Mujeres de tres pechos

Que una mujer gaste 20.000 libras en implantarse un tercer pecho para entrar en un reality show es, por lo menos, improbable; que un joven de 17 a?os gane 62 millones en la Bolsa, tambi¨¦n. A pesar de ello, ambas historias fueron tomadas por noticias ver¨ªdicas durante 2014, especialmente en Internet. No importa qu¨¦ sea exactamente lo que los lectores esperan de la prensa: su ¡°crisis¡± actual hace pensar que esta ya no lo provee y que los lectores est¨¢n buscando otros modos de informarse. El problema es que esos ¡°modos¡± son permeables a falsificaciones como las mencionadas debido a que la escasa rentabilidad de Internet les impide contar con una redacci¨®n que chequee la informaci¨®n publicada, por no mencionar el hecho de que (en realidad) la publicaci¨®n en la Red pr¨¢cticamente no deja tiempo para ello.

A pesar de lo que se dice habitualmente, el problema no es solo de ¨ªndole econ¨®mica (informaci¨®n gratuita contra paga en un contexto de crisis), sino tambi¨¦n pol¨ªtica: el reemplazo de la prensa tradicional por la informaci¨®n en Internet se?ala el fracaso de la primera en desarrollar una conciencia cr¨ªtica en sus lectores, para lo que se requiere la publicaci¨®n de informaci¨®n contrastada al margen de los compromisos econ¨®micos de todas las empresas, tambi¨¦n de las period¨ªsticas; producida por expertos y orientada a la discusi¨®n de ideas y no de personas, al fortalecimiento de las instituciones pol¨ªticas y al cuestionamiento de quienes las ocupan.

A menudo los peri¨®dicos fracasan en su tarea de dar a sus lectores ese tipo de periodismo, pero la informaci¨®n de Internet fracasa todo el tiempo; de que se imponga uno u otro modelo no solo depende la suerte de la prensa, sino tambi¨¦n la de nuestro juicio cr¨ªtico y nuestras instituciones pol¨ªticas: ser¨ªa conveniente que en el futuro no creamos en mujeres de tres pechos.