La aventura colorista de Sonia Delaunay
La pintora llev¨® al cubismo un paso m¨¢s all¨¢ a trav¨¦s del uso del color, y junto con su marido Robert marc¨® la vanguardia art¨ªstica de principios del siglo XX. Una exposici¨®n del Museo de Arte Moderno de la Villa de Par¨ªs, que viajar¨¢ a la Tate en Londres, recupera la obra de una enigm¨¢tica artista que tambi¨¦n dej¨® su huella en Madrid.
"Sonia Delaunay-Terk ha venido desde Oriente hasta Occidente, trayendo con ella ese calor, ese misticismo caracter¨ªstico y cl¨¢sico. Como todos los artistas y poetas de Oriente, posee el color en estado at¨¢vico¡±. De este modo describ¨ªa en 1938 el franc¨¦s Robert Delaunay, uno de los m¨¢s importantes pintores abstractos y te¨®ricos de la vanguardia, a su mujer, la tambi¨¦n artista Sonia Delaunay, con la cual se hab¨ªa casado a?os antes.
En efecto, Sonia hab¨ªa llegado a la capital francesa desde Rusia, origen m¨ªtico para las vanguardias parisienses. Trajo consigo el aura compartida por personajes esenciales, si bien a veces eclipsados por la fama de sus amantes o maridos, como la propia Gala ¨Cque ser¨ªa primero la mujer del poeta Paul Eluard, luego la amante del pintor Max Ernst y por ¨²ltimo la esposa de Salvador Dal¨ª¨C; la escritora Elsa Triolet, muy ligada al surrealista Louis Aragon, o la tambi¨¦n escritora Lou-Andreas Salom¨¦, amiga, entre otros, del poeta Rilke.
Sonia hab¨ªa nacido en el seno de una familia jud¨ªa en Odessa (Ucrania) el 14 de ?noviembre de 1885. Al poco tiempo se traslad¨® a San Petersburgo, bajo la tutela de su t¨ªo materno Henri Terk, y cambiaba su destino, su nombre y su apellido. La acoge una familia de muy buena posici¨®n social, que ofrece a la joven la posibilidad de una esmerada educaci¨®n ¨Ccon visitas a los grandes museos ?europeos incluidas¨C y una complet¨ªsima biblioteca. Pero sobre todo recibe s¨®lida formaci¨®n en varias lenguas, dado que entonces daba prestigio hablar franc¨¦s o alem¨¢n, incluso en casa, entre las clases altas rusas. Ese dominio ling¨¹¨ªstico abrir¨ªa muchas puertas a Sonia a lo largo de su vida y contribuy¨® a su funci¨®n como agitadora cultural. Desde sus incursiones como traductora de libros estrat¨¦gicos de Kandinsky hasta las relaciones con la galer¨ªa berlinesa Der Sturm, con la cual, y gracias a su mediaci¨®n, expondr¨ªa primero el marido y luego ella misma en los a?os previos a la guerra.
Abri¨® Casa Sonia en Madrid. Visti¨® a la aristocracia capitalina y cautiv¨® con su fuerza a la sociedad de entonces
Precisamente esas posibilidades que le brind¨® su familia de adopci¨®n le conducen hasta Alemania en 1904. All¨ª estudia pintura en la Academia de Bellas Artes de Karlsruhe con Ludwig Schmid-Reutte, formaci¨®n que proseguir¨¢ dos a?os m¨¢s tarde en Par¨ªs, ciudad que abre sus ojos al color a trav¨¦s de los fauvistas ¨Cen especial, Matisse¨C. No tard¨® en hacerse un hueco entre los pintores de la ciudad a trav¨¦s del marchante homosexual Wilhelm Uhde, con quien contrajo matrimonio de conveniencia en 1908 para evitar el regreso a Rusia, apremiada por la familia. Ya mostraba, pues, con esos pocos a?os, la manera resuelta de actuar de las rusas, igual que la joven Gala cruzaba Europa en medio de la guerra, tras haber conocido a Paul Eluard en Suiza, para instalarse en casa de los futuros suegros en Par¨ªs. Algo impensable en la ¨¦poca.
Sea como fuere, el rumbo de la vida de Sonia se transforma por completo cuando encuentra al pintor Robert Delaunay, con quien se casa en 1911. Juntos emprenden una aventura art¨ªstica que no es sino la investigaci¨®n que lleva al cubismo un paso m¨¢s all¨¢ a trav¨¦s del uso de los colores. A lo largo de su vida en com¨²n crean, de hecho, una simbiosis en la cual los papeles est¨¢n bien divididos y al tiempo forman un todo s¨®lido. El arte pict¨®rico de Robert es la otra cara de las artes aplicadas de Sonia, aunque en muchos casos es ella quien toma la iniciativa, quien apura la investigaci¨®n un paso m¨¢s all¨¢, tal y como ocurre con otras parejas famosas y coet¨¢neas ¨Cpor ejemplo, Hans Arp y Sophie Taeuber-Arp, con los cuales los Delaunay compartir¨¢n inquietudes y amistad en varios momentos de sus vidas¨C.
Al lado de Robert crece Sonia, igual que Robert crece al lado de Sonia. Lo cuenta el poeta Apollinaire, amigo de la pareja, de ese modo magistral en el que describe las cosas: ¡°Cuando se despiertan, los Delaunay hablan pintura¡±. Es una frase en la cual se cuenta el relato completo: la idea de levantarse juntos y hablar no ¡°de pintura¡±, sino ¡°pintura¡±, como quien habla el lenguaje de los colores que ambos entienden, aman y comparten.
