Todo Gaultier en Par¨ªs
El modisto franc¨¦s revisa su trayectoria en una gran exposici¨®n en el Grand Palais con 175 vestidos y accesorios, adem¨¢s de fotos y v¨ªdeos
Jean Paul Gaultier insiste en que su trabajo no tiene nada que ver con el arte, pese a que una decena de museos internacionales ya le hayan rendido homenaje en los ¨²ltimos tres a?os a trav¨¦s de una gran retrospectiva itinerante. Par¨ªs, en cuyo extrarradio naci¨® en 1952, es la ¨²ltima en acoger la exposici¨®n, que ya ha visitado Montreal, Nueva York, San Francisco, Londres, Estocolmo y Madrid, convenientemente ampliada esta vez con nuevos dise?os y contenidos. A partir de este mi¨¦rcoles, el Grand Palais abre las puertas a una gran exposici¨®n que repasa toda la trayectoria del modisto, celebrando su impertinencia y explorando sus fuentes de inspiraci¨®n. Lo hace a trav¨¦s de 175 vestidos y accesorios, a los que se suma un centenar de fotograf¨ªas y v¨ªdeos que reflejan sus colaboraciones con artistas como Andy Warhol, Cindy Sherman, Richard Avedon, Pedro Almod¨®var o Peter Greenaway.
¡°Mi voluntad ha sido aportar un poco de aire fresco a la moda¡±, dice el dise?ador
¡°Mi voluntad ha sido aportar un poco de aire fresco a la moda, una mezcla de razas y clases sociales, para evitar la consanguinidad de los reyes y sus efectos no siempre agradables¡±, ironizaba este lunes Gaultier en la presentaci¨®n de la muestra. ¡°He querido convertir la alta costura en moda de la calle, y la moda de la calle en alta costura¡±. La exposici¨®n revisita sus cl¨¢sicos ¡ªlas rayas marineras, el erotismo bondage o la est¨¦tica punk cancan¡ª y tambi¨¦n la iluminaci¨®n aportada por sus musas, de Madonna a Conchita Wurst, pasando por Catherine Deneuve, que presta su voz a un desfile de sus modelos m¨¢s legendarios. A pocos metros, una treintena de maniqu¨ªes parlantes visten las creaciones que en su d¨ªa lucieron algunas de sus modelos estrella, como In¨¨s de la Fressange; Teri Toye, tal vez la primera modelo transg¨¦nero; o Farida Khelfa, una de las primeras magreb¨ªes que desfilaron en un podio parisino.
Iron¨ªas del destino, el enfant terrible anunci¨® hace unos meses su retirada del pr¨ºt-¨¤-porter para dedicarse a la alta costura, harto del ritmo fren¨¦tico que exige el calendario de desfiles y la multiplicaci¨®n de productos y submarcas. Hubo un tiempo en que dise?aba una quincena colecciones al a?o. ¡°Para ser precisos, eran 18¡±, corrige. ¡°Eran demasiadas. Me olvid¨¦ de que era importante oxigenarse. La moda ha tomado un camino que no me interesa. Yo he tenido la suerte de ser libre, de encontrar mis propias barreras y l¨ªmites. Soy demasiado viejo para pasar por los filtros de los dem¨¢s¡±.
En cualquier caso, a Gaultier no le falta trabajo en lo que queda de a?o. Dise?ar¨¢ una colecci¨®n de 50 piezas para la cadena japonesa Seven ¡ªque tambi¨¦n distribuir¨¢, en un giro de lo m¨¢s warholiano, la red de drugstores 7-Eleven¡ª y tiene a punto otra colecci¨®n de muebles para la marca francesa Roche Bobois. Pero su sue?o, seg¨²n confiesa, ser¨ªa ¡°crear un espect¨¢culo de revista¡±. Cuando era peque?o, experiment¨® un aut¨¦ntico shock est¨¦tico al descubrir a las bailarinas del Folies-Berg¨¨re en televisi¨®n. ¡°Al d¨ªa siguiente, al llegar al colegio, me puse a dibujar a mujeres desnudas con plumas en la cabeza y sobre las nalgas. La profesora, que me ten¨ªa por un buen alumno, se escandaliz¨®. Su castigo consisti¨® en ir de clase en clase para mostrar su ocurrencia ante sus compa?eros¡±, recuerda.
La institutriz quer¨ªa someterlo al escarnio ajeno, pero el resultado fue el contrario al deseado. "Los dem¨¢s alumnos, que no me quer¨ªan especialmente por ser ese ni?o raro que nunca jugaba a f¨²tbol, se partieron de la risa. Incluso me pidieron que les hiciera otro garabato. Ese dibujo fue mi primer pasaporte para ser aceptado por los dem¨¢s", afirma. Como ¨²ltima reprimenda, la profesora le dio un golpe con la regla en las manos. "Pero no mor¨ª por eso", desdramatiza Gaultier. "Ese golpe no me impidi¨® seguir dibujando".
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