De infiernos, faldas para hombres y marchas f¨²nebres
El oto?o-invierno 2015 de la Mercedes Benz Fashion Week madrile?a viene con inspiraciones m¨®rbidas y propuestas redondas
¡°Esto parece una iglesia¡±. Un comentario escuchado al azar minutos antes del comienzo del desfile de David Delf¨ªn ilustraba de forma muy gr¨¢fica la atm¨®sfera de luces rojas, penumbra, olor a incienso y velas que invad¨ªa la pasarela instalada en la sala Bertha Benz de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Desde luego, pocas cosas m¨¢s apropiadas para un domingo por la ma?ana. La desconcertante m¨²sica ambiental ¨CMecano, Roc¨ªo D¨²rcal¨C s¨®lo adquir¨ªa sentido al leer la tarjeta explicativa y conocer el nombre de la colecci¨®n: Inferno. Aquello era, pues, una recreaci¨®n del infierno para el dise?ador malague?o, cuya colecci¨®n no tard¨® en comenzar con otra banda sonora recorrida por acordes ¨¦picos y f¨²nebres de la formaci¨®n de metal Pentacrostic. Y el primer modelo, con la cara cubierta por una m¨¢scara de l¨¢tex, subrayaba lo evidente: que aquello iba m¨¢s de misas negras que de misa de doce.
Hay muchos rasgos que destacar en la que es, de entrada, su colecci¨®n m¨¢s coherente en a?os. Probablemente se deba a su concisi¨®n: David Delf¨ªn apenas incluy¨® propuestas femeninas en un desfile breve y de pocas salidas, dominado casi exclusivamente por el color negro. Su propuesta m¨¢s radical es la introducci¨®n de la falda masculina, una utop¨ªa c¨ªclica planteada por primera vez por Jean Paul Gaultier en 1984 y que regresa a las colecciones de hombre cada cierto tiempo. De hecho, no resulta dif¨ªcil remitirse a Gaultier a prop¨®sito de desarrollos plasmados por el franc¨¦s en las d¨¦cadas pasadas, y que ahora Delf¨ªn retoma, unifica y lleva m¨¢s lejos. Por ejemplo, piezas tableadas superpuestas a pantalones tanto por la parte anterior como por la posterior, como delantal o como fald¨®n. Tambi¨¦n hay ecos del dise?o experimental de los noventa (principalmente Yamamoto y Ann Demeulemeester) o incluso del New Beat belga de los ochenta, una subcultura asociada a la m¨²sica electr¨®nica que combinaba las prendas holgadas en color negro con enormes botas como las que incluy¨® David Delf¨ªn en su desfile. Tambi¨¦n subculturales resultan los gui?os deportivos, especialmente en chaquetas amplias, cremalleras y pantalones tableados que se convierten en falda gracias a una pernera muy amplia o superpuestos a leggings tambi¨¦n negros.
Cuando la moda masculina abraza los c¨®digos de la femenina, ha de hacerlo con un lenguaje viril, incluso brutal. Las faldas y las pieles de lo m¨¢s inequ¨ªvocamente masculino de las ¨²ltimas temporadas
Sin embargo, a pesar del aluvi¨®n de referencias ¨Cpoco frecuentadas en general por los dise?adores de la MBFWM¨C, no cab¨ªa duda de que la colecci¨®n reflejaba el legado propio de un dise?ador, David Delf¨ªn, que suele obtener sus mejores resultados cuando acude a la introspecci¨®n y los elementos autobiogr¨¢ficos. La banda sonora de Dr¨¢cula de Bram Stoker marc¨® el cl¨ªmax del desfile antes de que el carrusel, con una canci¨®n de Fangoria, rompiera levemente el hechizo y devolviera el desfile a su dimensi¨®n m¨¢s mundana.
En un desfile predominantemente femenino, Fiz insert¨® salidas masculinas marcadas por su l¨ªnea caracter¨ªstica: ce?ida, esquem¨¢tica y f¨¦rreamente estructurada
Tambi¨¦n fue un hombre con falda ¨Ctambi¨¦n tableada, aunque en pa?o gris¨C la primera salida masculina del desfile que present¨® el guipuzcoano Ion Fiz, que complet¨® el look con un abrigo con aplicaciones en piel. Su propuesta, a primera vista radical, se fue suavizando a medida que ganaba terreno la inspiraci¨®n de la colecci¨®n, que en esta ocasi¨®n evocaba las lujosas estaciones invernales de la jet set europea. En un desfile predominantemente femenino, Fiz insert¨® salidas masculinas marcadas por su l¨ªnea caracter¨ªstica: ce?ida, esquem¨¢tica y f¨¦rreamente estructurada. En torno a ella, prendas basadas en colores claros ¨Cblanco roto y nude¨C y algunos toques de kitsch alpino: geometr¨ªas a modo de patchwork minimalista, prendas de punto, detalles en color verde pino y tambi¨¦n algunas incursiones en el lujo, con abrigos de piel.
Precisamente la peleter¨ªa eran hasta hace poco la se?a de identidad m¨¢s reconocible de Roberto Etxeberria, que coincide en fecha y lugar de nacimiento (Eibar, 1976) con Ion Fiz. Sin embargo, la colecci¨®n que Etxeberria present¨® en la MBFWM el s¨¢bado por la tarde ced¨ªa protagonismo a un tipo de sastrer¨ªa m¨¢s domesticada. Esto no quiere decir que no fuese innovadora: sus trajes de cortes acentuados y costuras marcadas reflejaban un cuidado por el patronaje materializado en pantalones de inspiraci¨®n h¨ªpica, ce?idos de rodilla para abajo y muy holgados en torno a los muslos. Sus chaquetas y pantalones alternaban distintos tipos de tejido en franjas horizontales, siempre dentro de la gama de la lana y siempre respetando un sobrio cromatismo basado en los grises. La piel qued¨® reservada a detalles, ribetes y texturas contrastadas. Tambi¨¦n los detalles deportivos ¨Ccremalleras, capuchas¨C fueron adquiriendo presencia a medida que el desfile avanzaba y las marchas funerarias de Henry Purcell dieron paso a una cuidada selecci¨®n de rock y oscuros beats electr¨®nicos. La m¨²sica elegida para concluir el desfile, una versi¨®n coral de una canci¨®n tradicional vasca, subrayaba el car¨¢cter ancestral que Etxebarria ha sabido inocular siempre a su marca, una exquisita s¨ªntesis de artesan¨ªa de lujo, deconstrucci¨®n punk y chic paleol¨ªtico.
Tambi¨¦n demuestra, una vez m¨¢s, que cuando la moda masculina abraza los c¨®digos de la moda femenina, ha de hacerlo con un lenguaje claramente masculino y viril, incluso brutal. As¨ª se explica que las faldas y las pieles sean parte esencial de dos de las colecciones m¨¢s inequ¨ªvocamente masculinas que hemos visto en las ¨²ltimas temporadas.
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