Cl¨®nicos an¨®nimos
La mayor¨ªa de espa?oles viste muy parecido El 65% de las compras de ropa se realizan solo en una docena de tiendas La crisis y el gregarismo hacen el resto
?Horror! Maite Bravo y Mar Bonilla, amigas y compa?eras en una empresa de comunicaci¨®n de Madrid, coinciden en el ascensor del trabajo, se miran de arriba abajo y se quedan petrificadas. Van vestidas exactamente igual. El mismo pantal¨®n negro, la misma blusa crema de escote y pu?os ribeteados en negro, los mismos botines de taconazo. Les da por re¨ªr. Pero como, adem¨¢s, las dos pasan de los 40, tienen tallas similares y casi id¨¦ntico corte de pelo, ambas asumen la bochornosa perspectiva de pasar diez horas junto a un clon de s¨ª mismas. En este centro no se requiere uniforme, pero observando al personal, podr¨ªa parecerlo. No se trata de un h¨¢bito ¨²nico y monol¨ªtico, sino de varios y con variaciones entre s¨ª: el de los inform¨¢ticos, el de los jefes, el de los becarios. Pero h¨¢bitos al fin y al cabo. Igual que pasa en la calle.
Lo de Mar y Maite no es fruto de ninguna conjunci¨®n astral, sino pura estad¨ªstica. ¡°La probabilidad de coincidencia es alta¡±, reconocen. Ambas nutren sus roperos en los mismos graneros. A veces, incluso, van juntas a la hora de comer a un macrocentro comercial cercano a la oficina, donde tienen sede tiendas de Inditex, Mango, H&M y Cortefiel, entre otras cadenas de moda. Se les suelen ir los ojos a los mismos modelos, y si no los compran exactos es precisamente por evitar fatalidades como la de hoy. Como ellas, los espa?oles realizaron en 2013 el 31% de su gasto en ropa en grandes cadenas especializadas. Otro 24% del total lo desembolsaron en los hipermercados clientes como Pablo Iglesias, l¨ªder de Podemos, que confes¨® adquirir sus camisas en Alcampo. Y otro 10% se realiz¨® en El Corte Ingl¨¦s. En definitiva, dos de cada tres euros, un 65% del gasto en vestuario, se queda en no m¨¢s de una docena de tiendas, seg¨²n Acotex, la Asociaci¨®n Espa?ola del Comercio Textil y Complementos. El otro tercio se reparte entre las tiendas multimarca (20%) y los outlets (15%).
Semejante concentraci¨®n de la demanda ¡ªy de la oferta¡ª es uno de los factores, pero no el ¨²nico, que explica la sensaci¨®n de uniformidad que ofrece la imagen del grueso de la poblaci¨®n. Echemos un vistazo alrededor. Parecemos clones. Basta con sentarse en un centro comercial, un aeropuerto, o en la calle Preciados de Madrid, escogida tantas veces como paradigma del paisanaje urbano espa?ol, y pasar revista al pr¨®jimo para advertirlo. Dejando aparte los modelos de las grandes ocasiones como bodas, bautizos y comuniones ¡ªaunque tambi¨¦n¡ª, en el d¨ªa a d¨ªa, en las alfombras grises de la vida, los espa?oles vestimos de forma muy parecida sin salir de unos cuantos estilos que var¨ªan en funci¨®n de la edad, el estatus social y el gusto de cada uno.
Pensemos en el arco parlamentario. Y en el extraparlamentario. En los vaqueros y los plumas de los asistentes a la marcha de Podemos. En la camisa blanca y la corbata roja de Pedro S¨¢nchez. En los vaqueros celeste y el blazer marino de fin de semana mitinero de Pons, Floriano y Arenas. En los polos de Alberto Garz¨®n y Cayo Lara. En los pantalones, las blusas y las chaquetas de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, vicepresidenta popular del Gobierno; o las de Susana D¨ªaz, presidenta socialista de Andaluc¨ªa. En los vaqueros rotos, la parka y las camisetas con mensaje que gusta vestir la mism¨ªsima reina Letizia cuando se libera de los otros uniformes de Felipe Varela que luce en su agenda oficial. Seguro que nos salen seis, ocho, diez arquetipos en los que podr¨ªa encajar la mayor¨ªa, empezando por nosotros mismos.
Aunque compremos en las mismas tiendas ¡ªes sabido que la Reina se viste de diario en Mango, entre otras¡ª, debe de haber algo m¨¢s detr¨¢s tanta coincidencia. Porque en esos sitios hay decenas de miles de modelos cada temporada, y cambian cada semana.
