?Por qu¨¦?
La realidad aguanta mejor dentro de los sue?os que los sue?os dentro de la realidad
Cuenta Hemingway en El viejo y el mar la historia de un anciano pescador que tras hacerse con un pez tan grande como su barca, que lo redime de sus fracasos y colma sus deseos, solo logra alcanzar el puerto con su esqueleto, ya que durante el camino de regreso los tiburones lo van devorando poco a poco. Algo as¨ª ocurre cuando uno trata de acarrear un sue?o importante a la vigilia: que apenas logra llegar a la playa con su chasis. Aquello que mientras dorm¨ªas parec¨ªa tan agudo, tan carnal, tan denso, ahora, mientras te afeitas, ha perdido gran parte de su sustancia. Y contin¨²a perdi¨¦ndola mientras te peinas, mientras desayunas, mientras vas y vuelves de comprar el peri¨®dico. A media ma?ana, el sue?o es una osamenta de la que cuelgan algunos jirones de piel, quiz¨¢ alg¨²n pedazo de carne o de intestino, nada en fin rescatable para la vida. Uno sigue aferrado a la importancia del sue?o, pero sabe que es irrecuperable. Al caer la noche, lo que queda de ¨¦l es puro humo.
Los materiales procedentes de la vigilia, en cambio, llegan intactos al mundo de los sue?os. M¨¢s que intactos: rodeados de un halo que a?ade a su existencia f¨ªsica una carga de orden metaf¨ªsico. Un m¨®vil on¨ªrico no es un mero aparato. Cuando lo manipulas y te equivocas una y otra vez de n¨²mero y no logras telefonear a casa para pedir socorro, el artefacto, sin dejar de ser lo que es, adquiere la calidad de un s¨ªmbolo. Y cuando te lo guardas, desanimado, en el bolsillo porque se le ha acabado la bater¨ªa y miras desesperadamente alrededor buscando a un conocido que te deje el suyo, sabes que no solo le est¨¢s pidiendo que te preste un tel¨¦fono. La realidad aguanta mejor dentro de los sue?os que los sue?os dentro de la realidad. Pero ni idea de por qu¨¦.
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