Decepci¨®n, apat¨ªa y mala comunicaci¨®n en los primeros meses de Starmer al frente del Gobierno del Reino Unido
El equipo del dirigente laborista enfurece a pensionistas, empresarios y agricultores, sin lograr dominar el relato sobre su proyecto de reformas
Un pol¨ªtico relevante se re¨ªa hace ya un par de d¨¦cadas de ese diagn¨®stico manoseado que surge cada vez que los gobiernos tienen un problema y apunta irremediablemente a un fallo en la comunicaci¨®n. Hoy se dice un fallo en el relato. ¡°La pol¨ªtica no es otra cosa que comunicaci¨®n¡±, ironizaba aquel dirigente.
En sus primeros meses al frente de Downing Street, Keir Starmer y su ministra de Econom¨ªa, Rachel Reeves, han logrado enfrentarse a pensionistas, peque?os empresarios y granjeros, probablemente los grupos que m¨¢s apoyo popular suscitan. Todo un triplete. No es de extra?ar que en la manifestaci¨®n del pasado martes del mundo rural, en el centro de Londres, se volvieran a ver pancartas que mostraban a Reeves como a una bruja malvada, o esl¨®ganes en las camisetas de los manifestantes que dec¨ªan Stand with a farmer, not with Starmer (Apoya a un granjero, no a Starmer).
¡°No existen decisiones apol¨ªticas en Whitehall [el nombre de la avenida donde residen los principales ministerios brit¨¢nicos]. Todo es pol¨ªtica. Cada decisi¨®n fiscal har¨¢ que la situaci¨®n de alguien mejore o empeore, de un modo que las hojas de c¨¢lculo no van a reflejar. Meter mano a las leyes de impuestos puede derivar en una revuelta popular¡±, escribi¨® esta semana Will Dunn, analista econ¨®mico de la revista The New Statesman.
Sergio Dionisio, de 46 a?os, es un portugu¨¦s que levant¨® hace ya 18 a?os una peque?a empresa en Londres, Starplus Services. Se dedica a la limpieza y mantenimiento de edificios p¨²blicos y oficinas. Tiene poco m¨¢s de 100 trabajadores a su cargo y depende, en parte, de los servicios que ofrece, de las subcontratas con otras 18 compa?¨ªas. La decisi¨®n del Gobierno de subir las cotizaciones a la Seguridad Social (National Insurance) que pagan las empresas ha supuesto un golpe inesperado. Junto a un incremento del salario m¨ªnimo profesional, que en el Reino Unido se establece en horas. A partir de abril del a?o que viene, aumentar¨¢ un 6,7%, hasta las 12,21 libras (unos 14,60 euros).
¡°Calculo que mis gastos operativos se van a incrementar en casi un 12%. Algunos podr¨¦ trasladarlos a los clientes, otros no. Y muchas de las empresas con las que subcontrato ya me los han trasladado a m¨ª. En estas condiciones resulta muy complicado tirar para adelante¡±, admite Dionisio. ¡°Hubiera preferido que el Gobierno fuera m¨¢s valiente y subiera el Impuesto de Sociedades. De este modo va a enfriar la econom¨ªa y va a perjudicar a los trabajadores que supuestamente iba a defender¡±, se?ala el empresario.
La comunidad empresarial, los expertos y los propios datos econ¨®micos han recibido como un jarro de agua fr¨ªa el primer Presupuesto del Gobierno Starmer. Presentado el pasado 30 de octubre, supuso el mayor incremento de impuestos en una d¨¦cada ¡ªcasi 50.000 millones de euros¡ª, con la voluntad de enderezar un pa¨ªs anquilosado, despu¨¦s de 14 a?os de gobiernos conservadores. Un pa¨ªs falto de inversi¨®n p¨²blica y con una sanidad, educaci¨®n e infraestructuras en claro deterioro.
La inflaci¨®n ha vuelto a dispararse en octubre hasta el 2,3%, despu¨¦s de haber logrado bajar un mes antes hasta el 1,7%. En el tercer trimestre del a?o, entre julio y septiembre (el comienzo del mandato laborista), la econom¨ªa del Reino Unido creci¨® un raqu¨ªtico 0,1%.
