Hispanovenezolana o venezolanohispana
Nuestro complejo de inferioridad desaparece si hay que compartir gentilicio con alguien
Garbi?e Muguruza naci¨® de padre espa?ol y madre venezolana. Hace un a?o destac¨® en el torneo de Roland Garros, y con ello brot¨® el debate sobre la nacionalidad deportiva que adoptar¨ªa la tenista cuando le correspondiese participar, como acaba de suceder, en la Copa Federaci¨®n (la Copa Davis femenina) o, m¨¢s tarde, en los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero llamaba la atenci¨®n que entonces los medios informativos espa?oles se refirieran a ella como la tenista ¡°hispanovenezolana¡±, y en casi ning¨²n caso ¡°venezolanohispana¡± o ¡°venezolanoespa?ola¡±. Ahora s¨ª es m¨¢s ¡°hispanovenezolana¡±, pero por su propia decisi¨®n, no por la nuestra.
La buena educaci¨®n ha llevado al idioma la costumbre de que el hablante se sit¨²e al final de cualquier enumeraci¨®n, y as¨ª decimos ¡°mi hermana y yo¡±, y no ¡°yo y mi hermana¡±. Cuando los alumnos de primaria incurren en el error de invertir los t¨¦rminos, el maestro les suele arrojar una frase muy ¨²til para la ocasi¨®n: ¡°El burro delante para que no se espante¡±.
Los espa?oles arrastramos todav¨ªa cierto complejo de inferioridad en muchos ¨¢mbitos (por eso tanto anglicismo), pero tal prejuicio se hace a?icos si debemos compartir gentilicio con alguien: ah¨ª nos ponemos los primeros, para no espantarnos. El propio Diccionario lo hace cuando define la entrada ¡°hispano¡± y detalla dos ejemplos de su ensamblaje con otros t¨¦rminos: ¡°Hispan¨®filo, hispanoamericano¡±. En este segundo caso entendemos que ¡°hispano¡± se relaciona m¨¢s con el idioma que con la nacionalidad, pero en el primero habr¨ªa cabido la opci¨®n ¡°filohispano¡± para ilustrar el uso de ese elemento compositivo. De hecho, la entrada de ¡°filo¡± recoge en el Diccionario los dos lugares donde se puede emplazar a su vez (por delante o por detr¨¢s): ¡°Filosovi¨¦tico, angl¨®filo¡±. Sin embargo, ¡°hispano¡± s¨®lo aparece por delante.
Esa misma estela seguimos cuando se produce una reuni¨®n entre dirigentes pol¨ªticos de Espa?a y de cualquier otro pa¨ªs (¡°cumbre hispanofrancesa¡± y no ¡°cumbre francoespa?ola¡±), o cuando logramos alg¨²n empe?o con otros (¡°pel¨ªcula hispanoargentina¡± como sucede en la sensacional Relatos salvajes, y no ¡°argentinoespa?ola¡± o ¡°argentinohispana¡±).
Deber¨ªamos acudir
A veces el genio del idioma nos obliga, con la suavidad y la fuerza de un panda gigante, a ordenar tal y como ¨¦l decida los elementos compositivos de una palabra. Por ejemplo, podemos expresar la idea de ¡°acabar con la vida¡± mediante el elemento espa?ol ¡°mata¡± o con el latino ¡°cida¡± (que procede de caedere, ¡°matar¡±). En la forma espa?ola siempre ir¨¢ por delante el verbo, mientras que la herencia cl¨¢sica nos hace situar el elemento latino detr¨¢s, ya se trate de palabras sin¨®nimas o no: ¡°matarratas¡±, pero ¡°raticida¡±; ¡°matamoscas¡±, pero ¡°insecticida¡±; ¡°matahombres¡±, pero ¡°homicida¡±. Y la misma alteraci¨®n se da entre ¡°matacucarachas¡± y ¡°regicida¡±, ¡°matahambre¡± y ¡°genocida¡±, ¡°matagigantes¡± y ¡°parricida¡±, ¡°matasanos¡± y ¡°herbicida¡±...
Convivimos con otros muchos casos de palabras compuestas por un verbo y un sustantivo, y vemos que si el vocablo resultante se genera dentro del idioma espa?ol, el verbo ir¨¢ primero. Si se lo pedimos prestado al lat¨ªn o al griego, lo situaremos casi siempre detr¨¢s: ¡°quitamanchas¡±, ¡°sacacorchos¡±, ¡°buscavidas¡±, ¡°friegaplatos¡±, ¡°comehombres¡±..., pero ¡°antrop¨®fago¡±, ¡°ov¨ªparo¡±, ¡°ign¨ªfugo¡±, ¡°centr¨ªfuga¡±... De modo que ¡°quita¡±, ¡°saca¡±, ¡°busca¡±, ¡°friega¡± o ¡°come¡± anteceden al sustantivo, y relegamos al final de la palabra los elementos griegos o latinos ¡°fago¡±, ¡°paro¡± y ¡°fugo¡±.
Pero junto a esa rigidez que arraiga en la historia de la lengua, el genio del idioma s¨ª que admite cierta flexibilidad con ¡°hispano¡± y ¡°espa?ol¡±. Por eso deber¨ªamos acudir de vez en cuando al genio de la cortes¨ªa, sobre todo en la carteler¨ªa oficial. De ese modo, dir¨ªamos ¡°Festival de Psicolog¨ªa Argentinoespa?ol¡±, pongamos por caso, ¡°Encuentro Helveticohispano sobre Relojer¨ªa¡± o ¡°Congreso Germanoespa?ol de Control del Gasto¡±. Porque, dicho sea de paso, en ciertos asuntos vale la pena reconocer que el otro va por delante.
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