Se hizo la luz
Para quienes viven en la frontera entre Tailandia y Birmania, el acceso a la electricidad no siempre es f¨¢cil. Pero una ingeniera tailandesa est¨¢ instalando paneles solares en sus hogares
Tailandia desde el cielo parece una red tejida con puntos de luz. Es la luz del alumbrado p¨²blico, los negocios y los hogares que utilizan la electricidad cuando el sol se apaga. La red, sin embargo, est¨¢ carcomida por algunos agujeros de oscuridad. Sin acceso a la energ¨ªa, algunas aldeas permanecen aisladas. En estas comunidades las tiendas cierran muy temprano y las familias, que generalmente trabajan en el campo, deben regresar a casa para cocinar o hacer otras tareas del hogar cuando el sol todav¨ªa brilla.
La electricidad es un elemento clave para el desarrollo. No obstante, seg¨²n The Branch Foundation, una organizaci¨®n que trabaja junto a las comunidades m¨¢s desfavorecidas del Sudeste Asi¨¢tico, una de cada cinco personas del mundo no tiene acceso a la energ¨ªa y el 84% de ellas viven en las zonas rurales, como los pueblos de la frontera entre Tailandia y Birmania. Un informe de 2014 de la Red de Pol¨ªticas de Energ¨ªa Renovables para el siglo XXI apunta que el 99% de la poblaci¨®n tailandesa tiene acceso a la electrificaci¨®n. No obstante, el 1% contin¨²a viviendo en la oscuridad en las aldeas m¨¢s remotas, como las que se encuentran en Tak, una de las provincias que limita con Birmania.
En estas ¨¢reas frondosas, declaradas Parque Nacional, no est¨¢ permitido instalar l¨ªneas de alta tensi¨®n para llevar la electricidad a los hogares. Sin acceso a la energ¨ªa, a los aldeanos no les quedan muchas alternativas. En la mayor¨ªa de casos utilizan la luz de las velas, pero sus viviendas, construidas con bamb¨² y tejados de hojas secas, se incendian con mucha facilidad. ¡°Mi casa se ha incendiado dos veces porque olvidamos apagar las velas. Cada noche utilizamos cuatro o cinco paquetes, pero, cuando hacemos la oraci¨®n, necesitamos m¨¢s de 10¡±, expone Maung Luoel, un misionero de la etnia karen que vive en la aldea de Tot Pla Day, en la citada provincia tailandesa de Tak.
En algunos casos, los lugare?os utilizan l¨¢mparas de queroseno para iluminar sus hogares, pero adem¨¢s de resultarles muy caras, provocan un efecto negativo en su salud. De acuerdo a The Branch Foundation, este combustible produce gases t¨®xicos que afectan a las personas, especialmente a los ni?os, y pueden crear problemas pulmonares cr¨®nicos. Seg¨²n la OMS, nuevas pruebas vinculan el queroseno con una cantidad de enfermedades respiratorias, como la tuberculosis, y existen riesgos significativos de quemaduras e intoxicaci¨®n.
El 99% de la poblaci¨®n tailandesa tiene acceso a la electrificaci¨®n. No obstante, el 1% contin¨²a viviendo en la oscuridad en las aldeas m¨¢s remotas
La falta de electricidad, adem¨¢s, reduce la productividad de estas comunidades, ya que las tarea de recolectar la le?a para utilizar como combustible e iluminaci¨®n, que generalmente llevan a cabo las mujeres, ocupa una parte considerable del d¨ªa.
El Gobierno tailand¨¦s, en busca de una soluci¨®n, invirti¨® 250 millones de d¨®lares en la instalaci¨®n de alrededor de 200.000 paneles solares en los hogares de estas aldeas remotas en 2004. Pero no fue suficiente. Seg¨²n un informe de la Agencia Francesa de Desarrollo, tres a?os despu¨¦s de su instalaci¨®n el 80% de los sistemas hab¨ªan dejado de funcionar. La Sociedad Alemana de Energ¨ªa Solar, en 2006, realiz¨® otro estudio que ya apuntaba algunas cuestiones referentes a la sostenibilidad de estos sistemas. Por ejemplo, los beneficiarios no ten¨ªan conocimiento de c¨®mo repararlos; no hab¨ªa repuestos disponibles en sus comunidades o informaci¨®n de c¨®mo arreglarlos. Los vecinos coinciden en que el Gobierno instal¨® los paneles pero nadie regres¨® posteriormente para mantenerlos. Por este motivo las cajas de control, y en especial las bater¨ªas, que tienen un coste muy elevado, dejaron de funcionar. ¡°Durante dos a?os vivimos sin electricidad otra vez y volvimos a utilizar velas o combustible para poder ver por las noches¡±, explica Mite, una chica de 26 a?os de la aldea. La vida ¨²til de una bater¨ªa generalmente es de cuatro a cinco a?os, pero sin mantenimiento, puede ser de un a?o o menos.
En este contexto, dos norteamericanos fundaron una organizaci¨®n en 2005, Border Green Energy Team, para llevar la energ¨ªa solar a los pueblos remotos, campos de refugiados, escuelas de migrantes birmanos, cl¨ªnicas y organizaciones en ambos lados de la frontera. Este proyecto fue registrado posteriormente por una ingeniera tailandesa que emprendi¨® la empresa SunSawang. Su objetivo: llevar la electricidad a los hogares sin la necesidad de ayudas o subvenciones.
