?Qu¨¦ futuro hay para los ni?os de Siria?
El conflicto no tiene soluci¨®n a la vista cuando entra en su quinto a?o. Si no se resuelve pronto, los menores pasar¨¢n a formar parte de una generaci¨®n perdida
Este mes, el conflicto de Siria entra en su brutal quinto a?o. Es un hito espantoso, que marca cuatro a?os de violencia y sufrimiento crecientes sin soluci¨®n a la vista.
Decenas de miles de civiles han perdido la vida. Millones han huido. Casas, hospitales, colegios, todos han sufrido ataques directos. Comunidades enteras se han visto apartadas de la ayuda humanitaria, de comida y agua. La violencia se ha extendido a trav¨¦s de las fronteras como una infecci¨®n invasiva.
Ahora mira este horror a trav¨¦s de los ojos de los ni?os que lo est¨¢n viviendo. Sus casas han sido bombardeadas o abandonadas. Han perdido seres queridos y amigos. Su educaci¨®n se ha interrumpido, o nunca ha empezado. Se les ha robado la infancia.
En la que se ha convertido en la peor crisis humanitaria de los ¨²ltimos tiempos, Unicef estima que hay cerca de 14 millones de ni?os afectados en Siria y los pa¨ªses vecinos. Para los m¨¢s peque?os de estos ni?os, esta realidad es todo lo que han conocido. Su experiencia del mundo est¨¢ te?ida por el conflicto y la privaci¨®n.
Y para los adolescentes, que entran en sus a?os de formaci¨®n, la violencia y el sufrimiento no solo han marcado su pasado; tambi¨¦n est¨¢ dando forma a su futuro.
Mientras que en otros pa¨ªses los j¨®venes de su edad est¨¢n empezando a tomar las decisiones que afectar¨¢n al resto de sus vidas, estos ni?os est¨¢n tratando de sobrevivir. Demasiados de ellos se han enfrentado a la crueldad extrema. O han sido presionados para trabajar y ayudar a sus familias. O forzados a casarse mientras siguen siendo ni?os. O reclutados por grupos armados.
?Qu¨¦ decisiones tomar¨¢n estos ni?os? ?Qu¨¦ opciones tienen?
?Seguir¨¢n creyendo en un futuro mejor? ?O simplemente abandonar¨¢n, desesperados, resign¨¢ndose a las limitadas oportunidades de un futuro inestable?
O lo peor de todo, dado que la han visto como algo normal ?recurrir¨¢n ellos a la violencia?
Hace un a?o, los l¨ªderes humanitarios advirtieron de que estamos en peligro de perder una generaci¨®n entera de ni?os por la violencia y la desesperaci¨®n. Y con ellos, la oportunidad de un futuro mejor para Siria y la regi¨®n. Este riesgo no ha disminuido.
Mientras la crisis entra en su quinto a?o, esta generaci¨®n de j¨®venes contin¨²a ante el peligro de perderse en el ciclo de la violencia, replicando en la siguiente generaci¨®n lo que ellos mismos han sufrido.
La ayuda humanitaria, la protecci¨®n, la educaci¨®n y el apoyo de la comunidad internacional han sido insuficientes
La comunidad internacional ha respondido a esta dura posibilidad tratando de llegar a estos ni?os con ayuda humanitaria, protecci¨®n, educaci¨®n y apoyo. Pero no ha sido suficiente.
No podemos abandonar a estos j¨®venes. Y necesitamos llegar a muchos m¨¢s antes de que pierdan la esperanza en ellos mismos y en su futuro.
Todav¨ªa hay tiempo. Y a¨²n hay esperanza. Pese al da?o que han sufrido, los males que han aguantado y la aparente incapacidad de los adultos para terminar con este horrible conflicto, estos ni?os siguen teniendo la valent¨ªa y la determinaci¨®n de construir vidas mejores.
Ni?os como Alaa, de 16 a?os, que hace dos a?os abandon¨® su casa de la ciudad de Homs, en Siria. Con su escolarizaci¨®n interrumpida, fue afortunado al encontrar un programa de formaci¨®n profesional y hoy es ¨¦l quien dirige cursos de formaci¨®n para otros ni?os.
O ni?as como Christina, de 10 a?os, de la frontera del norte de Irak. Vive en un refugio para familias desplazadas, donde ayuda a ni?os m¨¢s peque?os con sus lecciones mientras trabaja para seguir con sus estudios.
Viendo su determinaci¨®n, ?c¨®mo podemos estar menos decididos a ayudarles? Sabiendo que no han perdido la esperanza, ?c¨®mo podemos perderla nosotros? Si lo hacemos, no solo las generaciones venideras sufrir¨¢n las consecuencias¡ tambi¨¦n todos nosotros.
Esta terrible crisis no ha afectado solo a millones de ni?os. Como adultos, estos ni?os y las decisiones que tomen dirigir¨¢n el futuro de millones de personas en sus pa¨ªses y en la regi¨®n. ?Ser¨¢ un futuro de esperanza y reconciliaci¨®n, o de violencia y desesperaci¨®n?
Este ¨²ltimo no es el futuro que se merecen. Y desde luego no es el futuro que queremos ver.
Anthony Lake es el director ejecutivo de Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
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