Por qu¨¦ decantar no es tan buena idea (y otros trucos para disfrutar del vino)
?Perdido ante la complejidad de la cultura vin¨ªcola? Le proporcionamos unas reglas para salir airoso en cualquier situaci¨®n y, de paso, disfrutar al m¨¢ximo de este elixir
El conocedor de vinos, ya sea en una cena en pareja o con amigos, suele despertar admiraci¨®n de los dem¨¢s. El conocedor de verdad, al menos; el que sabe recomendar y ense?a a apreciar. El que busca exhibir conocimiento, palabros y cursillos lo que suele despertar es soberana pereza y no es a lo que se refiere este texto. Pero s¨ª que, siguiendo estas modestas reglas, podr¨¢ ser un poco m¨¢s conocedor, a lo mejor hasta recibir un poco de esa admiraci¨®n y -quiz¨¢ m¨¢s importante- podr¨¢ gozar de este maravilloso brebaje en toda su complejidad.
Lo correcto es que el cliente coja la copa, la huela, la agite un poquito y pruebe el vino, para ver si est¨¢ en condiciones ¨®ptimas y servido a la temperatura adecuada
David Robledo, sumiller del restaurante Santceloni
Lo correcto es que el cliente coja la copa, la huela, la agite un poquito y pruebe el vino, para ver si est¨¢ en condiciones ¨®ptimas y servido a la temperatura adecuada David Robledo, sumiller del restaurante Santceloni
Llega el camarero a la mesa y pregunta: ¡°?Qui¨¦n lo probar¨¢?¡±. Aparque su verg¨¹enza y l¨¢ncese a ello como un campe¨®n. Pero ?qu¨¦ hay que hacer? ?Limitarse a un breve y discreto sorbo o llenarse la boca y centrifugar el vino como si fuera un enjuague bucal? ¡°Lo correcto es que el cliente coja la copa, la huela, la agite un poquito y pruebe el vino, para ver si est¨¢ en condiciones ¨®ptimas y servido a la temperatura adecuada¡±, dice David Robledo, sumiller del restaurante Santceloni, en Madrid (dos estrellas Michelin), y profesor de formaci¨®n de sumilleres de la C¨¢mara de Comercio de la capital. ¡°Una botella puede tener un peque?o defecto. Siempre est¨¢ bien probarlo¡±, a?ade. En un restaurante donde hay sumiller no hace falta: basta con confirmar que este lo ha catado antes (es lo habitual). Y si usted asume la responsabilidad y no est¨¢ contento, devuelva la botella y qu¨¦dese tan ancho.
2. Coja la copa como es debido
Si la copa de vino tiene la forma que tiene es por algo. Olv¨ªdese de agarrarla como si fuera un vaso de agua: unos dedos abrazando la parte superior identifican inequ¨ªvocamente a un profano en la materia. Los expertos sit¨²an la mano lo m¨¢s lejos posible del vino, bien en el tallo o fuste, bien en la base o peana. Por varias razones: est¨¦ticas (dejar las huellas en el cristal puede empa?ar su riqueza crom¨¢tica), arom¨¢ticas (imagine que se ha perfumado la mano: eso interferir¨ªa con los aromas del caldo) y, sobre todo, de temperatura: al cogerla por arriba transmitimos el calor corporal al vino. Por cierto, si es usted el anfitri¨®n, ponga copas adecuadas, y si son grandes, mejor.