Por eso, cuando nace su hijo, Sonia se apresura a hacerle una colcha para la cuna con trozos de tela de colores, una especie de patchwork que es para muchos el origen de su modo de acercarse al arte. De alguna manera es el inicio de sus ¡°vestidos simult¨¢neos¡± que desde 1913 proponen la otra cara de la b¨²squeda del color de Robert Delaunay. Esa apuesta por las mal llamadas ¡°artes aplicadas¡± tiene sus ra¨ªces en el movimiento Arts and Crafts ingl¨¦s, donde una pintura no es superior al dise?o de un vestido o un jarr¨®n. Es la idea de la convivencia del arte y la artesan¨ªa que otras artistas del momento, como la citada Taeuber-Arp, llevan a cabo con sus dise?os de telas, juguetes o tapices. Y es adem¨¢s algo muy ruso: la fascinaci¨®n por lo popular que se pone de moda entre los artistas como el propio Kandinsky por esas mismas fechas; algo que representa la b¨²squeda de lo vern¨¢culo y, sobre todo, de lo aut¨¦ntico a trav¨¦s de un remedo de los bordados tradicionales a los que regresar¨¢n Gala, quien dise?aba su ropa, o Elsa Troilet con sus dise?os de collares.
Ese a?o 1913 de los primeros ¡°vestidos simult¨¢neos¡± es el mismo de una publicaci¨®n fascinante: una especie de libro de artista que Sonia crea junto a Blaise Cendrars, al cual conoce en casa del poeta Apollinaire. Prosa del Transiberiano y de la peque?a Juana de Francia aparece en Par¨ªs y es el soporte donde el verso libre del maravilloso escritor suizo se encuentra con ese juego de colores que propone Sonia, al estilo del traje de un arlequ¨ªn. Son los mismos colores de sus originales creaciones en tela, en piel, zapatos, bolsos, vestidos, abrigos, capas, coches¡ Dise?os que a lo largo de los a?os perfecciona, matiza, produce¡ Dise?os que a mediados de los a?os veinte manufactura a trav¨¦s de los grandes almacenes holandeses de objetos de alta gama Mertz & Co., despu¨¦s de que el due?o conozca el trabajo de Sonia Delaunay en la gran Exposici¨®n Internacional de las Artes Decorativas, de 1925, donde se establece la supremac¨ªa del art d¨¦co, la fascinaci¨®n, pues, hacia el objeto sofisticado fabricado en serie.
En esos a?os diez, momento en que empieza a crear sus juegos de simultane¨ªsmos, la casa de los Delaunay en Par¨ªs es un centro de ebullici¨®n de la vanguardia por donde pasan poetas, escritores, artistas. Se trata adem¨¢s de una casa tambi¨¦n decorada a la manera simult¨¢nea, donde todo se implica con ese estilo de colores opuestos en busca de la armon¨ªa. Al final, los que la visitan se quedan fascinados por esa mujer que, como titula su autobiograf¨ªa, publicada en 1979, Subiremos hasta el sol, estaba dispuesta a llegar hasta lo m¨¢s alto, lo m¨¢s brillante, lo m¨¢s l¨²cido. Tambi¨¦n en Madrid ¨Cdonde la guerra sorprende a la pareja y donde Sonia abre en 1918 Casa Sonia, en la calle de Columela, una tienda de dise?o que viste a la aristocracia de la ciudad¨C, la sociedad se queda cautivada por la fuerza de la mujer. Muchos hablan de ella, desde Ram¨®n G¨®mez de la Serna hasta el escritor Guillermo de Torre, quien la describe de este modo en la revista Alfar el a?o 1923: ¡°?Qui¨¦n ha sido el Hada generosa que con las solas llaves de sus manos ha abierto la prisi¨®n, dejando que se desparramen los colores en nuestra casa y nuestro indumento, como una bandada de ni?os o de p¨¢jaros?¡±.
Acabada la guerra y de regreso a Par¨ªs en 1921, Sonia y Robert Delaunay volver¨¢n a ser el centro de atenci¨®n, y su casa, decorada por poetas, como recuerda Crevel, era otra vez un punto de atracci¨®n para las nuevas vanguardias ¨Cdesde el dada¨ªsta Tzara hasta el joven Andr¨¦ Breton¨C. Sonia establece entonces su marca Simultan¨¦, en 1925, tratando tambi¨¦n de hacer dinero despu¨¦s de que, tras la ?revoluci¨®n rusa de 1917, le fueran confiscados los bienes que procuraban a la pareja un modo de vida desahogado. En aquella ¨¦poca, tambi¨¦n debido a la exposici¨®n de 1925, las artes aplicadas son tan esenciales como la propia pintura, y Sonia Delaunay es incluida en la exposici¨®n de Cercle et Carr¨¦, el grupo constituido a finales de los veinte por Sephour y Torre Garc¨ªa, que trataban de reunir a los artistas no figurativos. En sus dibujos la artista desaf¨ªa lo establecido y lo vence de un modo magistral.
Despu¨¦s la historia del arte se volver¨ªa conservadora y empezar¨ªa a priorizar la pintura por encima de las artes aplicadas y la fama pasar¨ªa al marido, pintor. Porque al fin y al cabo, para esa historia del arte conservadora, Sonia era poco m¨¢s que una dise?adora, una constructora de moda y de objetos. Y pese a todo, esta mujer inteligente no solo colabor¨® con grandes nombres de la vanguardia en experimentos innovadores ¨Ccomo el libro de Cendrars o los figurines para Tzara¨C, sino que supo buscar el significado de las cosas en una construcci¨®n del mundo que ten¨ªa algo de teatro global, el que beb¨ªa de las Arts and Crafts de William Morris, donde se buscaba una imagen unitaria, de lo peque?o a lo grande, el recorrido que Sonia Delaunay persigue con la aventura de los colores hasta su muerte en Par¨ªs el a?o 1979.
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