Fin de una era para las orcas cautivas
La presi¨®n para acabar con la reclusi¨®n de los cet¨¢ceos se intensifica
Antes de que una m¨²sica discotequera invada las piscinas, mientras los cuidadores trasladan cubos con sardinas para preparar el espect¨¢culo, las cabezas de tres orcas emergen emitiendo sus agudos chillidos para reclamar su parte. Resulta emocionante c¨®mo esos animales se comunican, c¨®mo esos gigantes blancos y negros muestran su inteligencia y tambi¨¦n su conexi¨®n con otra especie, la nuestra. Las orcas siempre han despertado una enorme fascinaci¨®n y prueba de ello son los millones de visitantes que reciben cada a?o los parques mar¨ªtimos que las albergan. Sin embargo, estos acuarios, como el de Loro Parque en Tenerife donde transcurre la escena descrita, se enfrentan a una contestaci¨®n creciente, que pone en cuesti¨®n la cautividad de estos animales, que pesan unas seis toneladas (los machos) y entre tres y cuatro (las hembras) y que en libertad recorren decenas de kil¨®metros al d¨ªa.
Medio centenar de estos cet¨¢ceos permanecen en zoos y participan en espect¨¢culos. Seis de ellos est¨¢n en el Puerto de la Cruz, y otros seis en Antibes, en Francia, en el parque Marineland, que pertenece a la empresa espa?ola Parques Reunidos, los dos ¨²nicos lugares con orcas en la UE. Seg¨²n la organizaci¨®n WDC (Whale and Dolphin Conservation), 46 orcas (35 de ellas nacidas en cautividad) son utilizadas en shows en Argentina, Canad¨¢, Francia, Espa?a, EE?UU y Jap¨®n. Esta ONG mantiene que China y Rusia albergan 11 orcas capturadas desde 2012.
Desde que se estren¨® en 2013 el documental Black Fish, el movimiento no ha hecho m¨¢s que crecer. Esta misma semana, el Estado canadiense de Ontario ha anunciado que prohibir¨¢ la venta y compra de orcas. A causa de la presi¨®n en las redes sociales, la compa?¨ªa Virgin anunci¨® en oto?o que renunciaba a organizar viajes a parques que sigan capturando orcas y se comprometi¨® a "explorar una visi¨®n a largo plazo del papel de los cet¨¢ceos en el turismo". Loro Parque se enfrent¨® a una campa?a para pedir la liberaci¨®n de la orca Morgan, una hembra capturada en 2010 cuando estaba a punto de morir de inanici¨®n en aguas holandesas y que acab¨® en Loro Parque. La justicia determin¨® que deb¨ªa seguir en la piscina porque no podr¨ªa sobrevivir en libertad.
Una visita al espect¨¢culo de orcas de Loro Parque, en el que participa Morgan, no muestra ninguna crisis. La entrada cuesta 34 euros e, incluso fuera de un periodo vacacional, acude mucha gente. El parque alberga todo tipo de animales, desde loros hasta gorilas, jaguares o delfines, pero las estrellas son sus seis orcas: cuatro pertenecen a SeaWorld, otra naci¨® en Loro Parque y la sexta es Morgan. Una tienda ofrece peluches y mu?ecos desde estantes rebosantes. Durante el show, las orcas saltan, salpican y mueven las aletas siguiendo a sus cuidadores. Todo en 20 minutos de aplausos y risas. Los monitores, eso s¨ª, no comparten el agua con los cet¨¢ceos.
Javier Almunia, responsable de Medio Ambiente de Loro Parque ¡ªuna empresa familiar con negocios tur¨ªsticos en Canarias¡ª, argumenta que "los espect¨¢culos son s¨®lo una parte del trabajo" que realizan con los animales. "Es una forma de ver a un ser vivo de cerca. Cada a?o recibimos un mill¨®n de visitantes y para mucha gente puede ser su ¨²nico contacto con la naturaleza en un mundo cada vez m¨¢s urbano", se?ala. Un portavoz de Parques Reunidos ¡ªun gigante con 56 parques en 12 pa¨ªses que reciben 26 millones de visitantes y una facturaci¨®n de 540 millones¡ª se?ala por su parte: "Nuestras exhibiciones y encuentros con animales son una forma poderosa y efectiva para llegar a la gente y ense?arles a cuidar de nuestro planeta".
El cambio est¨¢ en marcha y SeaWorld y Loro Parque tendr¨¢n que cambiar su negocio o desaparecer¡±
El bi¨®logo mexicano Fernando Ugarte lleva casi una d¨¦cada viviendo en Groenlandia como responsable del departamento de mam¨ªferos marinos del Instituto de Recursos Naturales de este inmenso territorio helado del Atl¨¢ntico norte. Ugarte particip¨® en la liberaci¨®n de la orca Keiko ¡ªla protagonista de la pel¨ªcula Liberad a Willy¡ª, la ¨²nica orca cautiva devuelta a la naturaleza. Catorce a?os despu¨¦s del retorno al mar de Keiko, que muri¨® de neumon¨ªa al cabo de dos a?os y que siempre busc¨® el contacto con los humanos, la sensibilidad social hacia las orcas ha cambiado.