3. Meta la nariz
La copa se agita para aumentar la superficie de contacto del vino con el aire, as¨ª se desprenden m¨¢s aromas y por lo tanto es m¨¢s f¨¢cil acceder a todos sus registros arom¨¢ticos Fernando Gurucharri, presidente de la Uni¨®n Espa?ola de Catadores
Seguro que ha visto como los entendidos se llevan la copa a la nariz antes que a la boca: eso es porque los aromas del vino son tan importantes como su sabor. Lo profesional es olerlo primero a copa parada y, acto seguido, despu¨¦s de mecerla. ¡°La copa se agita para aumentar la superficie de contacto del vino con el aire, as¨ª se desprenden m¨¢s aromas y por lo tanto es m¨¢s f¨¢cil acceder a todos sus registros arom¨¢ticos¡±, decreta Fernando Gurucharri, presidente de la Uni¨®n Espa?ola de Catadores. A la hora de lanzar su veredicto si quiere quedar bien, recurra a im¨¢genes campestres: flores, especias y ¨¢rboles frutales. (La enolog¨ªa divide los aromas en tres categor¨ªas, primarios, secundarios y terciarios, dependiendo de si proceden de la propia uva, de la fermentaci¨®n o del proceso de envejecimiento.) Frutos rojos y especias suelen ser habituales en tintos; flores y c¨ªtricos, en blancos. Si lo que se propone es tom¨¢rselo en serio y aprender, visualice prados y bosques y deje que su memoria olfativa le devuelva referencias plausibles.
4. Hable como un profesional
Suelte aqu¨ª y all¨¢ palabras como bouquet, coupage, l¨¢grima¡, siempre y cuando est¨¦ seguro de lo que significan.?Bouquet se refiere a los aromas terciarios del vino (los obtenidos durante su envejecimiento) y se traduce, entre otros, en maderas, cuero, confituras o tostados. Si la etiqueta menciona diferentes variedades de uva (por ejemplo: ¡°Cavernet Sauvignon - Tempranillo - Merlot¡±), deslice el t¨¦rmino?coupage con total tranquilidad. La l¨¢grima es ese rastro vertical que dejan algunos vinos en la copa, se?al de su alta graduaci¨®n alcoh¨®lica.
Los restaurantes deben darle el corcho al cliente: revela si el vino ha estado bien conservado. Ha de ser flexible, estar compacto, seco, con solo una parte humedecida¡ Si est¨¢ mojado por las dos partes indica que el vino puede tener alg¨²n problema David Robledo
5. Pida el corcho
Puede parecer una tonter¨ªa, pero no lo es. ¡°En todos los restaurantes deben d¨¢rselo al cliente¡±, apunta David Robledo. ¡°Revela si el vino ha estado bien conservado. Ha de ser flexible, estar compacto, seco, con solo una parte humedecida, la que ha estado en contacto con el vino¡ Si est¨¢ mojado por las dos partes indica que el vino puede tener alg¨²n problema, aunque luego debamos confirmarlo al catarlo¡±. Olisquear el corcho, adem¨¢s, dejar¨¢ desconcertados y profundamente fascinados a sus compa?eros de mesa.
6. Elija la botella en funci¨®n de la comida
Pongamos que debe encargarse de comprar el vino para una cena y lleva media hora recorriendo los expositores abrumado por la cantidad y la variedad. Si se pregunta qu¨¦ vino comprar, resp¨®ndase con otra pregunta: ?qu¨¦ vamos a cenar? En ah¨ª cuando entra en acci¨®n ese concepto tan ¨²til que se llama maridaje y que consiste b¨¢sicamente en hacer que el vino case con la comida. En esto, claro est¨¢, caben m¨²ltiples combinaciones, pero existe una regla elemental: la tierra llama a la tierra. ?Marisco gallego? Un Albari?o. ?Cochinillo asado? Un buen tinto castellano. ?Unas gambas blancas del sur? Manzanilla de Sanl¨²car. Esto tiene una explicaci¨®n. ¡°Hoy es f¨¢cil acceder a cualquier vino del mundo, pero hace a?os no. Las personas que tomaban marisco en Galicia hace 80 a?os lo acompa?aban con el vino que hac¨ªan, y lo mismo pasaba con los asados castellanos y los vinos de Ribera del Duero o Toro. Es una norma que no es infalible pero que me parece acertada para un aficionado¡±, explica David Robledo.
