Un Ej¨¦rcito europeo
Nuevas amenazas y la creciente inseguridad exigen una fuerza militar com¨²n
Empecemos por el principio. ?Hace falta un Ej¨¦rcito? Desgraciadamente, s¨ª. El viejo dilema entre ¡°mantequilla¡± y ¡°ca?ones¡± no resiste la prueba de la realidad. Fuerzas militares europeas realizan misiones de mantenimiento de la paz, bajo mandato de Naciones Unidas, en m¨¢s de 20 lugares del mundo donde hay conflictos enquistados. Trece militares espa?oles han muerto desde 2006 en la frontera entre L¨ªbano e Israel en defensa de la paz. Es nuestra Armada y la de otros pa¨ªses europeos la que protege a los buques que llevan ayuda humanitaria a Somalia y a los pescadores europeos que faenan en esas aguas. Y la que ayud¨® a la poblaci¨®n haitiana tras el terremoto de 2010. Hasta los izquierdistas griegos de Syriza se niegan a recortar su elevad¨ªsimo gasto militar (el tercero mayor de Europa en relaci¨®n al PIB). Pero Rusia machaca impunemente a Ucrania y humilla a una Europa impotente, porque ni tenemos un Ej¨¦rcito europeo, ni estamos dispuestos a emplear tropas nacionales en un conflicto que a nosotros nos parece ¡°lejano¡±. Y, sin embargo, no hay que descartar que tengamos que emplear fuerzas militares en el norte de ?frica, sea para impedir que el Estado Isl¨¢mico se haga con una base permanente, o para apoyar a un Gobierno de unidad nacional en Libia si la mediaci¨®n de Naciones Unidas (dirigida por el espa?ol Bernardino Le¨®n) tiene ¨¦xito.
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Segunda pregunta: ?tienen sentido los Ej¨¦rcitos nacionales? En Europa, ninguno. Todas las operaciones de nuestras Fuerzas Armadas, desde hace dos d¨¦cadas, se encuadran en misiones europeas o internacionales. Y nuestros intereses de seguridad est¨¢n protegidos por esas alianzas. No es casual que la propuesta de Juncker de crear un Ej¨¦rcito europeo haya suscitado tanto debate. La idea es tan vieja como el proyecto europeo, pero choca con la ¡°soberan¨ªa militar nacional¡± de los grandes (Reino Unido y Francia, principalmente). Y su implementaci¨®n ha sido inviable por las frecuentes contradicciones de la pol¨ªtica exterior de los Estados miembros, cuyas ¡°culturas estrat¨¦gicas¡± (percepciones de amenazas) no coinciden. Sin embargo, poderosas razones de econom¨ªa, eficiencia y seguridad nos impulsan en esa direcci¨®n, que ofrece adem¨¢s una enorme sinergia integradora para el conjunto de la Uni¨®n. A falta de un demos europeo, que no logramos en tiempos de antagonismos internos y neonacionalismos, la idea de una Uni¨®n de Defensa europea (con el objetivo de un Ej¨¦rcito com¨²n al final del trayecto) puede ser hoy un motor federalizante, cuando la integraci¨®n est¨¢ atascada en otros terrenos. La raz¨®n es clara: la seguridad europea ¡ªseriamente amenazada por el noreste y por el sur¡ª se impondr¨¢ en los pr¨®ximos meses/a?os como una ¡°causa de fuerza mayor¡±, que sacar¨¢ al continente de su letargo estrat¨¦gico.
No hace falta detenerse en los beneficios econ¨®micos y en la eficacia militar que se derivar¨ªan de la Uni¨®n de la Defensa. Se han estudiado hasta la saciedad. Propuestas en este terreno hay muchas y buenas. Pero para que tengan el apoyo de la opini¨®n p¨²blica y de los Gobiernos hay que partir de los retos defensivos y de seguridad que afrontar¨¢ Europa en los pr¨®ximos meses/a?os.
