Mezquita y tolerancia

Las maniobras llevadas a cabo por el obispado de C¨®rdoba para encubrir las huellas de lo que fue la m¨¢s importante mezquita de Occidente son una ofensa al arte y a la historia de Espa?a, y contradicen adem¨¢s el esp¨ªritu ecum¨¦nico de un monumento calificado como Patrimonio Mundial de la Unesco desde hace 30 a?os. Respetar la huella isl¨¢mica y andalus¨ª de la mezquita de las columnas que impresiona a millones de visitantes de todo el planeta es coherente con la promoci¨®n de la tolerancia deseable en la convivencia entre culturas diferentes.

De manera nada transparente, el recinto fue inmatriculado a nombre del cabildo catedralicio, al amparo de una ley de origen franquista y por una cantidad de dinero rid¨ªcula. Despu¨¦s llegaron los esfuerzos para llenar la mezquita-catedral de iconograf¨ªa cat¨®lica, culminados en los ¨²ltimos meses con una profusi¨®n de im¨¢genes trasladadas desde otros templos, a t¨ªtulo temporal. Todo esto es innecesario y se presta a malas interpretaciones sobre el recelo de la Iglesia cat¨®lica hacia el islam.

La l¨ªnea correcta es justamente la contraria: hacer todo lo posible para favorecer la mejor relaci¨®n posible entre un islam moderado y una Iglesia cat¨®lica tolerante, y de ambas con el conjunto de los ciudadanos que no profesan confesi¨®n religiosa alguna. C¨®rdoba es un s¨ªmbolo de la voluntad de entendimiento y convivencia. Que en el recinto se celebren oficios cat¨®licos no es en absoluto incompatible con los usos culturales y con una gesti¨®n profesionalizada.

El conjunto que ha llegado hasta nuestros d¨ªas es el resultado de un rico mestizaje, y negar uno de sus componentes ¡ªeliminando de un plumazo la denominaci¨®n de mezquita, como hace el obispado¡ª contribuye a poner en evidencia una forma de actuar excluyente e intransigente, adem¨¢s de contradictoria con las medidas de regeneraci¨®n de la Iglesia cat¨®lica iniciadas por el papa Francisco.

La mejor forma de garantizar el futuro del conjunto arquitect¨®nico y cultural es gestionarlo desde el sector p¨²blico. La Junta de Andaluc¨ªa ha propuesto unas f¨®rmulas; el Ayuntamiento, del PP, apoya la posici¨®n de la Iglesia. El Gobierno no debe lavarse las manos respecto a un asunto que afecta a un icono del arte espa?ol e internacional, y tambi¨¦n a la imagen de este pa¨ªs ante los millones de extranjeros que nos visitan.