La insoportable levedad de nuestras necesidades
Con lo que vale un bolso, una persona podr¨ªa comer dos meses La campa?a que propici¨® una reflexi¨®n sobre lo necesario y lo accesorio se hace viral
Las im¨¢genes cumplen milim¨¦tricamente su funci¨®n: captar al vuelo la atenci¨®n del internauta. Un guerrero samburu de Kenia delgad¨ªsimo, vestido con una camiseta vieja y unas telas estampadas y calzado con unas sandalias cubiertas de polvo posa ante la c¨¢mara en un paisaje des¨¦rtico.Con gesto impasible, como el de las modelos, el keniano muestra al fot¨®grafo una loci¨®n de afeitado.
La mezcla extra?a, pero m¨¢s sobrecoge el mensaje que cada uno de los cuatro carteles lleva impreso: Unas gafas de sol como las de una de las fotos valen 24 euros. Que una persona pueda tener acceso a agua potable, cuesta ocho. Por el precio de un bolso (32 euros) se podr¨ªa dar de comer a un hombre durante dos meses. As¨ª es Small Change, Big Difference (Peque?o cambio, gran diferencia) la campa?a de la ONG holandesa Cordaid que se ha convertido en un fen¨®meno viral en Internet ocho a?os despu¨¦s de su nacimiento.
La publicidad, creada por la firma internacional Saatchi & Saatchi, fue lanzada en 2007 con el objetivo de hacer reflexionar sobre lo necesario y lo accesorio, algo que sigue vigente hoy en d¨ªa.? "Quer¨ªamos llamar la atenci¨®n de los consumidores sobre el hecho de que el dinero que con tanta facilidad gastamos en nuestro d¨ªa a d¨ªa puede marcar una gran diferencia en la vida de personas que viven en zonas de desastre. Una campa?a as¨ª podr¨ªa ser una excelente manera de llamar la atenci¨®n sobre las necesidades de estas personas", explica Judith Maat, miembro de la organizaci¨®n.
As¨ª es la vida de Tirinti
La modelo de esta imagen se llama Tirinti Letonginei y pertenece a los samburu, una comunidad n¨®mada masai del norte de Kenia. No sabe su edad exacta, pero las organizaciones locales que trabajan con Cordaid estiman que naci¨® hacia 1968 debido a que es capaz de recordar un evento que ocurri¨® por esas fechas.
Tirinti est¨¢ casada y es madre de nueve hijos. Su hija mayor tambi¨¦n est¨¢ casado y vive con sus suegros. Solo uno de los hijos de esta modelo inesperada va a la escuela, algo de lo que ella se siente muy orgullosa porque no tiene dinero suficiente para escolarizar al resto.
Durante las inundaciones de 2005, siete de los burros de Tirinti murieron. Este animal es muy importante para los masai porque cargan el agua y las pertenencias de sus due?os cada vez que estos se desplazan en busca de tierras m¨¢s f¨¦rtiles y con acceso a agua. Como Tirinti ya no tiene animales, ahora es ella quien debe cargar a diario con pesadas garrafas del agua que recoge de un lago alejado de su casa.
La resurrecci¨®n de la campa?a ha sorprendido en la ONG, una organizaci¨®n holandesa presente en 38 pa¨ªses de todo el mundo y especializada en proyectos de cooperaci¨®n relacionados con la salud. No se hab¨ªa vuelto a mover desde aquel 2007. No hasta que el pasado febrero algunas personas publicaron las im¨¢genes en Twitter desde Francia y Canad¨¢. A los pocos d¨ªas, el portal The Inspiration Room la comparti¨® a sus 17.000 seguidores. Luego fue la revista digital alemana sobre publicidad y marketing Gute Werbung, y tras esta, tom¨® el testigo un grande, el peri¨®dico Hindustan Time, con 1,74 millones de suscriptores en la red social. La emisora Zoom Radio le dedic¨® una entrada en su Facebook que cosech¨® 18.000 likes y fue compartida 80.000 veces. Como una bola de nieve que cada vez se hace m¨¢s y m¨¢s gorda, la campa?a lleg¨® en pocos d¨ªas a nueve millones de personas en Facebook y a 3,5 millones en Twitter.
Detr¨¢s del ¨¦xito queda la historia de c¨®mo se gest¨® una publicidad que ha envejecido a la perfecci¨®n a lo largo de los ¨²ltimos a?os. La iniciativa vino de parte de People in Need, la rama de Cordaid que se dedica a coordinar proyectos de ayuda en emergencias humanitarias. Ellos decidieron llevar adelante una campa?a que hiciese al consumidor cuestionarse cu¨¢nto invierte en objetos innecesarios y qu¨¦ se podr¨ªa hacer con ese dinero, en ocasiones, malgastado.
Para alcanzar su objetivo, recurrieron a una comunidad de la etnia samburu de Maralal, en el norte Kenia. En este pa¨ªs, Cordaid trabaja desde hace m¨¢s de 10 a?os con pueblos que han sido y siguen siendo v¨ªctimas de inundaciones cada a?o. Les propusieron fotografiar a alguno de sus miembros en situaciones totalmente ajenas a ellos: posando ante la c¨¢mara del sueco Calle Stoltz con algunos bienes de consumo por los que la gente de los pa¨ªses desarrollados paga cantidades de dinero que, para ellos, son fortunas.
La experiencia dur¨® tres d¨ªas y fue muy positiva. "Ellos nunca hab¨ªan visto una revista de moda, as¨ª que no ten¨ªan ni idea de c¨®mo posar, as¨ª que les ayudamos explic¨¢ndoles lo que quer¨ªamos", describe la organizaci¨®n en su p¨¢gina web. Los resultados no defraudaron a Cordaid: las im¨¢genes, pensadas para incomodar, fueron publicadas en todas parte: desde centros comerciales abarrotados hasta marquesinas de autobuses, bares y restaurantes. "Confrontamos a la sociedad con su comportamiento consumista", aseguran en su web. Las fotos de estos guerreros obtuvieron el reconocimiento internacional al ganar el Leon de Plata de Cannes, un prestigioso galard¨®n a la creatividad. La agencia publicitaria, Saatchi & Saatchi, don¨® el dinero del premio a la ONG.
Las preocupaciones de Elisabeth
Elisabeth Leonkokwea es una mujer de la etnia n¨®mada samburu de Wamba, en el norte de Kenia. Ella naci¨® antes de 1950, as¨ª que tiene unos 60 a?os. Su esposo muri¨® hace a?os y desde entonces ella sola cuida de cuatro de sus seis hijos, que a¨²n viven en el hogar familiar. Los otros dos est¨¢n casados y viven en sus propias casas con sus familias.
Durante las inundaciones de 2005, una de las peores que ha sufrido el norte de Kenia, tuvo que caminar durante d¨ªas para encontrar agua para sus hijos y sus animales, aunque a estos ¨²ltimos los perdi¨® a casi todos. Despu¨¦s de este suceso se mud¨® a Wamba, donde s¨ª tiene acceso a agua potable.
Elisabeth est¨¢ preocupada porque la tierra produce muy pocos alimentos, algo habitual desde las inundaciones. Tambi¨¦n le inquieta un virus llamado Fiebre del valle rojo que afecta al ganado, aunque de momento sus cabras est¨¢n a salvo. Ella no posee ning¨²n burro, y espera conseguir alguno con ayuda de alguna organizaci¨®n local porque esto le permitir¨ªa cargar agua con mucho menos esfuerzo que ahora.
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