No es el inicio de un ¡°invierno del descontento¡±, dicen los empresarios ¡ªmuchos de ellos entusiasmados en su d¨ªa con la llegada de Starmer¡ª, pero s¨ª se ha extendido una sensaci¨®n de decepci¨®n y apat¨ªa ante la falta de ¨ªmpetu de un Gobierno incapaz de defender y explicar su af¨¢n reformista.
¡°Hay un fuerte sentimiento entre los l¨ªderes empresariales con los que he hablado de que se les est¨¢n imponiendo medidas sin contar con su colaboraci¨®n o coordinaci¨®n¡±, se quejaba la semana pasada Rain Newton Smith, la directora ejecutiva de la principal patronal brit¨¢nica, la CBI.
Un salvavidas para la oposici¨®n
El relato. Siempre el relato. Cuando el nuevo Gobierno decidi¨® suprimir, al principio de su mandato, las subvenciones universales a pensionistas para pagar la electricidad y el gas (entre 240 y 360 euros al a?o), no supo explicar que muchos de esos hogares no lo necesitaban, y que a cambio iba a incrementar esas ayudas para los m¨¢s vulnerables. Cuando subi¨® las cotizaciones a la Seguridad Social, no record¨® suficientemente que las hab¨ªa bajado dos a?os antes, de modo irresponsable, el Gobierno conservador. Y cuando decidi¨® incluir en el Presupuesto la recuperaci¨®n del Impuesto de Sucesiones, hasta un 20%, para la transmisi¨®n de explotaciones agr¨ªcolas, el equipo de Starmer fue incapaz de trasladar los hechos a la opini¨®n p¨²blica: solo las fincas con un valor superior a los 3,60 millones de euros se ver¨¢n afectadas.
El resultado: personas mayores agobiadas por el recibo energ¨¦tico; peque?os empresarios asfixiados; familias de ganaderos y agricultores obligados a vender el legado de varias generaciones. Al menos, esa es la imagen que ha calado en la opini¨®n p¨²blica, y que la oposici¨®n conservadora no ha tardado en explotar.
¡°Ya lo he dejado muy claro: echaremos atr¨¢s [si volvemos a gobernar] el cruel ¡®impuesto a las granjas familiares¡±, prometi¨® la nueva l¨ªder de los tories, Kemi Badenoch, en su primera sesi¨®n de control al Gobierno en la C¨¢mara de los Comunes. ¡°?Qu¨¦ piensa decir el primer ministro para transmitir tranquilidad a una comunidad rural que se encarga de proveer alimentos y seguridad a toda la naci¨®n?¡±, proclamaba.
Badenoch se sum¨® a la manifestaci¨®n de agricultores y ganaderos del pasado martes ante Downing Street. 18.000 personas. Los organizadores, asombrados ante su ¨¦xito de convocatoria, demostraron adem¨¢s astucia en su estrategia pol¨ªtica. Solo dejaron hablar en el estrado a la l¨ªder del Partido Conservador y al del Partido Liberal-Dem¨®crata, Ed Davey. Tambi¨¦n se hab¨ªa acercado hasta all¨ª Nigel Farage, el pol¨ªtico populista que impuls¨® el Brexit, que recibi¨® nutridos aplausos. Pero no pudo acercarse al micr¨®fono. Para no resucitar el fantasma del Brexit, que tanto da?o ha causado a todos los agricultores y ganaderos brit¨¢nicos ¡ªy que muchos de ellos respaldaron¡ª. Y para no restar popularidad a la protesta con un personaje divisivo y t¨®xico.
Muchos aliados de Starmer, al ver las calles de Londres inundadas de caqui y ocre ¡ªel mundo rural es la quintaesencia de lo ingl¨¦s¡ª han advertido ya al primer ministro de que sufre un grave problema de comunicaci¨®n que debe enderezar cuanto antes.
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