Tres pacientes renuncian a una mano in¨²til a cambio de una bi¨®nica
El uso de las pr¨®tesis inteligentes rompe una barrera: se extiende a pacientes que aceptan amputarse extremidades atrofiadas para ganar movilidad
El uso de las pr¨®tesis inteligentes ha cruzado una nueva frontera: amputar una mano atrofiada para sustituirla por una bi¨®nica y ganar de esta forma movilidad. La revista The Lancet analiza en un art¨ªculo de su ¨²ltimo n¨²mero esta pol¨¦mica y arriesgada estrategia, cargada de condicionantes ¨¦ticos, que se ha empleado ya en tres personas (el primer caso es de abril de 2011 y el ¨²ltimo de mayo de 2014). La conclusi¨®n, que exponen los responsables de estas intervenciones, es que la apuesta ha valido la pena.
En los tres pacientes, con lesiones para las que no existe tratamiento, ¡°la reconstrucci¨®n bi¨®nica ha supuesto una forma de recuperar la funci¨®n a la mano¡±, explican. Gracias a ello, han sido capaces de acometer tareas sencillas como verter agua de una jarra, recoger una pelota, usar una llave, cortar comida con un cuchillo o, con la ayuda de la otra mano, desabrochar un bot¨®n.
¡°Que yo sepa es la primera vez que se hace algo as¨ª; es un trabajo muy significativo y rompedor¡±, comenta Jos¨¦ Luis Pons, del grupo de neurorehabilitaci¨®n del Instituto Ram¨®n y Cajal del CSIC. ¡°Se trata de un paso muy importante¡±.
Lo habitual es partir de la falta de una extremidad. Y, ante esta circunstancia, recurrir a dispositivos que, a trav¨¦s de una sofisticada combinaci¨®n de electr¨®nica, inform¨¢tica, rob¨®tica y cirug¨ªa, traten de suplir algunas de las funciones de la pierna, brazo, pie o mano perdida y mejoren la calidad de vida del paciente al permitir manipular objetos o desplazarse.
En los casos incluidos en la revisi¨®n de The Lancet, sin embargo, los pacientes hab¨ªan sufrido un accidente que no les hab¨ªa llevado a perder la mano, sino su funci¨®n. Padec¨ªan desgarros en el plexo braquial, la red nerviosa que transmite las se?ales desde la columna hasta el hombro, y de la que depende la movilidad de todo el brazo. Como consecuencia de ello, eran incapaces de usar la mano, que ten¨ªan gravemente atrofiada.
Ante la falta de soluciones m¨¦dicas, el equipo de Oskar Aszmann, del Laboratorio Christian Doppler para la recuperaci¨®n de la Funci¨®n de las Extremidades de la Universidad de Medicina de Viena (Austria), junto a ingenieros de la Universidad de Gotinga (Alemania) ofrecieron a estas personas la posibilidad de cortar la extremidad a la altura del antebrazo para sustituirla por una pr¨®tesis con la que ganar¨ªan funcionalidad.
La tecnolog¨ªa que se emplea no es nueva. Consiste en utilizar los impulsos el¨¦ctricos que contraen los m¨²sculos (en la jerga, la se?al electromiogr¨¢fica) para activar unos sensores que controlan los movimientos de la pr¨®tesis. De esta forma, el cerebro transmite al nervio la orden de activar un m¨²sculo que, a su vez, traslada la se?al al sensor que activa el dispositivo.
Debido a la naturaleza de la lesi¨®n de los tres pacientes, los tejidos musculares estaban muy da?ados por lo que los cirujanos tuvieron que modificar la t¨¦cnica convencional empleada hasta el momento. Para conseguir una intensidad en los impulsos musculares suficiente como para activar los sensores de la pr¨®tesis, los investigadores tuvieron que trasplantar e inervar (conectar un nervio a un m¨²sculo distinto) tejidos musculares sanos en la zona de contacto con la pr¨®tesis.
Finalmente, cada paciente cuenta con dos grupos musculares activos capaces de interactuar con el dispositivo. Es decir, dos se?ales de control, lo que permite una habilidad en la mano artificial relativamente limitada (cada se?al de control activa un movimiento).
¡°El hecho de que el mecanismo no ofrezca demasiada movilidad es un tema menor, siempre que aporte funcionalidad¡±, indica Jos¨¦ Luis Pons. Este investigador, que ha participado en distintos proyectos de pr¨®tesis de este tipo (mioel¨¦ctricas), pone el acento en otras cuestiones. Por ejemplo, en el hecho de que esta estrategia implica asumir una decisi¨®n tan agresiva y radical como es la amputaci¨®n y ¡°descartar que en el futuro se pueda desarrollar alguna t¨¦cnica que permita devolver la movilidad a la mano sin llegar a estos extremos¡±. ¡°Es una decisi¨®n con muchas implicaciones ¨¦ticas¡±, destaca.
En un comentario al trabajo, Simon Kay, el cirujano que practic¨® el primer trasplante de mano en el Reino Unido, plantea que tanto este como otros trabajos similares ofrecen nuevas posibilidades a los pacientes. Aunque cuestiona la validez de las pr¨®tesis, sobre todo, respecto a su uso a largo plazo. ¡°La clave [del ¨¦xito] de estos dispositivos est¨¢ en el uso continuado, y suele decaer con el paso del tiempo ya que son pesados, necesitan energ¨ªa, suelen ser ruidosos y, cuando se aver¨ªan, requieren personal especializado para arreglarlos¡±.
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