Agua
Cuando nos hablan de escasez de agua, pensamos que falta para beber. No consideramos todas las otras cosas que hace por nosotros
Mientras usted lee esta columna, quiz¨¢ quiera ir al ba?o. No tema. Nada m¨¢s f¨¢cil. Camine unos pasos, hacia la habitaci¨®n se?alizada. Incluso si est¨¢ en un lugar p¨²blico, acceder¨¢ a la privacidad de un cub¨ªculo personal perfectamente higi¨¦nico. No se inquiete por su seguridad. Las personas del sexo opuesto asisten a otro apartado. Rel¨¢jese. Si lo desea, lleve el peri¨®dico ¨Co la tableta¨C y lea ah¨ª. Huele bien. Si se encuentra en Tokio, incluso podr¨¢ regular la temperatura del asiento y aplicarse hidromasaje.
No se imagina usted la suerte que tiene.
Si viviese usted en una comunidad nativa de Pucallpa, Per¨², no ser¨ªa tan f¨¢cil. Tendr¨ªa que hacerlo al aire libre, por el camino donde pasan sus hijos y sus vecinos, junto a alg¨²n ¨¢rbol del que a veces saltan bichos al cuerpo. O quiz¨¢ caminar unos quinientos metros hasta la letrina m¨¢s cercana. De noche, no tendr¨ªa alumbrado p¨²blico. Y el camino estar¨ªa infestado de mosquitos, ara?as y alguna que otra serpiente¡ O un violador.
Y todav¨ªa no hablamos de lavar los platos. ?Y la ropa? ?Listo para agacharse en una laguna? ?Y la basura? ?Va a echarla en el r¨ªo, directamente sobre los pescados? ?O en el bosque, justo entre las frutas? ?En qu¨¦ parte de su men¨² diario piensa arrojar los desperdicios? Claro que podr¨ªa lavar las frutas y los pescados, pero¡ ?con qu¨¦ agua?
Invitado por la fundaci¨®n Aquae y Unicef, viajo por los r¨ªos de la selva peruana a mediados de enero. En Am¨¦rica Latina, 36 millones de personas carecen de acceso a una fuente de agua segura. En el mundo son 748 millones. En estos mismos d¨ªas, otro pa¨ªs amaz¨®nico, Brasil, decreta racionamiento de agua en S?o Paulo debido a la falta de lluvia. Pero aqu¨ª el agua sobra. El Amazonas es el r¨ªo m¨¢s caudaloso del mundo. Todo mi viaje se realiza en lancha, faltaba m¨¢s. Las lluvias duran meses. Y sin embargo, en la regi¨®n de Ucayali, la mitad de la poblaci¨®n no tiene agua potable. Solo una tercera parte accede a saneamiento. Y solo el 1,8% de los ni?os tiene un v¨¢ter en su casa.
En Am¨¦rica Latina, 36 millones de personas carecen de acceso a una fuente de agua segura. En el mundo son 748 millones
Cuando nos hablan de escasez de agua, pensamos que falta para beber. No consideramos todas las otras cosas que el agua hace por nosotros. Fundamentalmente, limpiar y lavar de un modo c¨®modo y seguro, ganando tiempo, reduciendo las enfermedades, incluso aumentando la seguridad.
El Estado peruano y otras instituciones han hecho esfuerzos por instalar agua y saneamiento. Pero en mi viaje soy testigo de los cad¨¢veres de esos esfuerzos. En algunos pueblos hay pozo, pero no lo suficientemente profundo. El agua brota envenenada con hierro. En otro pusieron letrinas. Pero la crecida del r¨ªo las inund¨®, repartiendo su contenido por todo el poblado.
No todo est¨¢ perdido, sin embargo. Mi descubrimiento m¨¢s esperanzador es la ONG Alianza Arkana. Su objetivo es poner agua y saneamiento a costo m¨ªnimo aprovechando el medio ambiente. Y lo hacen con creatividad. Sus letrinas son de madera y miden dos metros de alto. Hay que subir escaleras para hacer pip¨ª. Pero as¨ª son inmunes a las crecidas. El contenido se procesa de un modo natural y forma abono. Tambi¨¦n reciclan el agua de la ducha y el fregadero. Y lo m¨¢s importante: escuchan las necesidades de la comunidad y ense?an c¨®mo emplear las instalaciones. El di¨¢logo es la forma m¨¢s barata de luchar contra la pobreza.
Para tener agua, no basta el agua. Puedes irrigar un desierto, como ha hecho Israel, o vivir junto a un r¨ªo y no poder ducharte, como muchos habitantes de Ucayali. Tenerla implica saber a cu¨¢ntos metros puedes extraerla, en qu¨¦ condiciones es higi¨¦nica, qu¨¦ h¨¢bitos seguir para no ensuciarla; en suma, conocimiento. Para tener agua, tambi¨¦n hay que tener educaci¨®n.
Ahora, culmine su espacio de intimidad fisiol¨®gica. Practique sus abluciones con el equipo instalado y gratuito. Encontrar¨¢ en los alrededores una v¨¢lvula sencilla de usar para asearse, y hasta jab¨®n. Antes de salir, valore esa habitaci¨®n, qui¨¦rala, y reconozca todo lo que no ha hecho para merecerla.
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