Agota Kristof. Una vida sin adjetivos
En ¡®La analfabeta¡¯, la autora de ¡®El gran cuaderno¡¯ habla de una vida, la suya, que se parti¨® por la mitad al menos dos veces
Decir que la lectura es una enfermedad, la escritura un consuelo y la infancia el para¨ªso son met¨¢foras tan gastadas que el corrector de Word deber¨ªa, por defecto, alertar de su uso. Y sin embargo, La analfabeta (Alpha Decay) arranca as¨ª: ¡°Leo. Es como una enfermedad¡±. Lo que siguen son 11 estampas que valdr¨ªan por otras tantas novelas, siete d¨¦cadas contadas en medio centenar de p¨¢ginas escritas a deg¨¹ello, sin miramientos. Sujeto y predicado. Adjetivos, los justos.
La vida de Agota Kristof, de eso trata el libro, se parti¨® por la mitad al menos dos veces. La primera, a los 14 a?os, cuando fue enviada a un internado estatal, mezcla de orfanato y reformatorio, porque su madre no pod¨ªa mantenerla. La segunda, a los 21, cuando cruz¨® a pie la frontera entre la Hungr¨ªa comunista y Austria camino de un centro de refugiados con su marido, un beb¨¦ de cuatro meses y dos bolsas: una con pa?ales y biberones; la otra, con diccionarios.
Redacciones escolares
Agota Kristof se arrepinti¨® de haber publicado La analfabeta (Alpha Decay). Eran textos propios de un colegial, dec¨ªa. Pero necesitaba dinero. Las 57 p¨¢ginas de este descarnado relato autobiogr¨¢fico comienzan en un pueblecito h¨²ngaro sin estaci¨®n o electricidad y terminan en Suiza: tras siete a?os, Kristof por fin ha aprendido a leer y escribir en franc¨¦s.
Nacida en Csikv¨¢nd (Hungr¨ªa) en 1935 y muerta en Neuch?tel (Suiza) en 2011, los 76 a?os que vivi¨® Kristof caben en la palabra fr¨ªo: el que sufri¨® en sus huesos y el de su propio estilo, crudo a la hora de relatar sin patetismos el d¨ªa que se decret¨® tristeza ¡°obligatoria¡± en el internado porque hab¨ªa muerto Stalin o que ten¨ªa que fingirse enferma para quedarse en la cama cuando se le romp¨ªan los zapatos porque solo ten¨ªa un par. Con id¨¦ntica distancia escribi¨® en 1987 El gran cuaderno, un libro que transpira inocencia y crueldad y que la hizo famosa. Era su primera novela. La redact¨® en franc¨¦s despu¨¦s de a?os de vivir en Suiza. Siempre le gust¨® escribir, pero tard¨® en hacerlo en una lengua que no fuera el h¨²ngaro. La raz¨®n es sencilla: solo perfeccion¨® el nuevo idioma cuando tuvo que ayudar a su hija con los deberes despu¨¦s de que la ni?a se echara a llorar porque no la entend¨ªa. Ocupada como estaba en mantenerla trabajando en una f¨¢brica, la madre, enferma de lectura desde los cuatro a?os, se hab¨ªa convertido en una analfabeta.
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