El estilo de vida occidental mata las bacterias que llevamos dentro
Una comparaci¨®n entre occidentales e ind¨ªgenas de Pap¨²a Nueva Guinea muestra una mayor diversidad del microbioma intestinal de los pap¨²es
En su camino de progreso, los occidentales no solo est¨¢n acabando con la vida que les rodea, tambi¨¦n con la que llevan dentro. Una comparaci¨®n entre el microbioma intestinal de estudiantes en EE UU y miembros de dos comunidades de Pap¨²a Nueva Guinea (Ocean¨ªa) muestra que los pap¨²es tienen mayor diversidad de bacterias. Las servidumbres del estilo occidental, con su higiene, su dieta o sus antibi¨®ticos, est¨¢n llevando a la extinci¨®n a organismos que, en la mayor¨ªa de los casos, llevaban cientos de miles de a?os conviviendo con nosotros.
Un n¨²mero creciente de bi¨®logos sostiene que cada ser humano es en realidad un holobionte (de todo y vida, en griego) formado por el humano y su microbioma. No en vano, dentro de cada uno hay un kilo y medio de bacterias: unos 100 billones de microbios agrupados en centenares de especies. La mayor¨ªa llevan con nosotros desde que bajamos del ¨¢rbol. Las hay en la piel, en los genitales, en la boca y, en especial, en el aparato digestivo donde, en un complicado equilibrio, hacen la mayor parte del trabajo que transforma la comida en nutrientes, aliment¨¢ndose de los que el cuerpo no se necesita.
Sin embargo, los humanos actuales, en especial los occidentales, ya no son los mismos. La Revoluci¨®n industrial y las revoluciones que la siguieron (la del transporte, la sanitaria, la del consumo o la homogeneizaci¨®n cultural) han creado un estilo de vida que es hostil para las bacterias. Lo bueno del progreso es que ha acabado con muchas de las infecciones de origen bacteriano en las sociedades avanzadas. Lo malo es que est¨¢ atacando a las bacterias que, como organismos simbi¨®ticos, viv¨ªan por y para los humanos.
Los ocidentales tienen un 15% menos de diversidad bacteriana que los habitantes de Pap¨²a Nueva Guinea
La ¨²ltima prueba la acaban de obtener un grupo de microbi¨®logos americanos y australianos que han estudiado el microbioma intestinal de un grupo de estudiantes de una universidad estadounidense con el de dos grupos de pap¨²es, comprobando que los primeros tienen ecosistemas bacterianos m¨¢s pobres que los segundos.
"Los individuos de Pap¨²a Nueva Guinea alojan un promedio de 224 especies, mientras que los residentes en EE UU ten¨ªan una media de 197", dice el bi¨®logo de las universidades de Alberta (Canad¨¢) y Nebraska (EE UU) y coautor del estudio Jens Walter. "Si lo expresamos en porcentaje, se puede decir que los residentes estadounidenses tiene un 15% menos de diversidad", a?ade.
Con la ayuda de microbi¨®logos australianos y pap¨²es, Walter y su equipo de investigadores llegaron hasta dos comunidades rurales en la ya rural Pap¨²a Nueva Guinea. De las tierras altas de Goroka, seleccionaron a una veintena de adultos del pueblo de los asaro. De las llanuras de Madang, a otros tantos de entre los sausi. En ambos casos, bondades de la occidentalizaci¨®n como el agua corriente, recogida de basuras o retretes a¨²n no han llegado. Su dieta es mayoritariamente vegetal, rica en fibra pero reducida a la batata, taro o pl¨¢tano que cocinan al aire libre. Solo ocasionalmente comen carne o pescado.
El microbioma de los pap¨²es es m¨¢s homog¨¦neo entre cada uno de ellos
Como grupo de control, los investigadores reclutaron a un grupo de estudiantes de la universidad de Nebraska. La mayor¨ªa, salvo dos, no eran estadounidenses. Los hab¨ªa de varios pa¨ªses latinoamericanos, asi¨¢ticos y alg¨²n africano. A pesar de su diversidad de origen todos encajan en lo que se llamar¨ªa estilo de vida occidental.
Los bi¨®logos tomaron muestras fecales de todos los participantes y realizaron un an¨¢lisis gen¨¦tico para dibujar el microbioma intestinal de cada uno. Buscaban diferencias y coincidencias tanto de grupo como entre cada individuo. Identificar todas las cepas de bacterias por su huella gen¨¦tica es una tarea ardua que exige una secuenciaci¨®n casi completa, as¨ª que usaron una t¨¦cnica que permite catalogarlas en unidades taxon¨®micas superiores a la especie, como g¨¦nero, familia, orden...
