Una muela
Espa?a presumir¨¢ de honrar a sus mejores artistas, cuando lo cierto es que los ha maltratado siempre y contin¨²a haci¨¦ndolo
Durante siglos la Iglesia Cat¨®lica hizo un gran negocio de las reliquias. All¨ª donde se ten¨ªa una, la gente supersticiosa acud¨ªa a verla, daba generosas limosnas al templo que aseguraba albergarla y beneficiaba a la ciudad en cuesti¨®n con un incremento de visitantes, que hoy llamar¨ªamos turistas. As¨ª que lleg¨® a ser asombrosa la cantidad de reliquias existentes en todas partes, algunas de ellas milagrosamente repetidas. Qu¨¦ s¨¦ yo, cuatro o cinco lugares pose¨ªan el peron¨¦ de San Vicente, las tibias de Santa Justa se multiplicaron; hab¨ªa mantos que se hab¨ªan echado a los hombros seis o siete ap¨®stoles. Cada iglesia juraba guardar el vaso del que bebi¨® Santiago, el anillo romano de San Eustaquio, la gorra de San Lorenzo o el mechero con que el Bautista encendi¨® su ¨²ltimo pitillo, antes de que lo decapitaran. Cualquier cosa val¨ªa para enga?ar a una poblaci¨®n fervorosa, ingenua y atemorizada. All¨ª donde se ha permitido analizar los huesecillos, se ha demostrado a menudo que ni siquiera eran humanos, sino de liebres, perros o cabras; lo mismo con la mayor¨ªa de objetos, pertenecientes a ¨¦pocas modernas, es decir, del siglo XVIII en adelante.
Hoy s¨®lo los muy locos siguen crey¨¦ndose estas patra?as, y con todo son bastantes, o bien a la gente le divierte contemplar las antiguas estafas. Yo he visto largas colas en Tur¨ªn para arrodillarse ante la Santa S¨¢bana o como se llamen esos trazos tan feos y chuscos. Pero claro, la religiosidad ha ido en declive y ya no atrae a las masas como anta?o, el n¨²mero de fan¨¢ticos y cr¨¦dulos ha descendido vertiginosamente. Pero la vieja lecci¨®n de la Iglesia la han aprendido bien los pol¨ªticos: hoy se puede sacar dinero de las sobras de un escritor admirado, o de un pintor, o hasta de un m¨²sico. No por otra raz¨®n se ha tratado de sacar de Collioure el esqueleto del pobre Machado, o se ha levantado media Granada (y lo que a¨²n nos queda) en busca del de Garc¨ªa Lorca. Suponen las autoridades que los cursis del mundo peregrinar¨ªan hasta sus sepulturas para dejarles mensajes, flores y versos. Y probablemente est¨¦n en lo cierto: casi todos tenemos una edad cursi, yo recuerdo haber depositado una rosa, a los veintid¨®s a?os, sobre la tumba de Schubert en Viena. Al menos el compositor llevaba all¨ª enterrado (creo) desde su temprano adi¨®s al aire, y nadie hab¨ªa tenido la desverg¨¹enza de exhumarlo, trasladarlo, marear y manosear sus huesos. Perturbar los restos de alguien me parece ¨Cadem¨¢s de una chorrada, como dijo bien Francisco Rico¨C una falta de respeto, aunque a la persona que fueron le d¨¦ evidentemente lo mismo.
Yo he visto largas colas en Tur¨ªn para arrodillarse ante la Santa S¨¢bana o como se llamen esos trazos tan feos y chuscos
Ahora un Ayuntamiento endeudado hasta las cejas ha gastado buen dinero en rebuscar los de Cervantes, con el ¨²nico fin de hacer caja. Los responsables de la excavaci¨®n han hallado una mand¨ªbula y unas esquirlas que podr¨ªan haber sido del autor del Quijote, muerto hace 399 a?os: fragmentos mezclados con los de otros individuos que no interesan lo m¨¢s m¨ªnimo porque no dar¨ªan un c¨¦ntimo. Cuando esto se publique no s¨¦ si los pol¨ªticos habr¨¢n apremiado a los investigadores a certificar que por lo menos una muela es cervantina. Ignoro si a esa muela se le estar¨¢ erigiendo un mausoleo para que lo inauguren la alcaldesa Botella, el Presidente de Madrid casi cesante, qui¨¦n sabe si el del Gobierno con unos ministros, corregidores de Alcal¨¢, Argamasilla y otros sitios que pelean por haber sido la verdadera cuna de Cervantes o el ¡°lugar de La Mancha¡± de cuyo nombre nadie puede acordarse. Si todo eso sucede, no ser¨¢ sino dos cosas: un embaucamiento comparable a los de la antigua Iglesia y una desfachatada operaci¨®n de maquillaje.
Espa?a presumir¨¢ de honrar a sus mejores artistas, cuando lo cierto es que los ha maltratado siempre y ¨Clo que es peor¨C contin¨²a haci¨¦ndolo. Los mismos individuos que saldr¨ªan en televisi¨®n con la muela colgada al cuello, o se har¨ªan fotos mordi¨¦ndola como los deportistas sus medallas, son los que envidian y detestan a los escritores actuales; los que han presupuestado cero euros para las bibliotecas p¨²blicas en 2012 (y no s¨¦ si en los a?os siguientes); los que han subido el IVA al 21% (el m¨¢s alto de Europa) para el cine y el teatro; los que remolonean para atajar la pirater¨ªa cultural que arruina a muchos artistas, por si pierden votos entre los incontables piratas; los que desde Hacienda amenazan y persiguen a cineastas y periodistas; los que rara vez leen un libro o asisten a una funci¨®n de nada; los que suprimen la Filosof¨ªa de los estudios secundarios y restituyen la catequesis m¨¢s rancia, contraria al saber y a la ciencia; los que reducen a lo bestia la ayuda a la Real Academia Espa?ola y jam¨¢s ponen pie en ella (casi preferible esto ¨²ltimo, para que as¨ª no la mancillen); los que no mueven un dedo para que los ciudadanos sean m¨¢s ilustrados y civilizados, o lo mueven s¨®lo para que cada d¨ªa lo sean menos y se vuelvan tan brutos como ellos. Estos son los que ahora celebran haber encontrado, quiz¨¢, unas cuantas astillas de una cadera de Cervantes. Alguien les habr¨¢ chivado que es un nombre venerado y que escribi¨® unas obras maestras a¨²n le¨ªdas por suficientes exc¨¦ntrico.
elpaissemanal@elpais.es
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