Amo mi brazo bi¨®nico
Varios pacientes reciben pr¨®tesis capaces de captar los impulsos nerviosos y convertirlos en movimiento
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La ciencia avanza a tal velocidad que cada 10 o 15 a?os puede cambiar un paradigma. Antes de que la farmac¨¦utica Sandoz descubriera en 1983 la ciclosporina, que evita el rechazo y que permiti¨® el boom de los trasplantes, la medicina trataba de encontrar soluciones para las partes del cuerpo da?adas a trav¨¦s de la ingenier¨ªa y la inform¨¢tica. As¨ª se desarrollaron los prototipos del coraz¨®n artificial y las primeras pr¨®tesis inteligentes.
En el caso de las extremidades, la soluci¨®n bi¨®nica ha tenido siempre una gran limitaci¨®n: c¨®mo incardinarse en el cuerpo de manera que pueda obedecer los impulsos cerebrales y lograr as¨ª una mayor funcionalidad. En ese objetivo se ha invertido mucho tiempo y dinero, pero el avance ha sido lento, de modo que la medicina se ha volcado el trasplante. Varios equipos han trasplantado con ¨¦xito brazos y manos que han logrado una aceptable funcionalidad. Esta soluci¨®n ha chocado, sin embargo, con un inconveniente inesperado: con el tiempo, algunos de los trasplantados no soportan su nueva extremidad. La ven diferente, como un cuerpo extra?o. Hasta el punto de que alguno ha pedido que le fuera de nuevo amputada.
Ahora volvemos a la soluci¨®n bi¨®nica. La mecanotr¨®nica, es decir, la confluencia de mec¨¢nica, electr¨®nica e inform¨¢tica, ha permitido desarrollar pr¨®tesis muy sofisticadas capaces de interpretar ¨®rdenes del sistema nervioso y traducir esos impulsos en movimiento. La revista The Lancet explica que entre 2011 y 2014 se han implantado tres pr¨®tesis en personas que ten¨ªan la mano atrofiada a causa de una lesi¨®n en el plexo branquial (la red nerviosa que transmite las se?ales desde la columna vertebral hasta el hombro y permite mover el brazo).
Estos pacientes aceptaron ser amputados a la altura del antebrazo para que se les pudiera implantar la pr¨®tesis. De momento, aunque lentamente, pueden servirse agua, abrir una puerta o cortar la carne con un cuchillo. Pero la decisi¨®n ha tenido que ser dif¨ªcil: con la amputaci¨®n renuncian a lo que promete ser el siguiente paradigma: la bioingenier¨ªa. Es decir, la posibilidad de regenerar tejidos muertos o da?ados mediente el cultivo en el laboratorio de las c¨¦lulas del propio paciente.
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