Pragmatismo para Siria
El plan de De Mistura quiere estabilizar un ¨¢rea limitada y acabar con la acci¨®n militar
Siria no es hoy sino ruinas y sangre. Cuatro a?os de guerra civil han dejado tras de s¨ª m¨¢s de 200.000 muertos, un mill¨®n de heridos y 6,7 millones de desplazados internos. Otros 3,6 millones han huido del pa¨ªs y son hoy refugiados, mientras que 13 millones (de una poblaci¨®n que antes de la guerra ascend¨ªa a 20 millones) necesitan desesperadamente asistencia humanitaria. Dos insignes enviados especiales de Naciones Unidas ¡ªKofi Annan y Lakhdar Brahimi¡ª abandonaron sucesivamente su misi¨®n ante la espiral, aparentemente sin fin, de la violencia.
Frente a este desconsolador panorama, cabr¨ªa hoy, sin embargo, un optimismo prudente. Tras meses de intensos combates, las fuerzas kurdas han logrado expulsar recientemente al Estado Isl¨¢mico de la ciudad fronteriza de Kobane. Por otra parte, el nuevo enviado de Naciones Unidas, Staffan de Mistura, ha puesto en marcha una estrategia pragm¨¢tica y decidida ¡ªAleppo First¡ª que aspira a suspender las operaciones militares en la ciudad destruida y facilitar as¨ª la entrada de ayuda. ?Estamos ante un punto de inflexi¨®n para Siria?
Cuando estall¨® la crisis en Siria nadie pronostic¨® lo grave, dilatada y compleja que esta llegar¨ªa a ser. Para empezar, los observadores subestimaron la cada vez m¨¢s profunda desesperanza de los ciudadanos, que les ha llevado a posicionarse inequ¨ªvocamente del lado de los grupos yihadistas o del r¨¦gimen de El Asad.
El conflicto tambi¨¦n es ¨²nico en lo que respecta a su asimetr¨ªa, derivada del n¨²mero y disparidad de los actores involucrados. Hoy por hoy, sobre el terreno no cabe hablar m¨¢s que de dos ej¨¦rcitos convencionales: los combatientes kurdos y las fuerzas leales a Bachar el Asad. As¨ª, la oposici¨®n consta de un sinf¨ªn de facciones, dependientes todas ellas de patrocinio extranjero; de hecho, incluso los tan mediatizados nacionalistas no son sino una variedad de grupos que operan en peque?os territorios. El Ej¨¦rcito Sirio Libre es, por su parte, poco m¨¢s que una fantas¨ªa. La cruda realidad es que los mejor organizados son los yihadistas: el Estado Isl¨¢mico, Jabhat al Nusra y el Frente Isl¨¢mico.
En esta guerra por delegaci¨®n, ninguna soluci¨®n ser¨¢ posible sin la cooperaci¨®n de las potencias regionales
El plan de De Mistura tiene como objetivo principal estabilizar la situaci¨®n en un ¨¢rea limitada, acabando con las actuales implacables campa?as militares, que s¨®lo benefician al Estado Isl¨¢mico. Asimismo, el proyecto toma distancia respecto de las titubeantes treguas ensayadas en Homs y otras partes del pa¨ªs, y gira en torno a Alepo, n¨²cleo comercial y ciudad m¨¢s poblada de Siria, verdadero microcosmos del pa¨ªs.
La ventaja principal del plan es que no se trata de un proyecto de paz per se. En lugar de exigir que alguno o todos los bandos se rindan o entreguen las armas, pretende tan s¨®lo que cesen los enfrentamientos armados, para hacer as¨ª posible la distribuci¨®n de ayuda humanitaria y evitar el colapso total de Alepo.
Este planteamiento, garantizado por un mecanismo de aplicaci¨®n eficaz, permitir¨ªa tejer progresivamente un clima de confianza mutua. Las recientes rondas de negociaciones en El Cairo y Mosc¨² han supuesto modestos pero no insignificantes avances en esa direcci¨®n. Se trata de entablar un di¨¢logo productivo ¡ªy, en ¨²ltima instancia, llegar a un consenso¡ª entre los principales actores, frente a EI.
Escudarse en demandas poco realistas es un modo seguro de fracasar
En esta guerra por delegaci¨®n, ninguna soluci¨®n ser¨¢ posible sin las potencias regionales que apoyan a las distintas facciones ¡ªIr¨¢n, Rusia, Arabia Saud¨ª y Qatar¡ª. En cuanto a Turqu¨ªa, se enfrenta sin duda a riadas de refugiados, preocupaciones de seguridad a lo largo de su frontera con Siria, y a su delicada posici¨®n como pa¨ªs de tr¨¢nsito para los yihadistas. Sin embargo, m¨¢s fundamental, Turqu¨ªa debe desarrollar una pol¨ªtica coherente hacia el Estado Isl¨¢mico, que no se vea anegada en la complejidad de la cuesti¨®n kurda.
Otras potencias tambi¨¦n tendr¨¢n un papel clave que jugar. El apoyo del Gobierno de Obama a la iniciativa de De Mistura evidencia un giro en su visi¨®n respecto del fin de la guerra civil, y simboliza una retractaci¨®n impl¨ªcita de su exigencia original de dimisi¨®n de El Asad. Por el contrario, la pol¨ªtica frente a Siria de la Uni¨®n Europea sigue siendo un caos, y los Estados miembros ¨²nicamente han logrado acordar la creaci¨®n de un ¡°fondo fiduciario regional¡± para hacer frente a la crisis. La UE, por su proximidad geogr¨¢fica, tiene un inter¨¦s fundamental en la estabilidad de Siria, y es hora de que los l¨ªderes europeos adopten una posici¨®n com¨²n e inequ¨ªvoca.
En ¨²ltima instancia, una soluci¨®n duradera al conflicto vendr¨¢ exclusivamente de la mano de los sirios. De hecho, las bases para el tipo de acuerdo pol¨ªtico encabezado por estos, que resulta hoy por hoy a todas luces necesario, fueron ya sentadas en 2012 con el Comunicado de Ginebra I. Entonces, las rondas sucesivas de negociaciones fracasaron v¨ªctimas de una mentalidad de ¡°todo o nada¡±, basada en gran medida en la suposici¨®n err¨®nea de que El Asad, como Zine el Abidine Ben Al¨ª en T¨²nez y Hosni Mubarak en Egipto, ser¨ªa derrocado en el corto plazo. De Mistura ha dejado sin embargo claro que su objetivo no es ni construir una paz duradera con El Asad ni establecer la salida de El Asad como condici¨®n previa. La soluci¨®n se halla entre estas dos opciones y Occidente, especialmente Europa, as¨ª lo debe aceptar.
Escudarse en demandas poco realistas respecto de la paz en Siria es el camino m¨¢s seguro al fracaso. En la actual situaci¨®n el pragmatismo resulta esencial, aun a costa de que algunos actores relevantes, entre ellos algunos miembros de referencia de la UE, tengan que tragarse el orgullo. La estabilidad de la regi¨®n, la vida del pueblo sirio y lo poco que queda de sus medios de subsistencia dependen de ello.
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores de Espa?a y ex vicepresidenta primera del Banco Mundial, es miembro del Consejo de Estado de Espa?a.
? Project Syndicate, 2015.
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