¡°Como cient¨ªfico, no me puedo pronunciar sobre si es inmoral o moral mantener orcas en cautividad porque hay argumentos en los dos lados¡±, asegura Ugarte por tel¨¦fono desde Nuuk. ¡°Lo que s¨ª est¨¢ demostrado es que la vida de las orcas en cautividad es m¨¢s corta. En libertad, las orcas se mueven mucho, mientras que en cautividad las aletas dorsales est¨¢n fl¨¢cidas porque no pueden desarrollar la musculatura suficiente. Son animales inteligentes, con una vida social intensa y que permanecen toda su vida en el grupo al que pertenecen. Son adem¨¢s muy grandes. Por lo tanto, no son un buen candidato para el cautiverio¡±. Kees Camphuysen, bi¨®logo del Instituto de los Pa¨ªses Bajos para la Investigaci¨®n Marina, afirma: ¡°No hay ning¨²n argumento que justifique mantener mam¨ªferos marinos en cautividad en una era en la que cualquiera puede ver animales salvajes en libertad a un costo relativamente bajo, entre otros lugares en Canarias¡±. ¡°Creemos que los cet¨¢ceos son personas no humanas, en el mismo grado que los grandes simios", afirma por su parte el ecologista Pedro Pozas Terrados, director del Proyecto Gran Simio y uno de los impulsores en Espa?a de las campa?as contra la cautividad de las orcas. "Se est¨¢ produciendo un cambio de sensibilidad muy importante en la sociedad aunque todav¨ªa nos falta mucho¡±.
Black Fish, que analizaba la muerte de dos cuidadores en Orlando y Tenerife en ataques que atribuye al estr¨¦s de la cautividad, ha puesto en apuros a SeaWorld, la principal empresa del sector. Sus beneficios han bajado de 120,7 a 87,2 millones de d¨®lares y la frecuentaci¨®n un 5,2% (8,3 millones de visitantes). Desde que se estren¨® la pel¨ªcula en el Festival de Sundance, el llamado efecto Black Fish ha seguido creciendo. La neozelandesa Ingrid Visser, una de las cient¨ªficas m¨¢s activas contra la cautividad de las orcas y responsable del Orca Research Trust, explica por correo electr¨®nico desde la Ant¨¢rtida: ¡°Se ha producido un cambio profundo en la percepci¨®n de la sociedad entre lo que es aceptable y lo que no. Y mantener a estos animales en cautividad no lo es. El cambio est¨¢ en marcha y SeaWorld y Loro Parque tendr¨¢n que cambiar su negocio o desaparecer¡±.
Lecciones de la libertad de Keiko
Las primeras capturas de orcas se produjeron en los sesenta en la costa del Pac¨ªfico de EE?UU, aunque se prohibi¨® la pr¨¢ctica en 1972. Entonces esta industria se traslad¨® a Islandia. SeaWorld, el mayor propietario de orcas del mundo, no captura animales desde 1972.
Keiko fue apresado en Islandia en 1979. Estuvo en Ontario y M¨¦xico antes de protagonizar Liberad a Willy en 1993. Tras una intensa campa?a internacional, acab¨® por ser soltada en Islandia, pero nunca encontr¨® a su grupo. "Nad¨® hasta Noruega y all¨ª busc¨® a la gente", relata Fernando Ugarte. "Keiko era m¨¢s feliz cuando estaba con humanos. Vivi¨® dos a?os muy bien, en un estado de semilibertad y muri¨® de una neumon¨ªa a una edad normal para una orca". Este cient¨ªfico cree que la soluci¨®n Keiko puede aplicarse a otras orcas en cautividad, pero otros investigadores aseguran que no es posible.
Ricardo Sagarminaga van Buiten, del centro de investigaci¨®n marino Alnitak, director cient¨ªfico de Kai Marine Services y expresidente de la sociedad espa?ola de cet¨¢ceos, es contrario a la cautividad; pero cree que liberar las que est¨¢n ahora recluidas es una soluci¨®n p¨¦sima. "Pone en peligro a las poblaciones existentes, sobre todo por riesgo de contagio", se?ala. Kees Camphuysen tambi¨¦n opina que mantener orcas en tanques es una pr¨¢ctica que debe acabarse: "Eso quiere decir que los animales que mueren no deben ser reemplazados, pero, por favor, que no se produzcan liberaciones en la naturaleza de orcas cautivas".
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