La belleza cumple un siglo
La gran teor¨ªa de Einstein sobre la gravedad, el espacio-tiempo y el cosmos llega a los 100 a?os en muy buena forma
El cient¨ªfico brit¨¢nico Francis Crick dec¨ªa que el ¨²nico fil¨®sofo de la historia que ha tenido ¨¦xito es Albert Einstein. La boutade pretend¨ªa sobre todo irritar a los fil¨®sofos, pero tambi¨¦n recoge un elemento de asombro ¨Cmuy com¨²n entre los f¨ªsicos¡ª sobre la forma en que Einstein lleg¨® a formular la relatividad general, su gran teor¨ªa sobre la gravedad, el espacio, el tiempo y el cosmos, que cumple ahora cien a?os. Porque Einstein parti¨® menos de los datos que de la intuici¨®n, menos del conocimiento que de la imaginaci¨®n, y pese a todo lleg¨® a una teor¨ªa que no solo se ha mostrado en extremo eficaz y fruct¨ªfera, sino que se reconoce entre sus colegas como la m¨¢s bella de la historia de la ciencia.
Que la belleza tenga alg¨²n papel en la ciencia es algo que deja perplejo a casi todo el mundo. La ciencia, seg¨²n la percepci¨®n com¨²n, es el terreno del c¨¢lculo preciso, la observaci¨®n rigurosa y el razonamiento implacable, y no se ve muy bien qu¨¦ pueden pintar en ese marco las consideraciones est¨¦ticas. Y todo esto es cierto, muy probablemente, para la inmensa mayor¨ªa de la producci¨®n cient¨ªfica. Pero los grandes saltos conceptuales son obra de gente muy rara, y ah¨ª los prejuicios del rigor y la austeridad patinan de manera estrepitosa. Los que se salen del marco son gente muy inteligente, s¨ª, pero tambi¨¦n muy imaginativa, muy creativa y muy sobrada.
La materia le dice al espacio c¨®mo curvarse, el espacio le dice a la materia c¨®mo moverse¡±
Las matem¨¢ticas de la relatividad general son de una dificultad disuasoria para el lego, pero el punto de partida de Einstein no puede ser m¨¢s simple e intuitivo. ¡°La idea m¨¢s feliz de mi vida¡±, seg¨²n la propia descripci¨®n de Einstein, que la cont¨® as¨ª: ¡°Estaba sentado en la oficina de patentes de Berna, en 1907, cuando, de repente, me vino una idea: una persona en ca¨ªda libre no sentir¨¢ su propio peso. Qued¨¦ sorprendido. Esa sencilla idea me caus¨® una profunda impresi¨®n y me impuls¨® hacia una teor¨ªa de la gravitaci¨®n¡±. Lo que hoy puede experimentar cualquier visitante de un parque de atracciones ¨Cla ingravidez en ca¨ªda libre¡ª fue el disparador de la teor¨ªa que fund¨® la cosmolog¨ªa moderna. Qu¨¦ cosas.
Tambi¨¦n por fortuna para el lector, y para este torpe redactor, existe una formulaci¨®n no matem¨¢tica de la relatividad general que captura la esencia de esta teor¨ªa en una especie de haiku, o poema zen. Se debe al f¨ªsico John Wheeler y dice as¨ª: ¡°La materia le dice al espacio c¨®mo curvarse, el espacio le dice a la materia c¨®mo moverse¡±. El haiku de Wheeler, en efecto, no solo expresa el alma de la relatividad general ¨Cuna teor¨ªa que explica la fuerza gravitatoria en t¨¦rminos puramente geom¨¦tricos, literalmente como ondulaciones en el tejido del espacio y del tiempo¡ª, sino que tambi¨¦n capta buena parte de su cala?a: su naturaleza autoconsistente, como el mundo cerrado donde habita una buena novela, sus armon¨ªas internas, su brevedad elegante. Su belleza.
Como no quiero que los f¨ªsicos rompan hoy los cristales de mi balc¨®n, d¨¦jenme aclararles enseguida que la ciencia no es solo poes¨ªa oriental. Con toda su hermosura y delicadeza, con toda su intuici¨®n y clarividencia, la relatividad general habr¨ªa acabado en el contenedor del papel reciclado en el mismo instante en que sus predicciones contradijeran el duro y hosco mundo de ah¨ª fuera. Si la teor¨ªa ha cumplido cien a?os es solo porque, hasta el momento, coincide con la realidad con un mont¨®n de decimales. La ciencia no es disc¨ªpula del genio, sino esclava del mundo.
Einstein parti¨® menos de los datos que de la intuici¨®n, menos del conocimiento que de la imaginaci¨®n
?Saben cu¨¢l es el gran argumento contra el nihilismo? Que una gran teor¨ªa no solo explica todos los datos disponibles de una manera simple, sino que tambi¨¦n predice fen¨®menos desconocidos y hasta non gratos para quien la formul¨®. Las ecuaciones de relatividad general predicen, para la infinita desesperaci¨®n de su autor, objetos tan extra?os como los agujeros negros ¨Cque hoy se han vuelto populares hasta en Hollywood¡ª y fen¨®menos tan lun¨¢ticos como la expansi¨®n acelerada del cosmos. Que intente explicar eso quien crea que el mundo es un enga?o: no podr¨¢.
Y ahora vale, que es domingo. A menos que nos trague un agujero negro, nos volvemos a ver en otros cien a?os. No se preocupen, el tiempo es relativo.
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