OPA de Podemos a IU
Las luchas internas pueden llevar a la tercera fuerza pol¨ªtica espa?ola a la marginalidad
La descarnada pugna por el poder en que se ha convertido el debate interno de Izquierda Unida proyecta una imagen de ruptura y marginalidad de la tercera fuerza pol¨ªtica de ¨¢mbito estatal. Los cuadros de IU se desgarran entre los que quieren converger con la opci¨®n promovida por Pablo Iglesias y los que intentan mantenerse como una fuerza aut¨®noma de la izquierda cl¨¢sica.
Editoriales anteriores
IU se ha sostenido en forma de coalici¨®n de partidos, en la que cohabitan el PCE e Izquierda Abierta. Las federaciones territoriales m¨¢s importantes (Madrid, Andaluc¨ªa, Valencia, Catalu?a) tienen su propia personalidad y toman decisiones en direcciones divergentes, ofreciendo el confuso mensaje de una fuerza que pacta con el PSOE en Andaluc¨ªa y no en Extremadura, donde gobierna el PP. Ahora asistimos a otra lucha en el seno de la federaci¨®n madrile?a entre la vieja guardia y j¨®venes dirigentes que acusan a aquella de haber dejado de lado a los grupos sociales y minusvalorado el 15-M; y les exigen responsabilidades pol¨ªticas por el caso de las tarjetas de Caja Madrid.
IU ha sido v¨ªctima de una paradoja. La formaci¨®n que m¨¢s hablaba de programa, por oposici¨®n al pragmatismo y al oportunismo que denunciaba en sus rivales, lleva muchos a?os debati¨¦ndose entre personalismos y hablando m¨¢s de qui¨¦n que de qu¨¦. A finales de los a?os 90, bajo el liderazgo de Julio Anguita, logr¨® convertirse en receptor de votos perdidos por el PSOE, pero fracas¨® en el intento de lograr el sorpasso (rebasar a los socialistas como principal fuerza de la izquierda). Y en el decenio pasado, la polarizaci¨®n pol¨ªtica entre el PSOE y el PP redujo al m¨ªnimo el espacio de Izquierda Unida. Con Cayo Lara podr¨ªa haber buscado una nueva identidad al calor de la lucha contra las consecuencias sociales de la recesi¨®n, pero el t¨ªmido repunte logrado no se ha traducido en una mayor influencia.
Con todas sus limitaciones, IU ha jugado dignamente el papel de tercera fuerza pol¨ªtica en Espa?a. El sistema electoral la ha castigado una y otra vez: siempre ha conseguido mayores porcentajes de votos para el Congreso que la cuota de esca?os alcanzada, sin que socialistas ni populares hayan movido un dedo por corregir esa situaci¨®n. La crisis en curso constituye una mala noticia para los partidarios de un sistema pol¨ªtico representativo de todas las tendencias democr¨¢ticas.
La vieja guardia puede exhibir pocos triunfos en su mano para defender el mantenimiento de IU como un proyecto aut¨®nomo, frente a dirigentes j¨®venes y radicalizados como Tania S¨¢nchez y Alberto Garz¨®n, este ¨²ltimo convertido en candidato de IU a La Moncloa en unas primarias sin contrincantes. Pero la presi¨®n de Podemos para hacerse con los cuadros de Izquierda Unida y con sus bases electorales pasa por la diluci¨®n de la marca de IU. Los que permanecen en sus filas deber¨ªan evitar el colapso de su propia formaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.