El Atl¨¦tico de Wang Jianlin
El club del Calder¨®n sigue la estela del M¨¢laga y el Valencia, equipos de primera comprados por magnates extranjeros
De entre la mir¨ªada de millonarios chinos destaca Wang Jianlin, due?o del grupo empresarial Wanda dedicado a negocios relacionados con la construcci¨®n (inmuebles, hoteles de lujo, cines, teatros). Este hombre, due?o del edificio Espa?a, ser¨¢ el pr¨®ximo copropietario del Atl¨¦tico de Madrid. Enrique Cerezo (ahora las pel¨ªculas que produce podr¨¢n exhibirse en las 5.000 salas de Wang) y Miguel ?ngel Gil Mar¨ªn est¨¢n a punto de venderle el 20% de las acciones del Atl¨¦tico por 40 o 45 millones de euros. Eso significa, entre otras cosas, que el club est¨¢ valorado en unos 220 millones, algo a tener en cuenta para establecer comparaciones cuando se vendan otros equipos. Confirma adem¨¢s que el f¨²tbol espa?ol se desliza por el tobog¨¢n de la globalidad. La Real Sociedad tiene, por ejemplo, un patrocinador chino. En el principio de los tiempos, Dimitri Piterman compr¨® el Racing y el Alav¨¦s; despu¨¦s lleg¨® de Qatar el jeque Abdulah bin Nasser al Zani a comprar el M¨¢laga; y el empresario de Singapur Peter Lim es el due?o del 70% del Valencia.
Apesar del flujo permanente de capital extranjero ¡ªla Liga va camino de parecerse a la Premier brit¨¢nica¡ª, siguen sin estar claras las razones (expl¨ªcitas) por las cuales los magnates chinos, asi¨¢ticos o ¨¢rabes tienen inter¨¦s en el f¨²tbol espa?ol. La respuesta obvia, claro, puede ser el capricho; pero si se busca racionalidad econ¨®mica, es dif¨ªcil encontrarla. Los clubes espa?oles suelen ser, con pocas excepciones, maquinarias de generar p¨¦rdidas, dep¨®sitos de deudas (sobre todo con Hacienda) y sujetos potenciales de quiebra. Eso s¨ª, cuando caen en la ruina suele haber a mano una autonom¨ªa, una diputaci¨®n o un Ayuntamiento que corren sol¨ªcitos a prestar ayuda.
Para los aficionados, el capital exterior significa volatilidad. Wang Jianlin es un empresario; con el 20% del capital no tiene el control de la gesti¨®n y puede desaparecer cuando advierta que la rentabilidad se esfuma. Para los directivos, el dinero ca¨ªdo del cielo permite ocultar los errores de gesti¨®n. Lo dicho: el comprador de un club de f¨²tbol deber¨ªa explicar cu¨¢l es el objetivo de la adquisici¨®n y el grado de compromiso que adquiere. El f¨²tbol es algo m¨¢s que un supermercado, porque nadie corre con las quiebras.
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