7. S¨ªrvalo a la temperatura adecuada
La idea de que los vinos tintos se sirven del tiempo y los blancos, fr¨ªos, es imprecisa. Un tinto del tiempo en agosto parecer¨¢ un consom¨¦. Cuidar la temperatura del vino es sencillo, gratis y b¨¢sico para apreciarlo en todo su esplendor. En general, los tintos deben rondar los 15 o 16 grados y los blancos no bajar de nueve o diez. Ojo con la cubitera. ¡°Por debajo de una determinada temperatura los aromas desaparecen. Est¨¢ bueno, pero te est¨¢s tomando un refresco¡±, sentencia Robledo.
8. Dec¨¢ntese por no decantar
En caso de duda recomiendo no decantar. El vino es un ser vivo, delicado, y corremos el riesgo de carg¨¢rnoslo David Robledo
Nueve de los diez hombres encuestados para este art¨ªculo han recibido alguna vez como regalo de Navidad un decantador. Y ya que lo tenemos, habr¨¢ que usarlo, ?no? Suponemos que nos dar¨¢ muchos puntos en nuestra cualificaci¨®n vin¨ªcola. ?Error! Quienes de verdad saben de esto se cuidan muy mucho de decantar. ¡°En caso de duda recomiendo no hacerlo¡±, sugiere Robledo. ¡°La decantaci¨®n es en realidad un proceso muy agresivo. El vino es un ser vivo, delicado, y corremos el riesgo de carg¨¢rnoslo¡±. Seg¨²n el destacado sumiller, la decantaci¨®n de vino solo responde a dos motivos: porque sea muy viejo y tengamos que separar los posos (en ese caso debemos decantar con mucho mimo, porque el vino se puede romper) o porque sea muy joven y se presente cerrado -no se exprese arom¨¢ticamente-, lo que requiere una decantaci¨®n en¨¦rgica, denominada jarreo. ¡°A veces no es conveniente decantar los vinos tremendamente viejos, aunque tengan posos, porque como a todo anciano las palizas no le sientan bien¡±, coincide el presidente de la Uni¨®n de Catadores, quien subraya que ¡°en la gran mayor¨ªa de vinos este proceso no es necesario¡±. Pruebe, en cambio, a abrir la botella antes de la comida, no media hora -eso y nada, es nada- sino varias horas. ¡°Un truco es abrirlo una hora antes y servirnos una copa: al quitar un poco de volumen aumentamos el contacto con el aire¡±, desvela Fernando Gurucharri.
9. Compre en un comercio especializado
El experto en vinos no solo elige la botella; tambi¨¦n d¨®nde comprarla. ¡°Nos garantiza que el vino ha estado siempre en perfectas condiciones de conservaci¨®n y va a haber un profesional que nos va a asesorar¡±, afirma David Robledo, que pone este ejemplo: ¡°Si vamos a comprar una bici lo l¨®gico es acudir a una tienda donde sepan de bicis¡±. No le d¨¦ corte preguntar al vendedor, indic¨¢ndole qu¨¦ comida quiere acompa?ar y lo que pensaba gastarse. Esa informaci¨®n le ser¨¢ muy ¨²til para aconsejarle la botella id¨®nea.
10. De vez en cuando, arriesgue
Hay marcas conocidas que, efectivamente, son sin¨®nimo de calidad, pero la fama de otras responde ¨²nicamente a una buena distribuci¨®n y una exposici¨®n masiva en tiendas. En este punto a veces conviene desmarcarnos y sorprender a nuestros invitados con una apuesta arriesgada, quiz¨¢ eligiendo una denominaci¨®n de origen poco habitual (en Espa?a hay 69: no todo es Rioja y Ribera) o una variedad de uva infrecuente (en nuestro pa¨ªs est¨¢n catalogadas m¨¢s de 150: no todo es tempranillo). ¡°Uno de los atractivos del vino es su gran diversidad. Hay vinos desconocidos que en una cata a ciegas han recibido premios. Es importante ser osado en probar cosas porque hemos o¨ªdo hablar de esa zona o porque han recibido un premio; nos vamos a encontrar vinos muy satisfactorios¡±, asegura Fernando Gurugarri, presidente de los catadores. Es, adem¨¢s, la mejor manera de aprender, aficionarse a la cultura del vino y, con el tiempo, conseguir no solo pasar por un experto, sino serlo.
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