El arte de epatar, seg¨²n Karl Lagerfeld
Chanel hace alarde de su capital artesanal en la colecci¨®n de alta costura que presenta en la semana de la moda de Par¨ªs
La semana de la alta costura es un negocio s¨®lido. Las casas que presentan sus colecciones de primavera/verano hasta el jueves en Par¨ªs insisten en ello. Aunque, a priori, el balance entre el deber y el haber se antoje tan creativo como sus dise?os. A un lado de la ecuaci¨®n: diez minutos de desfile, cuyo coste se valora en millones de euros para las grandes firmas. Al otro, los compradores, que se cuentan, en el mejor de los casos, por miles. Sin embargo, en el sector del lujo existen siempre otras variables a tener en cuenta: la presentaci¨®n constituye en s¨ª misma una gran campa?a publicitaria, un espect¨¢culo para epatar y reforzar la imagen de marca, adem¨¢s de una oportunidad para exhibir el saber hacer de la firma, su capital artesanal. Para sacar pecho. Y en este ¨¢mbito nadie puede negar a Karl Lagerfeld la condici¨®n de maestro.
El director creativo de Chanel ha perfeccionado el arte de acaparar la conversaci¨®n y la atenci¨®n medi¨¢tica. Si para mostrar sus dos ¨²ltimas colecciones de pr¨ºt ¨¤ porter invit¨® a las modelos a hacer la compra en un supermercado corporativo y a manifestarse con pancartas de ¡°Se?oritas primero¡±, este martes no pod¨ªa permitirse ser menos efectista, pero s¨ª sutil. En el centro de la pasarela un enorme jard¨ªn blanco de papiroflexia recib¨ªa a los invitados. Al sonar la m¨²sica, las hojas comenzaron a abrirse revelando p¨¦talos de colores, mientras de las ramas m¨¢s altas crec¨ªan enredaderas. La belleza del truco resultaba inversamente proporcional a su tiempo de vida: apenas un minuto. Y estaba inspirado, seg¨²n el dise?ador, en los cuentos desplegables infantiles.
Para celebrar el 10? aniversario de Armani Priv¨¦, el dise?ador busca de nuevo inspiraci¨®n en Asia
Sobre la pasarela, Lagerfeld volvi¨® a reinterpretar el cl¨¢sico traje de chaqueta de Chanel, una fuente de inspiraci¨®n literalmente inagotable para el dise?ador alem¨¢n. Primero llegaron las piezas de cortes limpios y siluetas a?os sesenta. Despu¨¦s, los conjuntos de tweed deshilachado y las toreras que dejaban al descubierto los ombligos de las modelos. M¨¢s tarde, los incre¨ªbles abrigos de pailletes rematados en grandes flores cosidas. Finalmente, las faldas de rejilla con acolchados circulares y los vestidos pre?ados de camelias de pl¨¢stico, perlas y piedras.
Esta colecci¨®n no cambiar¨¢ la historia de la moda -y seguramente este no fue nunca su objetivo- pero reivindica la grandeza de las petites mains (peque?as manos) como solo puede hacerlo una propuesta que nunca ser¨¢ fabricada en serie sino a medida. Las prendas representan un alarde de la fuerza artesanal de Chanel: de los once ateliers, o talleres, que la marca ha adquirido y entre los que se encuentran una firma especializada en la confecci¨®n de botones (Desrues); la sombrerer¨ªa Michel o la casa de bordados Montex. Con su compra, la maison francesa no solo ha preservado estas empresas familiares, sino tambi¨¦n las t¨¦cnicas que en ellas se vienen desarrollando, a veces, desde hace siglos. La mejor excusa para hacer ostentaci¨®n.
El otro decano de la alta costura, Giorgio Armani aplica la misma f¨®rmula a su propio discurso est¨¦tico: mantenerse indefectiblemente leal a los c¨®digos cl¨¢sicos de la casa y ofrecer una declinaci¨®n que compite en dimensiones con la Lagerfeld; 68 salidas. Para celebrar el d¨¦cimo aniversario de Armani Priv¨¦, el dise?ador busca de nuevo inspiraci¨®n en Asia, uno de sus mercados m¨¢s potentes. Los pantalones kimono, los cinturones obi y las americanas sin solapa van dando paso a los vaporosos vestidos con estampado de bamb¨², y las propuestas comienzan a volverse m¨¢s arquitect¨®nicas y complejas. Aparecen los tops con minuciosas incrustaciones de piedras y el negro monopoliza las piezas de noche, alguna tan arriesgada como un mono con lentejuelas y plumas.
Giambattista Valli tambi¨¦n ofreci¨® a sus clientes aquello que sabe que buscan en sus desfiles: siluetas a?os cincuenta, vestidos con grandes vuelos y estampados contundentes que, para la pr¨®xima temporada, se ti?en de colores fl¨²or. Sali¨¦ndose del patr¨®n est¨¦tico que ¨¦l mismo ha dise?ado, abri¨® la presentaci¨®n con una combinaci¨®n de faldas ¨Ccortas y largas pero transparentes- sobre pantalones, para rematar la colecci¨®n con una serie de vestidos y capas en organza plisada.
La propuesta de St¨¦phane Rolland se divid¨ªa en tres cap¨ªtulos conectados por el estudio de la onda: una serie de vestidos sirena de largas y trabajadas colas preparados para saltar de la pasarela a la alfombra roja; una l¨ªnea de vaporosas t¨²nicas, que bien podr¨ªan haber sido ideas con las necesidades del consumidor de Oriente Pr¨®ximo en la cabeza; y unos ampulosos miri?aques, en ocasiones tan exagerados que recordaban a los guardainfantes de Las Meninas, y que respond¨ªan a un ejercicio m¨¢s teatral que est¨¦tico (y desde luego ¨¦tico). Solo la modelo Nieves ?lvarez, amiga del dise?ador y sobre la que construy¨® su pasada colecci¨®n, podr¨ªa conseguir que llevar semejante jaula pareciese c¨®modo. La paleta de colores tambi¨¦n respond¨ªa a una tr¨ªada: blanco, negro y terracota. Tonos neutros que dejaban todo el protagonismo a los materiales: desde crinolinas hasta l¨¢tex, pasando por cr¨ºpe de seda.
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