Ellas deciden
Las mujeres gastan en prendas para ellas casi la mitad (47%) del gasto total de ropa en Espa?a, frente al 35% de los hombres y el 18% de los ni?os. ¡°No solo es que tengan m¨¢s cantidad de prendas, sino tambi¨¦n m¨¢s diversas. PIcan m¨¢s, gastan m¨¢s en moda de temporada y complementos, aunque sean baratijas casi de 'usar y tirar¡±, dice Juan Aitor Lago, director de investigaci¨®n de EAE Escuela de Negocios. Ir de compras, aunque no compren, constituye una opci¨®n m¨¢s de su tiempo de ocio. Las mujeres regalan m¨¢s ropa que los hombres. Y como ellas compran, ellas deciden. Son (en m¨¢s del 50% de los casos) quienes escogen la ropa de sus esposos mayores de 50 a?os. Y casi el 100% de la de los ni?os.
En el gigante Inditex, grupo madre de Zara, Bershka y Massimo Dutti, por mencionar tres estilos supuestamente opuestos, tienen una explicaci¨®n. ¡°Es verdad que la espa?ola es una sociedad m¨¢s conservadora que otras en cuanto al atuendo. Pero, al final, cada persona tiene un estilo determinado y tres o cuatro formas de vestir con las que va c¨®modo. Cada uno busca ese estilo seg¨²n su poder adquisitivo, sea en un mercadillo o en una tienda de lujo. Nosotros lo que tratamos es de que lo halle en nuestras tiendas¡±.
El proceso de la moda es conocido. Meses antes de cada temporada, las pasarelas internacionales generan una serie de tendencias globales. Los patrones, los tejidos y los colores que se llevar¨¢n en todo el mundo. Al principio de la estaci¨®n correspondiente, las tiendas ¡ªsobre todo las de moda r¨¢pida, o caliente, en las que Espa?a es l¨ªder mundial¡ª convierten ¡ªotros dir¨ªan fusilan¡ª esas propuestas en prendas asequibles para la mayor¨ªa, y las somete al veredicto de su clientela. Lo que funciona, se repite. Lo que no, se retira, o se rehace sobre la marcha. Al final, es dif¨ªcil discernir si se oferta lo que se demanda o se demanda lo que se oferta, en un c¨ªrculo no se sabe si vicioso o virtuoso, pero desde luego efectivo a la hora de colocar el g¨¦nero.
¡°Somos como ovejas. Nos encanta imitar al jefecillo, al l¨ªder, sea quien sea: un rapero o un estadista¡±, opina Pilar Pasamontes, directora de moda del Instituto Europeo de Dise?o y vicepresidenta de Modafad, una plataforma de dise?adores de Barcelona. ¡°La mayor¨ªa se siente bien en esa zona de confort social que proporciona el vestir de acuerdo a su estilo de vida, o el que quisiera que fuera¡±, a?ade. As¨ª, seg¨²n Pasamontes, tenemos a los pijos, a las chonis, a las de los colorines de Desigual, a las se?oras de las mechas, a los adolescentes de las zapatillas. ¡°Si a esto le a?adimos que solo se ven tres o cuatro cortes de pelo, el resultado es una sociedad de uniforme. Hay quien busca la individualidad, pero son el 1% frente a la masa. Con este panorama, existe el peligro de que los creadores se autocensuren y produzcan solo lo que saben que vende. Y eso es nefasto para todos¡±, alerta.
La crisis tambi¨¦n ha contribuido a la uniformizaci¨®n. Primero, porque se renueva poco el vestuario. Mientras que en 2007 cada familia gast¨® 1.853 euros en ropa, en 2013, la cifra baj¨® a 1.109, seg¨²n Acotex. Y segundo, seg¨²n el soci¨®logo Pedro Mansilla, ¡°porque en tiempos de escasez, se va a lo b¨¢sico, a lo duradero, a los colores sufridos, al gris, al negro, en una especie de reivindicaci¨®n de la dignidad personal en medio del caos. Eso, unido a que la mitad de la gente va en vaqueros, da como resultado este paisaje monocorde. A¨²n no veo brotes verdes¡±, opina, ¡°si acaso, solo en la pasarela¡±.
Estamos en plena Madrid Fashion Week. All¨ª, sobre la tarima, desfila el invierno ideal 2015 que imaginan nuestros dise?adores. Veremos qu¨¦ baja a la calle. Por si acaso, Mar y Maite han quedado en decirse cada d¨ªa por whatsapp lo que van a ponerse para no repetir la escenita del ascensor m¨¢s de lo estrictamente inevitable.
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