Lo que Espa?a NO debe aprender de la cooperaci¨®n brit¨¢nica
Ind¨ªgena en Etiop¨ªa. La presi¨®n sobre los disidentes et¨ªopes se ha intensificado a medida que se acercan las elecciones, de acuerdo a la ONG Human Rights Watch. Foto: HRW.
La semana pasada publiqu¨¦ una entrada cantando las loas de la cooperaci¨®n brit¨¢nica. Un viaje realizado con ISGlobal junto a un grupo de diputados nos hab¨ªa dado la oportunidad de conocer un mundo que solo aparece en los sue?os "S" de las instituciones espa?olas: ministerios eficaces, parlamentos incisivos, presupuestos abundantes... una especie de nirvana de la ayuda que soporta por igual los embates de las austeridad presupuestaria y los pendulazos gubernamentales.
Pero se me olvid¨® mencionar que no es oro todo lo que reluce. Tras la publicaci¨®n de la entrada recib¨ª varios correos y tweets de profesionales de la cooperaci¨®n que valoran lo que hace el Reino Unido, pero no ignoran los importantes ¨¢ngulos d¨¦biles de su modelo de cooperaci¨®n. Les resumo algunos de los principales comentarios:
- Si la prioridad declarada de la ayuda brit¨¢nica est¨¢ en los pa¨ªses m¨¢s pobres, ?qu¨¦ hacen India, Paquist¨¢n y Nigeria entre los cinco principales receptores? A pesar de las cifras millonarias de pobres, se trata de pa¨ªses con recursos crecientes que deber¨ªan empezar a resolver sus problemas sin la ayuda de otros. Estos tres casos, en particular, levantaron verdaderas ampollas hace unos meses cuando varios medios denunciaron que el dinero de la ayuda sosten¨ªa megal¨®manos programas espaciales. La cuesti¨®n no es banal, pero s¨ª es muy compleja. La cooperaci¨®n con India, por ejemplo, ha sido objeto de intensos debates, porque su vibrante crecimiento econ¨®mico convive con realidades medievales que exigen todo el esfuerzo que gobierno y donantes puedan realizar.
-?C¨®mo encajan el compromiso brit¨¢nico con los derechos humanos y la financiaci¨®n de algunas de los reg¨ªmenes m¨¢s opresivos del planeta? Cuando se mencionan "tiran¨ªa" y "ayuda brit¨¢nica" en la misma frase es inevitable pensar en el caso de Etiop¨ªa, que lidera el r¨¢nking de sus receptores a pesar de un r¨¦gimen que se sostiene sobre las detenciones, los asesinatos y el acoso pol¨ªtico. Tampoco salen bien parados en este panorama pa¨ªses como Ruanda, cuyos notables indicadores de desarrollo no esconden las graves acusaciones en materia de derechos humanos. Preguntados sobre este asunto, la respuesta simple que obtuvimos es que "pobreza manda".
-?Financia la ayuda brit¨¢nica a gobiernos y empresas corruptas de los pa¨ªses receptores? No hace falta recordar que la corrupci¨®n es un mal end¨¦mico de la pobreza. Si las instituciones africanas fuesen como las suecas es muy posible que estuvi¨¦semos hablando de un problema completamente diferente. Pero una cosa es aceptar esta variable fija y otra no poner los medios adecuados para sortearla. La propia Comisi¨®n Independiente para la Evaluaci¨®n del Impacto de la Ayuda (un organismo oficial creado por el Gobierno liberal-conservador) ha identificado numerosos ejemplos en los que la ayuda brit¨¢nica ha servido de combustible para pr¨¢cticas corruptas. Su informe -publicado el pasado mes de octubre- reconoce que las medidas anti-corrupci¨®n han sido fortalecidas durante los ¨²ltimos a?os, pero critica duramente su eficacia.
-?Contribuye la cooperaci¨®n brit¨¢nica a perpetuar los peores vicios de sus multinacionales? La fe de los pol¨ªticos en la empresa y en su papel en el desarrollo es muy leg¨ªtima, pero el prop¨®sito de la ayuda se distorsiona cuando esta sirve para dar cobertura al 'business as usual'. Un ejemplo: la compa?¨ªa New Forest Company -una joya de los mercados de carbono por sus pol¨ªticas de reforestaci¨®n- fue acusada en su momento de utilizar la ayuda del Reino Unido y el Banco Mundial para expulsar de sus tierras a 22.000 campesinos ugandeses. Los 600 millones de libras destinados a la New Alliance for Food Security and Nutrition (un consorcio p¨²blico-privado) entre 2012 y 2016 han sido calificados como un "esc¨¢ndalo" por las ONG brit¨¢nicas. Un informemuy reciente de EURODAD denuncia que varias agencias de cooperaci¨®n (el DFID entre ellos) financian centenares de proyectos del sector privado canalizados a trav¨¦s de para¨ªsos fiscales. No es que el Gobierno brit¨¢nico haga fuera algo diferente de lo que predica en casa, pero el asunto no deja de ser llamativo.
Son solo algunos ejemplos, pero creo que me habr¨¢n entendido ustedes. Incluso en la que pasa por ser una de las cooperaciones m¨¢s generosas y sofisticadas del planeta, el riesgo de que la ayuda genere m¨¢s problemas de los que resuelve es real. Espa?a tambi¨¦n puede aprender eso.
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