Syriza contra Alemania
Las reparaciones de guerra exigidas a Berl¨ªn no son la soluci¨®n a la deuda griega
No pod¨ªa ser m¨¢s inoportuno. Y lo ha sido. El nuevo Gobierno griego de izquierda radical cuantific¨® ayer la presunta deuda de Alemania por la invasi¨®n nazi de Grecia durante la II Guerra Mundial en 279.000 millones de euros. Lo hizo ante la comisi¨®n especial del Parlamento heleno coincidiendo con el tramo final de las negociaciones con la UE sobre la lista de medidas a adoptar por los dirigentes de Syriza como contrapartida a la prolongaci¨®n del segundo rescate por cuatro meses. Si la discusi¨®n ya era dif¨ªcil, ahora la ponen casi imposible.
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De la exactitud de la petici¨®n da pistas el car¨¢cter extremadamente variable de la cantidad exigida. En febrero de 2012, cuando reactivaron este expediente olvidado, los 28 diputados reclamantes calcularon las reparaciones debidas por el da?o a las v¨ªctimas, los tesoros robados y los cr¨¦ditos forzosos en 54.000 millones de euros. Hace dos a?os, un informe del Gobierno conservador de Andonis Samaras triplic¨® esa cantidad, hasta 162.000 millones de euros, que ahora ascienden a 279.000, cantidad sospechosamente similar a la que Atenas debe a sus socios europeos por causa de su doble rescate. ?Pretende acaso que se los sufrague Berl¨ªn?
La neutralidad hist¨®rica de la exigencia queda cuestionada tambi¨¦n por el hecho de circunscribirla a Alemania, cuando las tropas ocupantes proced¨ªan tambi¨¦n de Italia y Bulgaria, pa¨ªses a los que nada reclaman.
Su densidad jur¨ªdica se espiga en que desde 1945 hasta ahora no ha mediado reclamaci¨®n formal, tampoco con ocasi¨®n del acceso de Grecia a las Comunidades Europeas en 1982. Si entonces no se interpuso, ?por qu¨¦ ahora? Berl¨ªn alega que el asunto qued¨® zanjado tras la reunificaci¨®n alemana, mediante la adhesi¨®n de Grecia al tratado firmado por las dos Alemanias con las potencias ocupantes.
Es evidente que estamos ante una cuesti¨®n pol¨ªtica. El Ejecutivo de Alexis Tsipras ha elegido la confrontaci¨®n, y espec¨ªficamente con Alemania, como t¨¢ctica presuntamente negociadora. Es una estrategia a la que cabe augurar escaso recorrido. Grecia desconoce que la Alemania actual no guarda similitud alguna con la de los a?os cuarenta del siglo pasado. Ignora que los fundamentos de la UE radican en la reconciliaci¨®n, precisamente contra la resurrecci¨®n de antiguos enfrentamientos. Y escupe a la mano que le da de comer.
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