Todo para la cabeza
Los Oficios Terrestres, en Palma de Mallorca, mezcla en un ¨²nico espacio dos de nombre femenino: librer¨ªa y peluquer¨ªa
Los grifos ten¨ªan pico y alas de ¨¢guila en un cuerpo de le¨®n. El centauro era mitad hombre, mitad caballo; los s¨¢tiros, ni hombres ni machos cabr¨ªos; y el minotauro, mezcla de hombre y toro. La mitolog¨ªa abunda en monstruos h¨ªbridos de g¨¦nero masculino: apenas encontramos del femenino el caso c¨¦lebre de las sirenas, cuerpos y voces estridentes, mitad p¨¢jaro, mitad mujer. Los Oficios Terrestres existe para corregir esa tradici¨®n. Ubicada en una ciudad con nombre de hembra, Palma de Mallorca, mezcla en un ¨²nico espacio dos de nombre tambi¨¦n femenino: librer¨ªa y peluquer¨ªa. Para rematar la faena, venden sobre todo libros feministas y se encuentran en El Terreno, barrio residencial y canalla, de antiguas casas con jard¨ªn y putas callejeras, tremendamente periferia.
Me cuenta Lola, al otro lado del mostrador, en pleno fragor del inventario, que desde 1928 ha funcionado aqu¨ª un sal¨®n de belleza: ¡°Y durante los ¨²ltimos 15 a?os, esta peluquer¨ªa alberg¨® una peque?a librer¨ªa dedicada exclusivamente a la poes¨ªa, por voluntad de Xavier Abraham, estilista y poeta¡±. Tras su jubilaci¨®n a finales de 2010, decidieron tomar el relevo ¡°dos fil¨®logas, correctoras, traductoras con la idea de crear una librer¨ªa con las baldas repletas de aquellos libros¡± que escoger¨ªan para ellas mismas. Su experiencia previa como libreras les inyectaba realismo en vena: ¡°Para sortear los tiempos que corren y salvar la cuesti¨®n de no estar en el centro, mantendr¨ªamos la peluquer¨ªa, para asegurar nuestra independencia y conectar con este barrio¡±. El barrio de Camilo Jos¨¦ Cela y de Robert Graves, echado a perder en los ochenta, vivo y rabioso ahora, en buena parte gracias a Abraham y a ellas, sus herederas.
¡°Todo para la cabeza¡± se ha convertido en su eslogan favorito. Bajo esa consigna organizan presentaciones y sesiones de rap y conciertos de rock y performances y clubes literarios. Tanto la selecci¨®n de t¨ªtulos como esos eventos est¨¢n ¡°atravesados por la cuesti¨®n del g¨¦nero, por el marxismo y por el anticapitalismo¡±, por eso ¡°hablar de los libros m¨¢s vendidos en nuestra librer¨ªa es cosa complicada, porque no tenemos expuestos best sellers, los servimos solo por encargo, ni libros que lleven en su t¨ªtulo las palabras cupcake o masterchef, ni ning¨²n otro que nos avergonzara tener en casa¡±. Y a rengl¨®n seguido soy yo el que se averg¨¹enza, cuando me enumera t¨ªtulos exitosos que no sab¨ªa que exist¨ªan: Transexualidades (Egales), Transfeminismos (Txalaparta), Poes¨ªa para ni?as bien (Cangrejo Pistolero), Anarquismo (Ariel) y Pornoburka (Autoediciones Lasoc). Menos mal que tambi¨¦n recomiendan Los irlandeses (El Aleph), del gran cronista pol¨ªtico Rodolfo Walsh, porque incluye el relato ¡®Los oficios terrestres¡¯.
En el escaparate convive el p¨®ster de una marca de pintau?as y el de Reading is Sexy de la editorial Gallo Nero. En otro p¨®ster nos mira, con mostacho, la joven reina de Inglaterra. La frontera entre la parte libresca y la mera peluquer¨ªa (espejos y secadores en un horizonte de rulos) es la secci¨®n de c¨®mic, ese h¨ªbrido de dibujo y literatura. Todo aqu¨ª dialoga con su reverso inesperado: los libros con los peines, la prescripci¨®n cultural con las revistas del coraz¨®n, la pol¨ªtica con la artesan¨ªa, la ciudad con el barrio ¨Cy viceversa¨C
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