?Por qu¨¦ decepciona la socialdemocracia?
La izquierda mayoritaria no ha sido creativa ni audaz para combatir la crisis
Cuando todo apuntaba a que la socialdemocracia iba a ganar la batalla de las ideas durante la reciente crisis econ¨®mica, vemos como los principales partidos socialistas no solo tienen dificultades para ganar elecciones, sino que adem¨¢s decepcionan con mucha facilidad cuando acceden al poder. El reciente caso del Partido Socialista franc¨¦s resulta paradigm¨¢tico. Y no es el ¨²nico. El SPD alem¨¢n no logra ganar unas elecciones desde hace m¨¢s de doce a?os y en las dos ¨²ltimas ocasiones ni siquiera super¨® el 30 por ciento de los votos, sus peores resultados desde 1953. En Espa?a la situaci¨®n no es muy distinta. Los datos de Metroscopia muestran que cuando se pregunta a los exvotantes socialistas porqu¨¦ han dejado de apoyar al PSOE, la primera respuesta es decepci¨®n. ?C¨®mo es posible esta paradoja? ?Qu¨¦ sucede dentro de la izquierda para que produzca tal desencanto entre su electorado?
El socialismo ha perdido dos valores que son fundamentales en tiempos de crisis. El primero de ellos es la audacia. Cuando las situaciones son de enorme dificultad, solo los que muestran cierta valent¨ªa pueden convertirse en referentes para los dem¨¢s. Pero una parte de la izquierda, en lugar de abanderar soluciones valientes, parece ir a remolque de los acontecimientos. Y esto es una dificultad puesto que muchos de los problemas econ¨®micos, sociales y pol¨ªticos por los que pasan las sociedades europeas exigen respuestas audaces. Por ejemplo, es m¨¢s que evidente que el nivel de endeudamiento p¨²blico y privado de las econom¨ªas del sur de Europa es un lastre para su recuperaci¨®n. Pero hasta la fecha, a una parte de la izquierda le cuesta utilizar palabras como ¡°reestructuraci¨®n¡±. Poco a poco, los principales economistas ven m¨¢s que evidente que las econom¨ªas del sur de Europa est¨¢n abocadas a emprender esta tarea. De hecho, ya se est¨¢ haciendo de ¡°tapadillo¡±. Que el plan Juncker implique que las inversiones en infraestructuras productivas no compute para la deuda y el d¨¦ficit es un reconocimiento impl¨ªcito a este hecho.
El segundo de los valores que la socialdemocracia debe recuperar es la creatividad. Necesitamos soluciones imaginativas y distintas. La izquierda mayoritaria lleva mucho tiempo sin ver m¨¢s all¨¢ del realismo. El posibilismo la ha encorsetado tanto que, en muchas ocasiones, al socialismo le cuesta so?ar con una sociedad distinta en un mundo distinto. As¨ª, cada vez que alguien sugiere una idea nueva, se invierten m¨¢s esfuerzos en desmontarla mostrando las dificultades de llevar a cabo esa propuesta, que en intentar pensar c¨®mo se podr¨ªa realizar. Un ejemplo de esto es la renta b¨¢sica universal. Nadie duda de la enorme dificultad de implementar una medida de estas caracter¨ªsticas. Pero, ?realmente es imposible? ?Acaso no existe una enorme literatura de economistas rigurosos que llevan tiempo debatiendo sobre ello?
La sociedad ha cambiado tanto, que no entiende que los proyectos pol¨ªticos no innoven a la misma velocidad
La p¨¦rdida de este segundo valor es especialmente relevante en una situaci¨®n donde la ciudadan¨ªa exige respuestas distintas tanto para los problemas nuevos como para los viejos. De hecho, la sociedad ha cambiado tanto en los ¨²ltimos a?os, que no entiende que los proyectos pol¨ªticos no innoven a la misma velocidad. Por ejemplo, todos los indicadores muestran que en estos momentos la ciudadan¨ªa tiene una mayor tendencia al asociacionismo y la participaci¨®n. A esto se a?ade un fen¨®meno nuevo, las nuevas tecnolog¨ªas, que surge como instrumento que permite conectar m¨¢s a las personas. Tomando como base estos dos elementos, la izquierda podr¨ªa empezar a apostar por un modelo econ¨®mico distinto donde el cooperativismo tuviese un mayor peso.
La p¨¦rdida de estos dos valores, audacia y creatividad, tiene importantes consecuencias. La primera de ellas es que una parte importante de la poblaci¨®n no asocia en estos momentos a la socialdemocracia con el cambio. Y esto es especialmente grave, porque si algo define el momento hist¨®rico por el que pasan nuestras sociedades es la transformaci¨®n profunda. La segunda consecuencia es que muchos ciudadanos piensan que las dos grandes corrientes ideol¨®gicas son muy similares en sus propuestas y no observan diferencias sustanciales entre ellas. Estas dos consecuencias est¨¢n detr¨¢s de la profunda decepci¨®n que siente mucha gente respecto a una parte de la izquierda. Por ello, all¨¢ donde la crisis azota con m¨¢s virulencia, la ciudadan¨ªa parece empezar a mirar a nuevas fuerzas pol¨ªticas emergentes.
En definitiva, si el socialismo quiere recuperar la bandera de las transformaciones sociales, ser identificado con el cambio y ofrecer una distancia ideol¨®gica clara y contundente frente a otras opciones pol¨ªticas debe mostrar m¨¢s audacia e imaginaci¨®n. El proyecto pol¨ªtico de la socialdemocracia no puede basarse en un conjunto de recetas antiguas y ¡°conservadoras¡±. De hecho, no es la primera vez que la izquierda se encuentra en un escenario similar. Tanto cuando surgieron los partidos socialistas como tras la II Guerra Mundial, la socialdemocracia fue capaz de so?ar con una sociedad distinta. Y para muchos ciudadanos, el problema de la izquierda mayoritaria es que ha dejado de so?ar.
Ignacio Urquizu es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del seminario de an¨¢lisis pol¨ªtico de Metroscopia.
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