H¨¦roes de 1808
Podemos recurre al t¨®pico nacionalista espa?ol por excelencia: la revuelta contra el franc¨¦s
Quienes acusan a Podemos de una presunta indefinici¨®n ideol¨®gica demuestran m¨¢s prejuicio que an¨¢lisis. Poco a poco, la formaci¨®n pol¨ªtica que encabeza Pablo Iglesias va extendiendo un aparato de interpretaci¨®n de la realidad que permite a su vez interpretarla a ella.
Con motivo de la marcha sobre Madrid convocada por este movimiento, Iglesias desgran¨®, en el sitio donde tuvo su origen el 15-M, la Puerta del Sol, un discurso que remiti¨® a mayo de 1808 y al pueblo de Madrid de aquel tiempo. La resistencia al franc¨¦s no la hizo la nobleza ni el ej¨¦rcito borb¨®nico, sino el pueblo madrile?o. Fue un movimiento castizo contra la imposici¨®n imperial.
Este discurso da ya pistas importantes sobre las bases ideol¨®gicas de Podemos. La primera pista puede que tenga alguna importancia, pero todav¨ªa creo que es pronto para decidirlo. Se trata del car¨¢cter profundamente madrile?o del 15-M y de Podemos. No s¨®lo Iglesias, sino tambi¨¦n algunos de sus socios fundadores, como ??igo Errej¨®n, han hecho alguna referencia al Madrid de la Guerra, al de ¡°No pasar¨¢n¡±. Sin embargo, esta fecha de 1936 ha sido preterida a favor de 1808 seguramente para evitar alg¨²n conflicto con posibles votantes de derechas del movimiento.
Hay otra caracter¨ªstica de este discurso que me parece muy significativa, y es su tono abiertamente nacionalista. Como los griegos de Tsipras, que han basado su estabilidad gubernamental en un acuerdo con la derecha nacionalista, los espa?oles de Iglesias recurren al t¨®pico nacionalista espa?ol por excelencia despu¨¦s de lo de Don Pelayo: la revuelta contra el franc¨¦s.
Tanto la pol¨ªtica de Tsipras como lo que nos anuncia Monedero esconde una profunda acci¨®n antieuropea, al menos contra la Europa actual. No se trata s¨®lo de discutir los t¨¦rminos de unos acuerdos m¨¢s o menos aceptables, sino de llamar a rebato al pueblo para que se deje la piel una vez m¨¢s en la defensa de los valores patrios, que al parecer no incluyen el respeto a lo firmado. Eso lo firmaron unos traidores, pero ahora los representantes aut¨¦nticos del pueblo lo someter¨¢n a una revisi¨®n profunda.
El peligro de poner al d¨ªa mitos populares como el de 1808 es que se pueda jugar con ellos tal como fueron en realidad. Aquella revuelta fue todo menos ilustrada y reclam¨® como lo aut¨¦ntico popular una monarqu¨ªa nefasta, corrompida y reaccionaria. La peor base para construir un discurso nacionalista. Ni moderno ni antiguo, sencillamente repugnante, como casi todo lo que tenga que ver con el nacionalismo.
En una primera instancia, esta f¨®rmula de la casta contra la gente es muy poco afortunada. La gente empujada por discursos populistas y halagadores como este no es otra cosa que una turba reaccionaria que puede ganar el poder, pero no la raz¨®n. Muy dif¨ªcil tambi¨¦n lo tiene una propuesta as¨ª para entenderse con ideas milenaristas como la vasca (Bildu, HB) o con los carlistas (Esquerra Republicana).
Pero, sobre todo, es inquietante para los dem¨®cratas ver crecer otra exitosa variante nacionalista. Esta vez madrile?a.
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