Una reuni¨®n de todos los musulmanes
Hay una incapacidad colectiva para lograr la convergencia inicial entre fe y ¨¦tica
Cada vez que hay una nueva matanza, cada vez que se destruyen obras de arte milenarias en nombre del islam, se relaciona m¨¢s nuestra religi¨®n con un arca¨ªsmo que acaba por parecer consustancial. Es lamentable, pero, dada la barbarie que ejercen tantos ¡ªpersonas, organizaciones y Gobiernos¡ª que invocan el islam, es tristemente comprensible. Y no hace falta ir muy lejos, ni en la geograf¨ªa ni en el extremismo, para comprender qu¨¦ produce esa connotaci¨®n negativa en la conciencia colectiva contempor¨¢nea. La inmensa mayor¨ªa de las instituciones musulmanas, incluidas varias de las m¨¢s progresistas, destilan ideas obsoletas e imponen una segregaci¨®n espacial absurda y degradante a las mujeres que desean acudir a rezar o aprender.
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Con la falta de ejemplos contempor¨¢neos contrarios, hoy es preciso ser muy erudito para captar la cruel iron¨ªa de esta situaci¨®n. El conservadurismo asociado al islam procede en parte de costumbres beduinas preisl¨¢micas a las que el profeta Mahoma se opuso toda su vida o de tradiciones culturales locales que no tienen nada que ver con la fe. El Cor¨¢n y sus revelaciones se caracterizan por su car¨¢cter innovador y su dinamismo espiritual, ¨¦tico y ¨¦pico, ni mucho menos normativo o prescriptivo.
Ya es hora de que la tradici¨®n isl¨¢mica restablezca sus lazos con el esp¨ªritu innovador original. Para ello debemos reconocer que vivimos obsesionados con los epifen¨®menos (comida, ropa, etc¨¦tera) de nuestra religi¨®n y que, con ello, la estamos trivializando.
Nuestra desgracia hunde sus ra¨ªces precisamente en esa confusi¨®n que muchos tienen entre los fines y los medios del islam; una confusi¨®n debida a nuestra incapacidad colectiva de mantener la convergencia inicial entre fe y ¨¦tica, la base de una conciencia sana: la espiritualidad. La religi¨®n sin moral no significa nada. Y, sin significado, no es nada.
Ya es hora de que la tradici¨®n isl¨¢mica restablezca sus lazos con el esp¨ªritu innovador original
Para que haya una verdadera reforma del islam en el siglo XXI no necesitamos transformar ni reinventar ni reescribir, sino buscar una interpretaci¨®n sana y prudente del Cor¨¢n para volver a sus prop¨®sitos originales:
¡ªLa invitaci¨®n a adquirir conocimientos, ciencia y sabidur¨ªa, con una inclinaci¨®n por la belleza y los valores est¨¦ticos. Debemos volver a centrar nuestro modelo en la raz¨®n y subrayar los avances tecnol¨®gicos, cient¨ªficos e intelectuales que permiten la supervivencia y alimentan el progreso de la especie humana.
¡ªLa importancia suprema de los principios de libertad fundamental, justicia social y respeto a las leyes. La m¨¢xima prioridad es el ser humano, y lo prioritario en el ser humano es la libertad. De acuerdo con el esp¨ªritu ilustrado de la civilizaci¨®n isl¨¢mica, una civilizaci¨®n imperial con una arquitectura palaciega, el mundo no es un espacio estrecho sino un terreno de posibilidades, en el que la libertad, la creatividad en todas sus formas y la producci¨®n intelectual y cultural tienen un papel central. La divisi¨®n binaria de todas las cosas y todas las acciones entre halal y haram, que constri?e al islam contempor¨¢neo, contradice por completo este esp¨ªritu. El empobrecimiento estructural del pensamiento isl¨¢mico y el abandono de la elemental y saludable ijtihad, la interpretaci¨®n personal, tienen una relaci¨®n directa con la falta de libertades en las sociedades de mayor¨ªa musulmana.
¡ªLa apertura al mundo y al otro, sobre todo a las otras religiones. Es indignante que ni siquiera los centros educativos m¨¢s prestigiosos del mundo isl¨¢mico se esfuercen en promover el aprendizaje de los fundamentos de otras tradiciones religiosas y proporcionar a sus alumnos s¨®lidos conocimientos sobre ellas.
Los centros educativos han de esforzarse en?? promover el aprendizaje de otras tradiciones religiosas
¡ªEl respeto y la celebraci¨®n de la vida. Debemos sustituir la sacralizaci¨®n y el culto morboso, omnipresente en muchas sociedades de mayor¨ªa musulmana, por un sano amor a la vida.
La igualdad ontol¨®gica entre hombres y mujeres, que nos obligar¨ªa a romper con la enloquecida falocracia que caracteriza a nuestras sociedades, devolver¨ªa a las mujeres su justo lugar en la sociedad y acabar¨ªa con la discriminaci¨®n laica y religiosa y la marginaci¨®n que sufren.
Como cofundadores del Foro Internacional para la Reforma del Islam, nos proponemos tres grandes objetivos:
¡ªAgrupar a los dem¨®cratas y reformistas musulmanes de todo el mundo, con un papel fundamental para el islam asi¨¢tico por simples motivos de representaci¨®n democr¨¢tica, pero tambi¨¦n con musulmanes de ?frica, Europa y Am¨¦rica.
¡ªOfrecer a los musulmanes de todo el mundo un punto de referencia que les permita distinguir entre la esfera religiosa ¡ªlo que tienen en com¨²n en su interpretaci¨®n y pr¨¢ctica del islam¡ª y la esfera cultural, las diferencias entre unos lugares y otros y entre unas ¨¦pocas y otras.
¡ªElaborar, juntos, un estatuto que refleje los principios antes mencionados, para que las mezquitas y las instituciones isl¨¢micas de todo el mundo puedan adoptarlo y reivindicarlo abiertamente.
Tenemos un largo camino por delante, pero tambi¨¦n una firme determinaci¨®n.
Felix Marquardt, Adnan Ibrahim, Ghaleb Bensheij, Asma Lamrabet y Mohamed Bajrafil, firmantes del art¨ªculo, son cofundadores del Foro Internacional para la Reforma del Islam.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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