Gato por liebre y mast¨ªn por le¨®n: lo llaman picard¨ªa y tradici¨®n
El caso del le¨®n del zoo chino fue destapado por un visitante que, con su hijo de seis a?os, se indign¨® al ver que la fiera ladraba en vez de rugir
Hace a?o y medio le¨ª una noticia, ilustrada con una fotograf¨ªa, sobre un zoo chino que disfrazaba de leones a mastines tibetanos. Nadie que hubiera visto alguna vez un le¨®n, ya fuera real, pintado o en fotograf¨ªa, podr¨ªa creer que aquello, peludo y rechoncho, era el rey de la selva. El zoo fue cerrado para que se corrigieran los carteles, pues los due?os alegaron que se trataba de un error de se?alizaci¨®n. Por lo visto, se hab¨ªan equivocado igualmente al poner un letrero de serpiente donde hab¨ªa una rata, y de leopardo donde hab¨ªa un zorro, tambi¨¦n convenientemente customizados. Le¨ª la noticia, me re¨ª, pens¨¦ ¡°estos chinos¡±, y la olvid¨¦.
La olvid¨¦ hasta que, en las Navidades pasadas, le¨ª la de un circo en Italia que hac¨ªa pasar perros chow chow por osos panda. El propietario del circo hab¨ªa pintado astutamente a los perros de blanco y negro; aun as¨ª, fue detenido por las autoridades, en este caso m¨¢s duras que las chinas, y acusado de maltrato animal y estafa. Y eso que enga?aba la mitad: en realidad, los presentaba como cruce de oso panda y chow chow. O el doble¡ ?Qui¨¦n demonios se puede creer que un chow chow y una osa panda ¨Co al rev¨¦s¨C pueden procrear, si no es en una pel¨ªcula de serie Z y en el laboratorio del malvado Dr. Krappenhoof? Pues mucha gente: miles de familias acud¨ªan ¡°de todo el mundo¡± para ver con sus propios ojos al maravilloso chow chow panda. Los perros se encontraban en excelente estado de salud, salvo por un ¡°excesivo lagrimeo de los ojos, debido a los constantes flases que soportaban a diario¡±. No me extra?a. ?C¨®mo resistirse a fotografiar semejante prodigio?
El caso del zoo chino fue destapado por un visitante que, con su hijo de seis a?os, se indign¨® al ver que la fiera ladraba en vez de rugir. El vigilante aleg¨® que al verdadero le¨®n se lo hab¨ªan llevado para que se apareara (en el circo italiano nos preguntar¨ªamos si con un tapir, un salchicha o un perrito de las praderas). Supongo que no es tan f¨¢cil, si nunca has visto un le¨®n, descubrir el enga?o. Y menos si has pagado dos euros, y unos carteles dicen que se trata de un le¨®n, de una serpiente, de un leopardo, y no de un mast¨ªn tibetano, una rata, un zorro. Cuesta dudar de lo que est¨¢ escrito.
Dar gato por liebre, o mast¨ªn por le¨®n, es un fen¨®meno global. Y especialmente com¨²n en Espa?a, donde tantos se enorgullecen de su picard¨ªa, virtud que consiste en ser m¨¢s listo que el inocente de buena fe al que enga?as. Y para defender eso te hablan del Lazarillo y de nuestra ¡°tradici¨®n¡±, aunque el ¨²ltimo libro que hayan le¨ªdo sea en la escuela, a medias y por obligaci¨®n.
Observo a los pol¨ªticos con la seguridad de que algunos son honrados, pero descubriendo constantemente mentiras, enga?os, supercher¨ªas. Tambi¨¦n, por supuesto, en los nuevos, que van de puros y ya se les ven las pinturas. Pero es demasiado f¨¢cil culpar a los pol¨ªticos del fr¨ªo y del calor. Somos todos los que nos hemos convertido unos a otros en visitantes de zoos chinos, de circos italianos. Vivimos rodeados de alcoholes de garrafa embotellados, de marcas falsificadas, de tabaco de contrabando, de p¨ªldoras adulteradas. Y los supuestamente tontos somos los que debemos conseguir que esto cambie, frente a tanto listo que ladra cuando deber¨ªa rugir.
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