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Que los diputados catalanes, los hinchas del Betis, los habitantes honorables de Solsona, y los responsables de seguridad del metro, se lo piensen
Mientras algunas cadenas de televisi¨®n transmiten el debate sobre el estado de la naci¨®n, podemos ver por otras en qu¨¦ estado lamentable se encuentra en realidad nuestra naci¨®n.
Marta Ferrusola y su marido, Jordi Pujol, acompa?ados por su primog¨¦nito, se re¨ªan del Parlamento catal¨¢n haciendo por all¨ª el paseo de los se?oritos, que se dignaban en contestar de cuando en cuando a esos reci¨¦n llegados a la pol¨ªtica que son los actuales parlamentarios. La se?ora Ferrusola ejerc¨ªa en realidad el oficio de ama de casa que trataba a la servidumbre como se merec¨ªa.
Pero la ejemplaridad se pod¨ªa ver por todas partes de la geograf¨ªa. Sevilla, sin ir m¨¢s lejos. Una cuadrilla de indeseables coreaba apoyo a un presunto maltratador e insultaba a la v¨ªctima, sin que el presidente del Betis lo llegara a escuchar, bendita sordera.
En Solsona, importante localidad de Lleida, una imprenta sacaba un cartel en el que se invitaba a la gente a asistir al carnaval con el incentivo de ¡°matar espa?oles¡±. Nadie, ni el impresor, se dio cuenta de la barbaridad que eso significaba. Nadie se acordaba de que en el Pa¨ªs Vasco hasta hace poco esto era algo m¨¢s que un juego.
En Madrid, en el metro, los vigilantes de una empresa de seguridad recib¨ªan la instrucci¨®n de atender con especial esmero la presencia de maricones en actitud cari?osa, lo que realmente deb¨ªa ser insoportable para los viriles jefes de la empresa. Hasta que el asunto no sali¨® en la prensa, nadie del metro pareci¨® enterarse de ello.
Para evitar semejantes casos de ceguera ante el se?oritismo, los malos tratos, la xenofobia o la homofobia, yo creo que habr¨ªa que actuar de oficio. Que los diputados catalanes, los hinchas del Betis, los habitantes honorables de Solsona, y los responsables de seguridad del metro, se lo piensen.
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