Gracias a los paneles solares, los habitantes de algunas aldeas tienen m¨¢s tiempo para cultivar por la noche porque no deben correr a casa para preparar la cena
En el lado tailand¨¦s de la frontera, los nuevos sistemas solares que instala esta compa?¨ªa son de pago. Sin embargo, las familias lo han aceptado por falta de alternativas. ¡°Los lugare?os ya conoc¨ªan la tecnolog¨ªa y la obtuvieron de forma gratuita por el Gobierno, pero se comprometieron a pagar porque saben que es valioso para ellos y siempre habr¨¢ un t¨¦cnico disponible cuando se necesite arreglar algo. Antes, nadie se ocupaba de las bater¨ªas¡±, se?ala la ingeniera. Adem¨¢s, junto a su equipo, para hacer de su empresa un modelo sostenible, capacita t¨¦cnicos locales en cada una de las aldeas y se compromete a cubrir cualquier problema con las bater¨ªas o cajas de control durante cinco a?os. Tambi¨¦n ofrece el servicio de reparar los antiguos sistemas. La cuota para el mantenimiento de los paneles instalados por el Gobierno es de 4.000 bahts (100 euros) anuales por hogar. Un nuevo sistema completo cuesta 7.500 bahts cada a?o (186 euros). Los aldeanos, utilizando las velas y el queroseno, pagan 2.500 bahts por a?o (62 euros). El salario m¨ªnimo diario en Tailandia es de 300 bahts (7,7 euros).
En el lado birmano, la compa?¨ªa funciona como una fundaci¨®n. El caso all¨ª mucho m¨¢s grave, ya que de acuerdo al Banco Mundial presenta una de las tasas de electrificaci¨®n m¨¢s bajas de la regi¨®n: menos del 30% de la poblaci¨®n tiene acceso a la red el¨¦ctrica, seg¨²n datos del Estado. Los ¨²ltimos a?os se han tratado de hacer mejoras. Un gran avance ha sido la presentaci¨®n, el pasado mes de septiembre, del borrador para llevar a cabo un Plan Nacional de Electrificaci¨®n con el que el Gobierno se compromete a lograr el acceso universal en 2030.
Los paneles, en Birmania, son instalados de forma gratuita por la fundaci¨®n gracias a la fondos de la organizaci¨®n norteamericana Green Empowerment. Entre los beneficiarios se encuentran organizaciones, escuelas y hospitales que antes no ten¨ªan acceso a la red el¨¦ctrica. ¡°Ahora pueden utilizar los microscopios, detectar la malaria, revisar la sangre, poner las vacunas en la nevera o utilizar los ordenadores¡±, explica la ingeniera. ¡°Utilizamos la energ¨ªa solar para recargar las linternas, alimentar los ordenadores y los equipos de comunicaci¨®n por sat¨¦lite, las redadas y todos los equipos de comunicaci¨®n. En algunas zonas no hay otras opciones realistas, porque estamos en la selva o en lugares escondidos la mayor parte del tiempo¡±, asegura David Eubank, director de Free Burma Rangers, una de las organizaciones que operan en el lado birmano de la frontera.
El reciente Plan de Electrificaci¨®n presentado por el Gobierno birmano, prev¨¦ tambi¨¦n instalar sistemas de energ¨ªa solar para asegurar que estas ¨¢reas no se quedan atr¨¢s y puedan recibir los servicios m¨¢s b¨¢sicos mientras la red el¨¦ctrica se va llevando a cabo. Adem¨¢s, al parecer, se ha aprendido de los errores de la instalaci¨®n de los paneles en el lado tailand¨¦s. ¡°El plan incluye los equipos, la instalaci¨®n, la capacitaci¨®n del usuario, el mantenimiento y el reemplazo ¨²til de las bater¨ªas durante la vida ¨²til de los sistemas¡±, expone Paul Daniel Risley desde el Banco Mundial. Pero hasta la fecha, no hab¨ªa otra alternativa real.
Los paneles solares no son la panacea: siguen sin satisfacer algunas de las necesidades m¨¢s b¨¢sicas
Actualmente, gracias a los paneles solares instalados en ambos lados de la frontera, los habitantes de algunas aldeas tienen m¨¢s tiempo para cultivar por la noche porque no deben correr a casa para preparar la cena. Las mujeres, en lugar de recolectar madera, pueden tejer y vender sus productos. Las tiendas, adem¨¢s, pueden permanecen abiertas durante la noche. ¡°La compa?¨ªa cuenta con unos 4.000 beneficiarios. Pero si sumamos nuestros proyectos anteriores, que hay muchos, tanto en Tailandia y Birmania, creo que ser¨ªan cientos de miles¡±, expone la ingeniera.
No obstante, la energ¨ªa solar no parece una alternativa real a la electrificaci¨®n. En algunos hogares, los paneles solares no consiguen satisfacer algunas de las necesidades m¨¢s b¨¢sicas. ¡°Los aldeanos tienen luz y pueden cargar sus bater¨ªas o ver pel¨ªculas en casa. Pero la energ¨ªa que generan los paneles no es suficiente para cocinar¡±, expone Heh Htoo, uno de los t¨¦cnicos de la compa?¨ªa SunSawang. Para llevar a cabo esta tarea, en muchos casos, los vecinos siguen dependiendo de botellas de gas o necesitan de una instalaci¨®n m¨¢s extensa y m¨¢s cara. El equipo de la citada compa?¨ªa asegura estar buscando una cocina eficiente para instalar tambi¨¦n en sus hogares.
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