Cuando una mujer da un paso, todos avanzamos
Las cuotas sirven para romper el monopolio masculino en los puestos directivos
La presencia de mujeres en los puestos de direcci¨®n de las empresas se encuentra en pleno debate en Europa. En los consejos de administraci¨®n de las grandes corporaciones europeas cotizadas, los ¨²ltimos datos hablan de un escaso 18,6% en media de presencia de mujeres. Sin embargo, las diferencias entre pa¨ªses resultan muy significativas: mientras en Francia o Finlandia las mujeres alcanzan un 30% de los puestos en los consejos de administraci¨®n, en pa¨ªses como Irlanda o Portugal no llegan ni al 10%. Espa?a tambi¨¦n se sit¨²a por debajo de la media europea con un 15,1%. Menci¨®n especial merece Noruega, el ¨²nico pa¨ªs europeo (aunque no de la UE) donde la presencia de mujeres alcanza el 40%.
Este 40% de mujeres en puestos relevantes que encontramos en Noruega responde claramente a que fueron pioneros en la introducci¨®n de cuotas de representaci¨®n de mujeres, medida pol¨ªtica que tambi¨¦n est¨¢n llevando a cabo otros pa¨ªses, como por ejemplo Italia o Francia. Existen muchas voces que afirman que las cuotas no son la soluci¨®n para acabar con la desigualdad de g¨¦nero, porque, desde su punto de vista, supondr¨ªa reconocer que las mujeres son incapaces de alcanzar estas posiciones por su propio talento. Lo cierto es que, desde nuestro punto de vista, las cuotas representan una medida muy ¨²til para romper el monopolio masculino existente y conseguir aumentar la presencia de mujeres.
Est¨¢ demostrado que los hombres tienden a seleccionar hombres
Ser¨ªa un grave error pensar que las cuotas solo consiguen aumentar la representaci¨®n de las mujeres. Los beneficios para la sociedad son mucho mayores pues las cuotas aumentan la competici¨®n por conseguir una promoci¨®n. Est¨¢ demostrado que los hombres tienden a seleccionar hombres, de forma que en ausencia de cuotas resulta muy dif¨ªcil alcanzar un equilibrio con igualdad de g¨¦neros. As¨ª, un sistema con cuotas, al aumentar la probabilidad de que una mujer sea promocionada, genera, solo con su implantaci¨®n, que un mayor n¨²mero de mujeres con talento entren en la competici¨®n para optar por esos puestos. Salvo que a estas alturas alguien todav¨ªa piense que el talento est¨¢ menos representado en las mujeres, los problemas que aducen los adversarios de las cuotas sobre los menores m¨¦ritos o la reducci¨®n de la calidad por la inclusi¨®n de mujeres, no se justifica en absoluto. A d¨ªa de hoy, en Europa las mujeres representan el 60% de todos los trabajadores con estudios superiores y el 45% del empleo total. Por consiguiente, las cuotas resultan necesarias, no solo para conseguir el equilibrio entre g¨¦neros, sino tambi¨¦n para impulsar una mejor selecci¨®n de la clase dirigente (hombres y mujeres). En un sistema de cuotas, las empresas deben reconsiderar con mucho detalle a quien sit¨²an en las posiciones de mando: dado que algunos hombres han de quedarse fuera, existen grandes incentivos a que estos sean los que tienen menos talento de los aspirantes; de la misma forma que existen grandes incentivos a seleccionar las mujeres con mejor talento. La calidad de los consejeros puede resultar mejor en un sistema de cuotas.
Un ejemplo muy interesante es Italia. Italia es un pa¨ªs donde la desigualdad entre g¨¦neros sigue constituyendo un problema importante. En el mercado de trabajo, en particular, las mujeres se encuentran en una situaci¨®n de retraso respecto a los hombres: la tasa de ocupaci¨®n femenina para el grupo de edad entre 15 y 64 a?os solo llega a un 47% y muy pocas mujeres consiguen posiciones de mando. Sin embargo, la aprobaci¨®n de una ley de cuotas ha conseguido cambiar esta situaci¨®n. La ley 120/2011 impone cuotas de g¨¦nero obligatorias en los consejos de administraci¨®n de las empresas que cotizan en bolsa y en las empresas p¨²blicas. Gracias a esta ley, la presencia de consejeras ha pasado del 6% al 23%. No hay duda de que esta ley ha supuesto una revoluci¨®n en las empresas italianas, y ha asentado la presencia de mujeres en posiciones de mando. Es interesante resaltar que las cuotas italianas son temporales y solo duran tres renovaciones de los consejos. Ello tiene sentido si pensamos que las cuotas son necesarias para romper un equilibrio donde el poder se concentra en manos de los hombres. Una vez alcanzado otro equilibrio con un reparto m¨¢s igualitario del poder y con igualdad de oportunidades para las mujeres, las cuotas de g¨¦nero carecer¨¢n de sentido. Adem¨¢s la imposici¨®n de las cuotas es gradual, se empieza con un porcentaje inicial del 20% para la primera renovaci¨®n y del 33% para las dos siguientes.
Gracias a una ley, en Italia la presencia de consejeras ha pasado del 6% al 23%
Un estudio reci¨¦n publicado (Women Directors, The Italian way and Above, Palgrave MacMillan) muestra que la ley italiana no solo ha permitido aumentar la presencia de mujeres consejeras, sino tambi¨¦n ha mejorado la gobernanza de las empresas. Los consejeros, hombres y mujeres, de las empresas que han renovado su propio consejo despu¨¦s de la introducci¨®n de la ley son m¨¢s cualificados y m¨¢s j¨®venes. Incluso, la presencia de cuotas ha facilitado que el nivel de estudios de los hombres en los nuevos consejos tambi¨¦n haya aumentado.
?Cu¨¢l es la situaci¨®n en Espa?a? Tras la puesta en marcha de la Ley de Igualdad en 2007 donde se recomendaba, no se impon¨ªa, el aumento de mujeres en los Consejos de Administraci¨®n, su presencia ha pasado del 6% en 2007 al 15,1% de hoy. Un avance muy limitado y muy lejos del objetivo inicial del 40%. Seg¨²n los ¨²ltimos datos, de los 529 consejeros tan solo 80 son mujeres; eso s¨ª, son m¨¢s j¨®venes y con mejor formaci¨®n que los hombres.
2015 es un a?o crucial. La propia ley de igualdad de 2007 estableci¨® 2015 como el a?o para hacer balance de lo conseguido y decidir qu¨¦ medidas adoptar. Resulta evidente que la simple recomendaci¨®n no es suficiente para cambiar el statu quo. La presencia de mujeres en los consejos y en las posiciones de direcci¨®n solo va a aumentar al ritmo deseado con la imposici¨®n de cuotas obligatorias. Tenemos la suerte de poder mirar a la experiencia italiana para disipar los miedos de aquellos que se oponen a las cuotas. Creemos que los beneficios son claros para las mujeres y con ellas para toda la sociedad. La pregunta ahora es: ?a que estamos esperando?
Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz es profesor en la Universidad Complutense y Paola Profeta es profesora en la Universidad de Bocconi.
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