Dimisi¨®n

Todos los muertos tienen la misma piel. Todas las v¨ªctimas inocentes son p¨¦rdidas de toda la humanidad, y ninguna vale m¨¢s, pero tampoco menos que ninguna otra. Por eso quiero manifestar, aparte de la desolaci¨®n del duelo y la solidaridad con las familias, mi absoluta indignaci¨®n por la muerte de Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez, el espele¨®logo espa?ol al que un equipo de rescate marroqu¨ª dej¨® morir de fr¨ªo, abandon¨¢ndole en el lecho de un r¨ªo durante una noche entera. Pero adem¨¢s, mientras la pol¨ªtica espa?ola es un clamor de voces ¡ªjustamente ofendidas por la corrupci¨®n¡ª que pide dimisiones a troche y moche, quiero se?alar la lamentable actuaci¨®n del Estado espa?ol en este caso. Despu¨¦s de ver a los Reyes, a Rajoy y a Mas, con Hollande y Merkel en los Alpes tras el accidente de Germanwings, la debilidad de la respuesta institucional ante una muerte escandalosa, por su crueldad y por la facilidad con la que podr¨ªa haberse evitado, me parece inadmisible. Todas las v¨ªctimas merecen el mismo esfuerzo. Si el Gobierno marroqu¨ª no aceptaba la ayuda espa?ola, el Gobierno deber¨ªa haber presionado m¨¢s y m¨¢s hasta conseguirlo. Si ni as¨ª hubiera sido posible, Exteriores deber¨ªa haber buscado, a toda prisa, aliados donde fuera, en la Uni¨®n Europea, por ejemplo, para forzar a Marruecos a agilizar los tr¨¢mites y aceptar la ayuda. No se puede atender a razones pol¨ªticas ni a intereses de Estado mientras una vida humana est¨¢ en peligro, porque ninguna v¨ªctima vale menos que otra, con independencia del pa¨ªs donde haya sufrido un accidente. Despu¨¦s de tanto patriotismo, tanto sacar pecho, tanta marca Espa?a, la cruda realidad es esta. Y la ¨²nica salida digna para el ministro Margallo deber¨ªa ser esa dimisi¨®n que a ¨¦l no le ha pedido nadie.