Tal y como publican en Cell Reports, los cient¨ªficos encontraron un total de 1.520 de estas unidades taxon¨®micas. Pero, mientras entre los pap¨²es, su microbioma estaba formado por m¨¢s de 1.250 unidades, entre los estudiantes la cifra se qued¨® en las 931. Adem¨¢s, entre los asaro y los sausi, sus microbiomas se superpon¨ªan y eso que ambas comunidades distan entre s¨ª unos tres d¨ªas a pie.
Entre las especies detectadas, los autores del trabajo comprobaron que la mayor¨ªa de los pap¨²es ten¨ªan al menos unas 45 que no aparecen en la microbiota de los occidentales. Al contrario, en los estudiantes solo detectaron cuatro especies que no sal¨ªan en el an¨¢lisis de las heces de los ind¨ªgenas.
"Un caso especial es el de la Lactobacillus reuteri, detectada en todos los participantes de Pap¨²a Nueva Guinea pero ausente en los de EE UU", comenta la investigadora uruguaya y principal autora del estudio, In¨¦s Mart¨ªnez. "En los a?os 60, esta bacteria era frecuentemente aislada en los occidentales y en un n¨²mero elevado, pero hoy en d¨ªa apenas se detecta", a?ade. Entre las posibles razones para su desaparici¨®n podr¨ªan estar cambios en la dieta o alg¨²n factor que haya alterado su forma de dispersi¨®n.
Tambi¨¦n encontraron diferentes grados de abundancia de varias familias de bacterias. Al menos 25 familias y 45 g¨¦neros presentaban diferencias significativas en cuanto a su n¨²mero entre occidentales e ind¨ªgenas. Por ejemplo, la presencia del filo Bacteroidetes era mayor entre los pap¨²es, mientras que el g¨¦nero Bifidobacterium era mayor en los estudiantes.
Otro dato que confirma el estudio es un fen¨®meno ya mostrado en trabajos anteriores. Aunque la diversidad de bacterias de los occidentales es menor, su microbioma es m¨¢s diverso de individuo a individuo. As¨ª, la microbiota de cada asaro o sausi es muy parecida a la de los dem¨¢s miembros de la comunidad. En el caso de los participantes de EE UU, sus microbiomas difer¨ªan m¨¢s entre s¨ª.
"Lo m¨¢s interesante es que este patr¨®n se observa de forma similar en todos los estudios hasta el momento que han comparado la microbiota de gente en sociedades industrializadas versus no industrializadas", recuerda Mart¨ªnez. Distintos cient¨ªficos han se?alado a diversas causas de esta menor homogeneidad entre los occidentales, como la dieta o los distintos estilos de vida.
Para explicar este doble fen¨®meno de mayor diversidad y homogeneidad entre los no occidentales frente a los occidentales, los autores del estudio recurren a mecanismos ecol¨®gicos. Las bacterias est¨¢n tan vinculadas a su hu¨¦sped, que los cambios o continuidades en los humanos ayudan a explicar el destino de estos microbios.
"Nuestra hip¨®tesis propone que un mecanismo importante por el que esto puede ocurrir es la mayor dispersi¨®n de bacterias entre las personas en sociedades no industrializadas", sostiene Mart¨ªnez. Las sociedades occidentales han levantado barreras contra esa dispersi¨®n en forma de mayor higiene, tratamiento del agua, antibi¨®ticos... que han combatido muchas infecciones pero que, "como da?o colateral, han provocado una menor dispersi¨®n de las bacterias simbiontes", a?ade la investigadora uruguaya.
Para los autores del estudio, con el estilo de vida occidental, existe el riesgo de que se pierdan bacterias que podr¨ªamos necesitar m¨¢s adelante. "Si en el futuro identificamos bacterias que no son detectables en el Occidente, pero s¨ª lo son en pa¨ªses no industrializados, y al estudiarlas vemos que tienen un beneficio a la salud, las podr¨ªamos administrar como probi¨®ticos a los occidentales", mantiene Mart¨ªnez.
En todo caso, el estudio concluye recordando que, a pesar de las diferencias detectadas entre la microbiota de los asaro, los sausi o la veintena de estudiantes venidos de varios pa¨ªses, todos comparten entre el 87% y el 97% de las bacterias fundamentales.
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