Vuelve el brontosaurio
Los paleont¨®logos devuelven la raz¨®n a la clasificaci¨®n decimon¨®nica de la bestia extinta
El debut del brontosaurio en el cine, en la pel¨ªcula muda de 1925 El mundo perdido, no fue demasiado brillante: varios brontosaurios reciben la del pulpo por parte de un alosaurio y se acaban cayendo a un pantano. Para completar la humillaci¨®n, la novela de Arthur Conan Doyle en que se basaba la cinta se gan¨® las invectivas de los paleont¨®logos por utilizar una nomenclatura obsoleta. El brontosaurio, en efecto, hab¨ªa sido reclasificado como apatosaurio en 1903. King Kong volvi¨® a caer en el mismo error taxon¨®mico en su primera aparici¨®n de 1933, e incluso en el remake de 2005. ?Hay alguien m¨¢s cabez¨®n que un cineasta?
Respuesta: un paleont¨®logo. Porque ahora resulta que las pel¨ªculas estaban bien, y era la irritaci¨®n de los paleont¨®logos la que andaba errada. Un estudio de amplitud sin precedentes que presentan cient¨ªficos portugueses y brit¨¢nicos en Peerj, una publicaci¨®n cient¨ªfica de libre acceso, ha devuelto las cosas a donde estaban en el siglo XIX, y la raz¨®n a los literatos y cineastas del XX. Setenta millones de a?os despu¨¦s de su extinci¨®n, y un siglo despu¨¦s de su segunda muerte taxon¨®mica, el brontosaurio (lagarto-trueno) vuelve a campar por las librer¨ªas y filmotecas como si no hubiera pasado nada. No es tanto como clonarlo al estilo de Parque Jur¨¢sico, pero algo es algo.
El brontosaurio hab¨ªa sido reclasificado como apatosaurio en 1903
Tal y como explican los cient¨ªficos en Peerj, la historia arranca en la d¨¦cada de 1870, cuando las primeras exploraciones paleontol¨®gicas del oeste de Estados Unidos ¨Cesto es, del salvaje oeste¡ª desenterraron los f¨®siles de decenas de nuevos dinosaurios. El famoso paleont¨®logo Othniel Marsh y su equipo descubrieron dos esqueletos gigantescos de unos dinosaurios de cuello largo y los mandaron a su laboratorio en el Museo Peabody de Yale, en New Haven. Marsh bautiz¨® al primer f¨®sil como Apatosaurus (lagarto enga?oso, por su falaz similitud a un reptil submarino), y al segundo como Brontosaurus.
Todo empez¨® a torcerse tras la muerte de Marsh, en 1899, cuando un equipo del Museo Field de Chicago hall¨® un nuevo esqueleto que se pod¨ªa describir como una forma intermedia entre Apatosaurus y Brontosaurus. En vista de esa continuidad morfol¨®gica, decidieron que no ten¨ªa sentido separarlos en g¨¦neros diferentes, como hab¨ªa hecho Marsh, y los reclasificaron como dos especies del mismo g¨¦nero: Apatosaurus ajax y Apatosaurus excelsus. El g¨¦nero Brontosaurus perdi¨® as¨ª sus credenciales cient¨ªficas en 1903. Pero solo para recuperarlas en 2015.
¡°Hasta hace muy poco, la afirmaci¨®n de que el apatosaurio era lo mismo que el brontosaurio era totalmente razonable con el conocimiento de que se dispon¨ªa¡±, explica el primer autor de la nueva investigaci¨®n, Emmanuel Tschopp, un suizo que trabaja en la Universidade Nova de Lisboa. Pero los nuevos f¨®siles de este grupo de dinosaurios que se han hallado en los ¨²ltimos a?os han forzado a cambiar el marco.
¡°Las diferencias que hemos encontrado entre Brontosaurus y Apatosaurus¡±, a?ade otro de los autores, Roger Benson, de la Universidad de Oxford, ¡°son al menos tan numerosas como las que se dan entre otros g¨¦neros estrechamente relacionados, y muchas m¨¢s de las que normalmente sirven para distinguir entre dos especies del mismo g¨¦nero¡±.
La nueva clasificaci¨®n dejar¨¢ un regusto ambiguo en el lector. Por un lado revela que la paleontolog¨ªa ha estado equivocada durante todo el siglo XX, lo que puede resultar irritante. Por otro lado, sin embargo, devuelve la raz¨®n a la sustancia con que se fabrican los sue?os. Larga vida al brontosaurio. Y a Conan Doyle, como resulta elemental.
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