni infusionado. Duerman tranquilos sus clientes: grasas y calor¨ªas est¨¢n garantizadas.
Desde el otro lado, ciertos escritores claman desde sus tribunas contra la fiebre por la comida. Hace un mes Arturo P¨¦rez-Reverte nos deslumbr¨® con una pataleta contra el brunch, la vanguardia y ¡°las mariconadas¡± en los platos; ahora le ha salido un ep¨ªgono en la figura de Javier Calvo, que en sinton¨ªa abuelesca y gru?ona con el creador de Alatriste, el s¨¢bado pasado hac¨ªa sus necesidades mentales sobre foodies, blogueros y cocineros en un art¨ªculo de SModa.
Aunque a m¨ª tambi¨¦n me irrita la pretenciosidad de algunos restaurantes, algunos personajes y algunas tendencias alimentarias rid¨ªculas, me sorprende la alegr¨ªa con la que estos pensadores disparan a ca?onazos contra un ¨¢mbito que, elucubro, no les interesa lo m¨¢s m¨ªnimo, y sobre el que, elucubro m¨¢s todav¨ªa, no tienen ni pajolera idea. Habr¨ªa que avisarles de que su reivindicaci¨®n de ¡°las croquetas de cocido¡± y ¡°el bistec con patatas¡± llega un poco tarde, porque la vuelta a lo castizo ya es una de esas modas foodies que tanto detestan. Y despu¨¦s preguntarles si son conscientes de que su desprecio gen¨¦rico hacia la innovaci¨®n gastron¨®mica y todo el que la difunda suena injusto, desinformado y definitivamente carcamal.
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