El ¡®selfie¡¯ del p¨¢nico
Miss L¨ªbano est¨¢ siendo ferozmente criticada porque se hizo una foto con Miss Israel; no hay tregua ni en los concursos de belleza
Ni en un concurso para elegir miss Universo se olvidan los rancios conflictos del planeta. La se?orita Sally Kreige, miss L¨ªbano, se hizo un selfie con miss Israel (Doron Matalon, exsoldado, por cierto, del Tsahal), miss Jap¨®n y miss Eslovenia. La israel¨ª colg¨® la foto en Instagram y un gesto tan anodino ha provocado espasmos de ira en L¨ªbano. La cadena televisiva libanesa Al Yadid ha pedido a gritos que Kreige deje de representar al pa¨ªs para ¡°salvar el honor de la patria¡± (?est¨¢ el honor liban¨¦s empastado en una foto?); las cr¨ªticas fueron primero de sorpresa, despu¨¦s dolidas y ahora feroces. Todo porque Israel y L¨ªbano est¨¢n formalmente en guerra. La frontera est¨¢ cerrada desde 1948, est¨¢ en vigor un boicot desde 1956 y se considera de mal gusto incluso que personas de ambos pa¨ªses coincidan en el ascensor. Miss L¨ªbano, presa del p¨¢nico por la virulenta reacci¨®n en su pa¨ªs, corri¨® al Facebook, nueva pared donde se cuelgan todas las excusas sin destinatario, y se declar¨® v¨ªctima de un enga?o. ¡°Me hizo la foto sin mi consentimiento¡±, declar¨® compungida. La sonrisa de la foto ?fue un movimiento reflejo?
Era cuesti¨®n de tiempo que alguien se hiciera da?o con ese invento sat¨¢nico que es el selfie. Cuando parec¨ªan agotadas todas las existencias de patriotismo de cazuela, llega una cadena de televisi¨®n e incendia las audiencias pidiendo represalias contra una miss por salir en una foto. A lo mejor creen que Sally Kreige estaba confraternizando con el enemigo Doron Matalon; a lo peor se figuran que las fotograf¨ªas roban el alma. Veinticinco siglos de civilizaci¨®n (o m¨¢s) para que hoy se critique que dos personas aparezcan juntas en un concurso de belleza. ?Qu¨¦ ser¨¢ lo pr¨®ximo? ?Prohibir los mu?ecos de nieve? ?Ah, no, que eso ya se ha hecho! El jeque saud¨ª Mohamed Saleh Munayid ha emitido una fatua que los proh¨ªbe porque ¡°fomentan la lujuria y el erotismo¡±. Hay que ver qu¨¦ sentido m¨¢s raro de la guerra y el erotismo tienen algunos en el L¨ªbano y otros en Arabia Saud¨ª.
Pocas soluciones tiene el conflicto de las misses. Pero se puede sugerir una: que Kreige y Matalon lleguen a la final del concurso y sean nombradas damas de honor de la vencedora. As¨ª saldr¨¢n en la misma foto en paridad, por obligaci¨®n, y sin que la televisi¨®n libanesa se declare en guerra contra su representante.
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