Kigali o la (de)construcci¨®n de un mito
Cuando llega a Kigali, el visitante se ve invadido por una extra?a sensaci¨®n. La impresi¨®n es la de aterrizar en una isla de tranquilidad, orden y limpieza. La ciudad de las Mil Colinas est¨¢ llena de jardines impolutos, aceras perfectas y transitada por Boda Bodas con cascos y autobuses silenciosos extremadamente respetuosos con las se?ales de tr¨¢fico. Una ciudad nueva, moderna y excepcional en el panorama urbano de la regi¨®n, donde seguridad y pulcritud cobijan al m¨¢s de 1 mill¨®n de personas que habitan en la capital ruandesa, en el coraz¨®n de la cuarta econom¨ªa m¨¢s fuerte de la regi¨®n del Sur del Sahara.
Pero, ?c¨®mo se ha convertido Kigali, tan solo veinte a?os despu¨¦s de un genocidio que devast¨® el pa¨ªs entero, en una ciudad modelo para todo el continente?
La reconstrucci¨®n de la ciudad, as¨ª como la ret¨®rica del desarrollo en el pa¨ªs, han sido ejemplares. La llegada de migraci¨®n rural y de los miles de refugiados en pa¨ªses vecinos como Uganda o RDC, junto al trauma post genocidio y los rencores entre vecinos y familiares, presenta un panorama social muy complejo para la capital de Ruanda. Sin embargo, la militarizaci¨®n del espacio urbano, prohibiciones como la del uso de bolsas de pl¨¢stico, la voluntad ciudadana de vivir en paz, la tolerancia zero con la corrupci¨®n o la llegada de enormes cantidades de ayuda al desarrollo y de inversi¨®n de capital extranjero, han logrado impulsar infraestructuras suficientes para refundar Kigali, y por extensi¨®n, Ruanda.
"Es todo propaganda", afirma Josh, un blanco que vive y trabaja en Kigali para una ONG extranjera. "El gobierno ha reconstruido todas las infraestructuras del pa¨ªs para mostrar hacia fuera lo que no existe hacia dentro. La impresi¨®n que se lleva el visitante es de que la ciudad es mod¨¦lica, y que por lo tanto es un lugar perfecto para invertir. Eso es todo lo que importa", expresa contundente este occidental residente en la capital desde hace m¨¢s de dos a?os. "El gobierno ha reducido las tasas para la inversi¨®n extranjera, y as¨ª ha atra¨ªdo a muchos inversores o a ruandeses con dinero que viv¨ªan fuera y han vuelto para abrir restaurantes, hoteles o tiendas de lujo", a?ade Joyce, una trabajadora social de un centro religioso de la ciudad.
- El lavado de cara de la capital ruandesa:
Kigali, donde el 90% de la poblaci¨®n vive en asentamientos informales seg¨²n la Gu¨ªa de Ciudades del Sud Global, ha sufrido en los ¨²ltimos a?os un aut¨¦ntico barrido de tenderetes, vendedores ambulantes y asentamientos informales que han permitido el lavado de cara de la ciudad. Tal como se explica en un informe de UN-Habitat realizado en 2012, el 80% de hogares en Kigali son potencialmente sujetos a expropiaci¨®n o desahucio para revender a grandes constructoras o a inversores privados. No es una din¨¢mica aislada, sino m¨¢s bien una realidad global que el suelo urbano es caldo de especulaci¨®n inmobiliaria. Pero para los m¨¢s optimistas con la maravillosa apariencia de Kigali, desde luego, es un factor a tener en cuenta cuando se mira a la ciudad con inocencia.
?D¨®nde est¨¢n los pobres? ?D¨®nde est¨¢ esa masa de personas sin recursos que se pelean para venderte una mazorca de ma¨ªz en otras urbes de la regi¨®n? Pasear por el centro de la capital y no encontrar vendedores de pa?uelos o de peri¨®dicos en los sem¨¢foros, levanta sospechas. El gobierno ruand¨¦s no permite la mendicidad ni la venta ambulante en Kigali. Los vendedores tienen que pagar tasas a las que no todos pueden hacer frente. Pero esto no significa que no exista la venta ambulante o que no haya mendigos. Una vuelta por la estaci¨®n de autobuses demostrar¨¢ que hay mendigos y s¨ª, tambi¨¦n se venden revistas caducadas, tarjetas de m¨®viles, ropa de segunda mano, etc. Sin embargo, esto no se encuentra en la mayor parte de Kigali, y d¨®nde se v¨¦, se observa asimismo el miedo en las caras de los vendedores.
