Borges sue?a a Bioy

Si lo piensan, lo extraordinario de esta imagen es su textura on¨ªrica. Como si el fot¨®grafo, para obtenerla, se hubiera colado en el sue?o de alguien. Imaginemos que eso es posible, que se puede entrar de forma subrepticia, con una c¨¢mara de fotos, en la cabeza de un durmiente. En la de tu mujer, pongamos por caso, en la de un amigo, en la de un adversario, o en la de una persona que te resulta del todo indiferente. Supongamos que te es permitido regresar de ese viaje con un fotograma. ?Se parecer¨ªa a ¨¦ste? Quiz¨¢ s¨ª, en la atm¨®sfera al menos, en el color, en esa geometr¨ªa del fondo, tan cargada de elementos arquitect¨®nicos simb¨®licos que parece un decorado. Esa perspectiva lineal, con ambici¨®n de punto de fuga, es resueltamente alucinatoria. Y luego est¨¢ el sujeto retratado, de nombre Adolfo Bioy Casares, escritor argentino que practic¨®, entre otros, el g¨¦nero fant¨¢stico. ?No les parece que nos observa tambi¨¦n desde una dimensi¨®n de la realidad que poco o nada tiene que ver con la vigilia? Parece como son¨¢mbulo, como perdido en un mundo de sombras alejado del nuestro.

Recuerdo que cuando tropec¨¦ con el retrato en las p¨¢ginas de Cultura del peri¨®dico, lo confund¨ª durante unas d¨¦cimas de segundo con Borges, del que fue amigo ¨ªntimo y colaborador. Tras caer en la cuenta del error, que me produjo una sorpresa embarazosa, continu¨¦ observando la imagen, intentando adivinar qu¨¦ me hab¨ªa conducido a ¨¦l. Ahora creo haberlo adivinado: se trata de una instant¨¢nea de Bioy, en efecto, pero que parece sacada de un sue?o de Borges. ?Es Borges so?ando con Bioy! ?O no?