Humillaci¨®n Express
Una mujer de 28 a?os, v¨ªctima del 'planchado' de pechos, en su casa de Duala / Joe Penney (Reuters)
Cada dieciocho segundos una mujer es maltratada en el mundo. Las m¨¢s marginadas son las ind¨ªgenas latinoamericanas, seg¨²n Naciones Unidas. Y en otros pa¨ªses como Camer¨²n sufren pr¨¢cticas tan brutales como el planchado de senos. Violaciones legales en el matrimonio, agresiones sexuales como arma de guerra o la prostituci¨®n infantil son otras escenas de este mapamundi de la violencia contra la mujer.
La ONU afirma que las ind¨ªgenas son las mujeres que sufren m¨¢s racismo, abusos, violencia sexual, adem¨¢s de ser las peor pagadas. Tarcilia Rivera, fundadora y directora ejecutiva de Chirapaq (Centro de Culturas Ind¨ªgenas del Per¨²), declar¨® a Radio ONU que el principal avance que ha habido en su tiempo de vida ¡°es interno, porque ahora hay una mayor conciencia entre las mujeres ind¨ªgenas de que la soluci¨®n, a casi todos los grandes problemas de la regi¨®n, comienza por ellas mismas¡±.
El a?o pasado, 88 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas en Colombia, 83 en Per¨², 71 en la Rep¨²blica Dominicana, 46 en El Salvador o 40 en Chile, seg¨²n el ¨²ltimo estudio anual del Observatorio de Igualdad de G¨¦nero de Am¨¦rica Latina y el Caribe (OIG).
¡°La violencia contra las mujeres est¨¢ vinculada a factores de desigualdad econ¨®mica, social y cultural¡±,afirm¨® la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (Cepal) en un informe que destacaba, en el lado positivo, el hecho de que Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, M¨¦xico, Nicaragua, Panam¨¢ y Per¨² hayan tipificado elfeminicidio en sus legislaciones.
Una de cada cuatro menores de Camer¨²n sufre el ¡®planchado¡¯ de los senos para disimular la pubertad y evitar de esta manera violaciones y embarazos. Lo suelen realizar sus propias madres y la edad m¨¢s adecuada son los once a?os seg¨²n denuncia constantemente la periodista Chi Yvonne Leina.
Las madres y abuelas lo denominan ¡°el arreglado¡±. Esta pr¨¢ctica se basa enmasajear y golpear con objetos calientes los pechos de adolescentes con el objetivo de retrasar, e incluso detener, el aumento de tama?o propio de su desarrollo normal. Desgraciadamente son las propias mujeres mayores de la familia las que lo llevan a cabo y la excusa: evitar violaciones y agresiones.
Paralelamente, decenas de pa¨ªses mantienen numerosas leyes que legalizan la poligamia, la violaci¨®n marital y el secuestro, entre otros cr¨ªmenes, en contravenci¨®n de diversos tratados y resoluciones internacionales. Arabia Saud¨ª, Bahamas, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, India, Ir¨¢n, Kenia, Mal¨ª, Nicaragua, Nigeria y Yemen, entre otros, pertenecen a este grupo de pa¨ªses que mantienen distintas formas de discriminaci¨®n sexual, denuncia la organizaci¨®n Igualdad Ya, con sede en Estados Unidos.
En Somalia, el 98% de las mujeres y las ni?as son sometidas a la mutilaci¨®n genital femenina. Se calcula que 70 millones de ni?as y mujeres actualmente en vida han sido sometidas a esta mutilaci¨®n en ?frica y el Yemen. Adem¨¢s, las cifras est¨¢n aumentando en Europa, Australia, Canad¨¢ y Estados Unidos, principalmente entre los inmigrantes procedentes de ?frica y Asia suroccidental.
La ablaci¨®n o mutilaci¨®n genital femenina comprende una serie de pr¨¢cticas consistentes en la extirpaci¨®n total o parcial de los genitales externos de las ni?as. Entre otras consecuencias, las ni?as mutiladas padecer¨¢n durante toda su vida problemas de salud irreversibles. Por si esto fuese poco, en algunos pa¨ªses la ablaci¨®n genital femenina se practica a ni?as menores de un a?o, como por ejemplo, en Eritrea y Mal¨ª, donde la pr¨¢ctica afecta, respectivamente, a un 44 y un 29% .
Las personas que practican la ablaci¨®n son generalmente comadronas tradicionales o parteras profesionales. Obviamente constituye una violaci¨®n fundamental de los derechos de las ni?as. Es una pr¨¢ctica discriminatoria que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, a la salud, a la lucha contra la violencia, el da?o, el maltrato, la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante.
