Mujeres a las que quer¨ªan borrar de la historia
Hace a?os, Clara Jan¨¦s acudi¨® a un encuentro con poetas ¨¢rabes. Al encuentro acudi¨®, tambi¨¦n, una poeta musulmana, que no pudo participar m¨¢s que como oyente. Del encuentro entre ambas surgi¨® una fugaz amistad y un detalle luminoso: un libro que la poetisa prest¨® a Jan¨¦s, en el que se hablaba de la sacerdotisa acadia Enheduanna. Enheduanna, que vivi¨® hacia el a?o 2.500 antes de Cristo, encarna la primera voz po¨¦tica con nombre propio de la humanidad. Esa mujer desconocida era, ni m¨¢s ni menos, que el primer escritor de quien se tiene constancia. ¡°Resulta que el primer escritor del que hay noticias es una mujer, pero eso es algo que nadie sabe¡± reflexiona ahora Jan¨¦s. ¡°Cuando lo descubr¨ª me llev¨¦ una sorpresa tremenda. ?A qu¨¦ ese af¨¢n por borrar a las mujeres de la historia?¡±, lamenta.
Destellos de este tipo, impactos sobre mujeres cruciales cuya importancia ha sido tapada por la hegemon¨ªa masculina, la escritora los recopila ahora en Guardar la casa y cerrar la boca (Siruela), sentido homenaje a quienes le han obsesionado a lo largo de su vida ¡°desde el primer trabajo que realic¨¦ en mi primer a?o en la universidad¡±, recuerda. ¡°Sobre otra mujer a reivindicar, la provenzal Condesa de D¨ªa. Sacar a la luz a estas mujeres olvidadas ha sido un trabajo que he ido realizando durante muchos a?os¡±.
Desde las poetisas ar¨¢bigo-andaluzas, trovadoras, escritoras del Punyab (el actual Pakist¨¢n), o m¨ªsticas, hasta el propio g¨¦nero de la novela, donde tambi¨¦n la mujer se anticip¨® al hombre cuando, sobre el a?o 1.000 la japonesa Murasaki Shikibu escribi¨® 'La historia de Genji'. Desde la espa?ola Oliva Sabuco, quien descubri¨® el l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo, un hallazgo que su propio padre pretendi¨® usurpar, hasta las numerosas ¨®rdenes de caballer¨ªa exclusivas para las mujeres. ¡°Todo han sido nombres que necesitaba sacar del olvido. Mujeres que deber¨ªan, y merecen, estar presentes en la historia¡±, explica la escritora.
Guerreras, cient¨ªficas, literatas. Mujeres, todas ellas, v¨¢lidas pero silenciadas, que ahora Jan¨¦s reivindica con un ¨²nico fin: llevarle la contraria a esos versos de Fray Luis de Le¨®n que bautizan al libro:"Porque as¨ª como la naturaleza hizo a las mujeres para que, encerradas, guardasen la casa, as¨ª las oblig¨® a que cerrasen la boca"; y cambiarlos por la dedicatoria que la escritora firma a sus lectoras m¨¢s j¨®venes: ¡°Para ti, estos ejemplos¡±.
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