Si la polic¨ªa "atrapa" a cualquier persona mendigando, vendiendo clandestinamente o deambulando, autom¨¢ticamente ser¨¢ detenida y enviada a la isla de Iwawa, una especie de prisi¨®n en medio del lago Kivu que se inaugur¨® en Febrero de 2010. Si bien el gobierno lo concibe como un centro para el desarrollo de habilidades profesionales y la rehabilitaci¨®n, el encontrarse a 27 Km de la costa m¨¢s cercana y que los j¨®venes sean internados a la fuerza, despu¨¦s de ser detenidos por llevar a cabo alguna actividad ilegal seg¨²n las normas del estado, lo reduce a una prisi¨®n u a un centro correccional que ya se ha bautizado como la Guantanamo o la Alzatraz africana. "Una medida m¨¢s para mantener la ciudad limpia", subraya Josh ir¨®nicamente.
- Kigali, el orgullo de una naci¨®n:
Sin embargo, se hable con quien se hable, todo son elogios hacia este mito urbano. "Kigali es la ciudad m¨¢s segura y limpia de ?frica. He estado en Kampala o Nairobi, y no vivir¨ªa all¨ª por nada del mundo", afirma Bonniface, conductor de autob¨²s. "Pero tengo amigos del Congo que siempre me dicen que no vivir¨ªan aqu¨ª. Dicen que est¨¢ todo demasiado ordenado. Pero yo me siento muy orgulloso de Kigali y de Ruanda", afirma.
Despu¨¦s del genocidio de 1994, el gobierno ruand¨¦s se esforz¨® enormemente en promover actividades para fomentar la uni¨®n nacional y el respeto a la naci¨®n. Una de ellas fue el Umuganda. Celebrado cada ¨²ltimo s¨¢bado del mes des de 2007, el Umuganda podr¨ªa ser visto para la gran mayor¨ªa de residentes de otras ciudades del mundo como un d¨ªa de trabajos forzosos. Sin embargo, la mayor¨ªa de ciudadanos ruandeses se muestran orgullosos de participar en el mantenimiento de sus calles y responsabilizarse de su propio entorno les hace conscientes de que la ciudad es de y para todos.
"Hasta el presidente, Kagame, participa en el Umuganda. Es un d¨ªa en que la comunidad se re¨²ne para trabajar juntos en la construcci¨®n y mantenimiento de calles, plazas o espacios comunes como hospitales o escuelas. Nos reunimos y trabajamos para el pa¨ªs", cuenta Innocent Bizimmungu, camarero que se muestra orgulloso del Umuganda. "Todo ruand¨¦s y ruandesa de m¨¢s de 18 a?os est¨¢ obligado a participar del Umuganda. A veces da pereza, pero al final todos vivimos aqu¨ª y es algo bueno para el futuro de Ruanda", afirma Rose, joven emprendedora que regenta un cybercaf¨¦ en el barrio de Remera. "?Qui¨¦n se va a atrever a ensuciar o cometer gamberradas cuando es ¨¦l quien va a tener que limpiarlo o reparar lo que est¨¦ roto?", dice Rose sonriendo.
- Mirando hacia 2020:
Aunque parece que la seguridad y la limpieza son dos temas para los que todos los ruandeses est¨¢n dispuestos a trabajar duramente, el sue?o de convertir Kigali en la Singapur africana muestra como el gobierno trabaja para "vender la ciudad" m¨¢s que a "regalarla" a sus residentes. Aunque el gobierno ya ha anunciado la construcci¨®n de 1,000 viviendas asequibles en Kigali para este 2015, la metamorfosis constante de la ciudad parece ir m¨¢s r¨¢pida que el desarrollo real de las econom¨ªas dom¨¦sticas. El 89% de la poblaci¨®n sigue viviendo en condiciones de pobreza extrema y habitando en casas insalubres, cada vez m¨¢s ubicadas fuera del centro, donde la mirada extranjera raramente llega a postrarse.
En el coraz¨®n de la ciudad, el Kigali Master Plan, o Vision 2020 - un proyecto urban¨ªstico impulsado por el grupo singapurense Surbana- pretende hacer del barrio de Nyarugenge, el distrito comercial de la ciudad. Mientras los pobres se van desplazando hacia otras zonas y su presencia en Kigali es cada vez m¨¢s comprometida, este espacio todav¨ªa en construcci¨®n, se convertir¨¢ en el ¨¢rea financiera y residencial de lujo de Kigali, re-imaginando y reinventando el significado de ser urbano en Ruanda. Re-imaginando y reiventando el mito de un milagro africano. Milagro para unos, espejismo para otros.
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