La ablaci¨®n causa da?os irreparables. Puede acarrear la muerte de la ni?a por colapso hemorr¨¢gico o por colapso neurog¨¦nicodebido al intenso dolor y el traumatismo, as¨ª como infecciones agudas y septicemia.
Otro problema es la tolerancia legal con formas de violencia contra la mujer. En Malta, si un agresor ¡°tras secuestrar a una mujer, se casa con ella, no sufrir¨¢ acciones legales¡±. Nigeria considera l¨ªcita la violencia ¡°de un marido con el prop¨®sito de corregir a su esposa¡±. As¨ª de simple.
Congo es uno de los pa¨ªses en donde las mujeres viven m¨¢s de cerca el feminicidio, o sea el hecho de ser agredidas y asesinadas simplemente por el hecho de ser mujeres. Las violaciones en este pa¨ªs centrofricano son un arma de guerra. ¡°De hecho, la gran mayor¨ªa de los ataques que se producen son violaciones grupales y se registran constantemente testimonios que confiesan haber sido violadas mediante la inserci¨®n de objetos como bastones, botellas o fusiles¡± explica Elisa Garc¨ªa Mingo en su libro Micr¨®fonos de paz.
¡°Estas pr¨¢cticas son llevadas a cabo tanto por grupos rebeldes, fuerzas de seguridad congole?as o civiles para intimidar a la poblaci¨®n que trabaja en las minas de caserita, colt¨¢n u oro¡±, sigue afirmando Garc¨ªa Mingo. ¡°Tambi¨¦n se utilizan para sembrar el terror y desplazar a poblaciones que ocupan territorios estrat¨¦gicos¡±.
Para combatir estas agresiones, mujeres muy bien organizadas han llevado a cabo un proyecto para defenderse de sus violadores: Los Micr¨®fonos de Paz. Se trata de una red de activistas que a trav¨¦s de una radio denuncian todo tipo de violencia. ¡°Antes se avergonzaban ellas en privado, ahora les avergonzamos en p¨²blico. ?Por qu¨¦ tiene que vivir en silencio una v¨ªctima mientras su verdugo vive libremente?¡±, grita esta red de mujeres.
Mal¨ª modific¨® su C¨®digo de Familia en 2011 y rechaz¨® la oportunidad de eliminar el art¨ªculo discriminatorio referido a la ¡°obediencia de la mujer¡±, mientras que el nuevo C¨®digo Penal de Ir¨¢n aprobado en 2013 estipula que el testimonio de una mujer vale menos que el de un hombre.
Son muchas las mujeres que se han puesto en marcha ante tanta desesperaci¨®n. En Nepal y Bangladesh se han creado las Happy Homes, lugares en donde se intenta recomponer la vida de much¨ªsimas ni?as dedicadas a la prostituci¨®n. La mayor¨ªa de ellas son v¨ªctimas del tr¨¢fico de personas tras ser vendidas por sus propias familias porque dicen que no las pueden mantener. Las bandas les prometen un trabajo dom¨¦stico en India o cualquier otro pa¨ªs y acaban viviendo bajo una techo de hojalata y muriendo antes de los 30 a?os, v¨ªctimas del SIDA. Lo mismo ocurre en Tailandia o Camboya.
La pel¨ªcula Children of darkness, del director japon¨¦s Junji Sakamoto, rodada en Tailandia y Jap¨®n, explica esta realidad a la perfecci¨®n, por esa raz¨®n fue obligada a retirarse del Festival de Cine de Bangkok, ya que hablaba abiertamente de la prostituci¨®n infantil y su relaci¨®n con el tr¨¢fico de ¨®rganos en Asia.
En Espa?a tampoco podemos presumir de nada. El 12,5% de las mujeres ha sufrido violencia de g¨¦nero a lo largo de su vida, seg¨²n la macroencuesta de 2015 del Gobierno, lo cual supone 1,7 puntos m¨¢s respecto a la de 2011. La inmensa mayor¨ªa de las mujeres no denuncia, no lo hace un 67,7%, y, de las que lo hacen, un 20,9% la retiran, quedando a¨²n m¨¢s desamparadas. Para muchos de estos hombres, los 600.000 que maltratan cada a?o y los muchos m¨¢s que callan mientras ocurre, la actitud de las mujeres al abandonar su rol esencial de "esposa, madre y ama de casa" es un error que ellos deben corregir, y cuando acaban con los argumentos, comienzan con la violencia para imponer su criterio.
Como dec¨ªa la peruana Tarcilia Rivera, la soluci¨®n comienza por las mismas mujeres.
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