Compromiso peligroso
Netanyahu logra una amplia victoria. Ahora debe aclarar cu¨¢l es su plan para resolver el conflicto
La clara victoria de Benjam¨ªn Netanyahu en las legislativas israel¨ªes celebradas el martes plantea un interrogante crucial sobre el futuro de Israel y el de toda la regi¨®n. Una cuesti¨®n que deriva directamente de las palabras pronunciadas por el mismo primer ministro pocas horas antes de la votaci¨®n, cuando las encuestas ¡ªque han fallado estrepitosamente¡ª le daban por derrotado en las urnas frente al centroizquierda del laborista Isaac Herzog.
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Probablemente nunca sabremos si fue estrategia ¡ªy Netanyahu ha dado sobradas muestras de ser un h¨¢bil pol¨ªtico¡ª o sinceridad, pero a pocas horas de abrirse los colegios electorales, y durante la votaci¨®n, el l¨ªder del Likud lanz¨® una serie de pol¨¦micas declaraciones entre las que destaca su promesa solemne de que nunca habr¨¢ un Estado palestino.
Esas palabras siempre podr¨¢n atribuirse al calor del momento, cuando Netanyahu pensaba que se le escapaba la victoria. Vistos los resultados, ya no constituyen el ¨²ltimo recurso de un perdedor, sino una declaraci¨®n clara del ganador. El primer ministro israel¨ª tiene que ratificar o desdecirse de sus palabras, que suponen la negaci¨®n frontal del plan establecido en 1947 por Naciones Unidas sobre el futuro del entonces protectorado brit¨¢nico y que permiti¨® la existencia del mismo Israel. Un plan que ning¨²n Gobierno se ha atrevido a negar expl¨ªcitamente en los casi 67 a?os de democracia israel¨ª.
Hay que recordar que, mientras la oposici¨®n centr¨® su campa?a en problemas dom¨¦sticos, como el precio de la vivienda, Netanyahu jug¨® permanente, y hasta el ¨²ltimo momento, la carta del enfrentamiento en Oriente Pr¨®ximo. Primero, con la amenaza que representan los planes nucleares de Ir¨¢n, incluyendo su encontronazo con la Administraci¨®n de Obama por el discurso ante el Congreso de EE?UU; despu¨¦s, al situar el rechazo al Estado palestino como promesa electoral; finalmente, ya con las urnas abiertas, al hacer un llamamiento a la participaci¨®n porque, seg¨²n asegur¨®, ¡°los ¨¢rabes¡± estaban votando en masa. Netanyahu no deber¨ªa olvidar que esos ¡°¨¢rabes¡± son tan ciudadanos israel¨ªes como ¨¦l, que estaban ejercitando su derecho al voto y que, si logra formar Gobierno, ¨¦l ser¨¢ tambi¨¦n su primer ministro. Y tiene obligaciones respecto a ellos.
Netanyahu ha vencido. Gracias, entre otras cosas, a un peligroso paso dial¨¦ctico cuyas consecuencias superan con mucho las de unos resultados electorales.
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