Los pollos tambi¨¦n cuentan de izquierda a derecha
Cient¨ªficos italianos demuestran que los pollos poseen una l¨ªnea num¨¦rica mental Crece de izquierda a derecha como en los humanos
La psicolog¨ªa experimental ha demostrado en los ¨²ltimos a?os que los humanos disponemos de una ¡°l¨ªnea num¨¦rica mental¡±, una representaci¨®n interna de los n¨²meros que crece de izquierda a derecha en nuestra imaginaci¨®n. Algo similar, si no id¨¦ntico, al eje de abscisas que estudiamos en el colegio, o a la recta de los n¨²meros naturales. Esta l¨ªnea mental se supon¨ªa hasta ahora un rasgo exclusivamente humano, entre otras cosas porque depende de la cultura ling¨¹¨ªstica: las personas educadas en ¨¢rabe, donde se lee de derecha a izquierda, tienen la l¨ªnea num¨¦rica mental orientada tambi¨¦n de derecha a izquierda, al rev¨¦s que los educados en espa?ol, por ejemplo.
Y, sin embargo, no es as¨ª. La l¨ªnea num¨¦rica mental no puede ser un rasgo humano exclusivo, porque lo compartimos nada menos que con los pollos de tres d¨ªas. Tambi¨¦n ellos poseen una representaci¨®n interna de los n¨²meros, y tambi¨¦n crece de izquierda a derecha. Ese eje de abscisas, por tanto, parece ser una cualidad innata y universal del cerebro animal. Modulable por la cultura en el caso humano, s¨ª, pero incorporado de serie en la arquitectura innata del cerebro que la evoluci¨®n construy¨® hace cientos de millones de a?os. As¨ª lo demuestran Rosa Rugani y sus colegas de la Universidad de Padua en la revista Science.?
El dise?o experimental merece una breve descripci¨®n. En primer lugar, los psic¨®logos ense?an a los pollos que hay alpiste detr¨¢s de una especie de naipe con cinco puntos. Una vez que saben eso, si les muestran naipes con dos puntos, los pollos se van a buscar la comida a la derecha de los naipes. Y si le muestran naipes con ocho puntos, se van a buscarla a la izquierda. Es una forma simple y directa de demostrar que los pollos tienen un sentido num¨¦rico que crece de izquierda a derecha, como el humano. Los psic¨®logos experimentales son particularmente brillantes enredando a los voluntarios que participan en sus experimentos, incluso cuando son humanos. En este caso los enga?an como a pollos.
No es la primera evidencia de que los animales ¨Chumanos incluidos¡ª llevan ciertas aptitudes num¨¦ricas incorporadas de nacimiento. Las historias de las matem¨¢ticas suelen abrir con un cap¨ªtulo introductoria donde se celebra que el hombre primitivo adquiriera, en alg¨²n momento de su desarrollo cultural, una percepci¨®n de la numerosidad de las cosas, y datan en ese supuesto acontecimiento el origen de toda la matem¨¢tica que vino despu¨¦s. Pero el sentido de la numerosidad, seg¨²n se ha demostrado en tiempos recientes, es un patrimonio que compartimos con los primates no humanos, y con muchos otros animales.
Las personas educadas en ¨¢rabe modifican su eje num¨¦rico para que coincida con el sentido de la lectura en esa lengua
La l¨ªnea num¨¦rica mental sigue ahora el mismo camino desde la cultura hasta la biolog¨ªa. Pero los matem¨¢ticos no deben sentirse disminuidos por ello: las ecuaciones diferenciales siguen siendo un producto de su ingenio. Por no hablar de la teor¨ªa de cuerdas.
?A qu¨¦ se puede deber ese asombroso car¨¢cter innato del eje de abscisas? Sobre esta cuesti¨®n esencial solo caben hip¨®tesis por el momento. Rugani y sus colegas conjeturan, por ejemplo, que la orientaci¨®n num¨¦rica de izquierda a derecha puede tener relaci¨®n con el hecho de que el hemisferio cerebral derecho es el m¨¢s asociado con el procesamiento num¨¦rico, y que por tanto est¨¢ sesgado a empezar a contar por su campo preferente de percepci¨®n, que es la regi¨®n izquierda del espacio (recuerden que la relaci¨®n entre el cerebro y el mundo est¨¢ cruzada en el eje horizontal).
?Y qu¨¦ decir de las personas educadas en ¨¢rabe, que modifican su eje num¨¦rico para que coincida con el sentido de la lectura en esa lengua? Rugani responde a este diario:
¡°Es una cuesti¨®n muy debatida, que nuestro estudio puede quiz¨¢ contribuir a desenredar. El origen de esta asimetr¨ªa, y sus conexiones con la experiencia cultural, es muy dif¨ªcil de demostrar en nuestra especie, ya que es virtualmente imposible suprimir del todo la influencia de la cultura y el lenguaje en los humanos adultos¡±.
Pese a ello, prosigue la neurocient¨ªfica de Padua, ¡°varios estudios han indicado que la asociaci¨®n num¨¦rico-espacial emerge como resultado de la instrucci¨®n formal. Un estudio de 2009 mostr¨® que los canadienses mapean los n¨²meros de izquierda a derecha; los palestinos mostraron la direcci¨®n opuesta; y, de forma interesante, los israel¨ªes ¨Cque leen el lenguaje hebreo de derecha a izquierda, pero los n¨²meros ar¨¢bicos de izquierda a derecha¡ª la asociaci¨®n num¨¦rico-espacial no mostr¨® ninguna direcci¨®n preferente significativa¡±.
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