¡°Francia est¨¢ en guerra¡±, dijo el primer ministro franc¨¦s Manuel Valls tras los atentados de Par¨ªs. ?Lo est¨¢ tambi¨¦n Europa? Porque la amenaza terrorista es com¨²n. Baste recordar el 11-M de Madrid y el reciente asesinato de europeos en T¨²nez. Pero no solo. Ucrania es Europa, como Espa?a era Europa en los a?os treinta, previos a la II Guerra Mundial. Y nos guste o no, hemos entrado en un conflicto estrat¨¦gico con Rusia, por el futuro de Ucrania y del espacio europeo entre la UE y la Federaci¨®n Rusa. En el sur del Mediterr¨¢neo, el Estado Isl¨¢mico est¨¢ a punto de consolidar una base de operaciones en Libia, un pa¨ªs entre el caos y la guerra civil, a menos de 200 kil¨®metros de las costas italianas. En el primer caso, los europeos estamos en la fase de negaci¨®n de la evidencia; en el segundo, mirando para otro lado, para ver si alguien se ocupa del problema.
El Estado Isl¨¢mico puede consolidar una base de operaciones en Libia
Impedir esa deriva exige fortaleza pol¨ªtica (unidad) y una fuerza militar aut¨®noma cre¨ªble, en el marco de la OTAN. De lo contrario, las decisiones sobre la seguridad y la paz en Europa se tomar¨¢n en Washington y Mosc¨², como durante la Guerra Fr¨ªa. Por eso, la UE debe comunitarizar urgentemente su pol¨ªtica exterior y de seguridad (que incluye la Pol¨ªtica Com¨²n de Seguridad y Defensa), como propone reiteradamente Javier Solana. Es decir, debe abandonar la intergubernamentalidad paralizante, que exige unanimidad y deja cualquier medida a expensas de un veto nacional de cualquiera de los Estados miembros. Y debe unificar sus Fuerzas Armadas.
Juncker ha lanzado la idea del ej¨¦rcito com¨²n. ?Qu¨¦ pasos se deber¨ªan seguir? He aqu¨ª nuestra propuesta:
1. Una Declaraci¨®n Merkel-Hollande el 9 de mayo (65¡ã aniversario de la Declaraci¨®n Schumann) que empezara diciendo: ¡°La paz en Europa no puede salvaguardarse sin esfuerzos equiparables a los peligros que la amenazan¡±.
2. La creaci¨®n, en el marco de la cooperaci¨®n permanente estructurada que permite el Tratado de Lisboa, de una Academia Militar conjunta, abierta a todos los pa¨ªses miembros interesados, para formar oficiales de un futuro Ej¨¦rcito europeo.
3. La creaci¨®n de un Eurogrupo de Combate, integrado por los pa¨ªses dispuestos, con capacidad de despliegue inmediato para acudir a misiones urgentes, como ocurri¨® en Mal¨ª (a donde acudieron solo los franceses) o como puede ocurrir en Libia para defender un Gobierno de unidad si las gestiones de Naciones Unidas tienen ¨¦xito.
4. Comunitarizar la pol¨ªtica de inmigraci¨®n; de entrada, como cooperaci¨®n reforzada de los pa¨ªses Schengen. Entra?ar¨ªa una pol¨ªtica de inmigraci¨®n com¨²n integral (visados, asilo, refugiados, pol¨ªticas de procesamiento e integraci¨®n). Y un sistema de control y polic¨ªa de fronteras unificados en las entradas calientes de la UE, empezando por Espa?a, Italia, Grecia y Portugal. Un paso que exigir¨ªa otro crucial para la seguridad: una Polic¨ªa Federal Europea, con competencias para luchar contra el terrorismo, el crimen organizado y los delitos econ¨®micos a escala transnacional.
5. Avanzar en la integraci¨®n de las fuerzas navales y de guardacostas de los pa¨ªses del sur de Europa (Italia y Espa?a, Portugal y Grecia), coordinando y realizando actuaciones conjuntas para el control de las aguas territoriales y el salvamento de inmigrantes en el Mediterr¨¢neo.
El siglo XX nos ense?¨® que en nuestro continente tanto la libertad como la seguridad son indivisibles. Si somos coherentes con nuestra historia y nuestros valores, para una Europa libre y unida, mejor un Ej¨¦rcito que veintiocho.
Ram¨®n J¨¢uregui es eurodiputado socialista y Javier de la Puerta es profesor de Pol¨ªtica Internacional para ISA (International Studies Abroad) en Sevilla.
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