Venezuela, cuesti¨®n de gustos

Qu¨¦ dif¨ªcil es condenar algo sin condenarlo. Por ejemplo, los dirigentes de Herri Batasuna (HB) desaprobaron algunos atentados de ETA, y usaban ese verbo para huir del que tanto se les reclamaba y que no acab¨® nunca de subir a sus labios.

Diccionario en mano, ¡°condenar¡±, ¡°desaprobar¡± y ¡°reprobar¡± son sin¨®nimos. ¡°Condenar¡± expresa ¡°reprobar una doctrina, unos hechos (...)¡±. Y ¡°desaprobar¡± significa ¡°reprobar, no asentir a algo¡±. As¨ª pues, tanto ¡°condenar¡± como ¡°desaprobar¡± equivalen a ¡°reprobar¡±, que se define a su vez como ¡°no aprobar, dar por malo¡±.

Sin embargo, el uso que venimos otorgando a ¡°condenar¡± hace que lo percibamos como un juicio m¨¢s severo.

Algunos ling¨¹istas consideran que no hay sin¨®nimos absolutos en espa?ol. La carcasa propia de cada palabra y su dispar etimolog¨ªa ya nos las hacen diferentes entre s¨ª. Y quiz¨¢s ¡°condenar¡± suena m¨¢s duro que ¡°desaprobar¡± porque viene desde el lat¨ªn condemno con una idea inserta en ella: cum damno (con una pena). Y ese da?o que evoca ¡°condenar¡± no lo sugiere en ning¨²n caso el verbo ¡°des-aprobar¡±, de menor historia.

Nos rodean muchas cosas que no nos gustan. A unos no les gustan los macarrones; a otros no les gusta el amarillo. En ese ¨¢mbito se mueve la expresi¨®n elegida por el dirigente de Podemos.

¡°Desaprobar¡± deja caer parte de su fuerza en el prefijo des-, especializado en denotar la negaci¨®n o inversi¨®n del verbo que le sucede (funci¨®n que tambi¨¦n puede ejercer re-, como ocurre precisamente en ¡°reprobar¡±). As¨ª, igual que se desconvoca lo convocado o se desetiqueta lo etiquetado, se desaprueba lo aprobado. Con esas analog¨ªas, ¡°desaprobar¡± sugiere una decisi¨®n m¨¢s de marcha atr¨¢s que de paso adelante, merced a la connotaci¨®n que se infiere de estos usos paralelos. Por tanto, ¡°desaprobar¡± y ¡°condenar¡± pueden no entenderse como sin¨®nimos absolutos, pese a lo que viene a indicar el Diccionario.

En el caso similar de los verbos que retratan una emoci¨®n negativa sobre alg¨²n hecho, encontramos a¨²n m¨¢s posibilidades diferenciadoras. De mayor a menor fuerza, se pueden emplear ¡°me desgarra¡±, ¡°me rebela¡±, ¡°me horroriza¡±, ¡°me indigna¡±, ¡°me repugna¡±, ¡°me asquea¡±, ¡°me enfurece¡±, ¡°abomino de¡±, ¡°lo aborrezco¡±, ¡°me fastidia¡±, ¡°me apena¡±, ¡°me desazona¡±, ¡°me desagrada¡±, ¡°me disgusta¡±, ¡°no me agrada¡±, ¡°no me gusta¡±, ¡°no me parece bien¡±.

De todas esas opciones y algunas m¨¢s dispon¨ªa Pablo Iglesias el 25 de abril cuando le preguntaron en La Sexta (min. 1.54.50 del v¨ªdeo) por el encarcelamiento de alcaldes y opositores en Venezuela, acusados de conspiraci¨®n contra el Gobierno. (Un delito, por cierto, que si se regulara igual en Espa?a acarrear¨ªa la detenci¨®n incluso de algunos pol¨ªticos del PP). Y el dirigente de Podemos respondi¨®: ¡°A m¨ª no me gusta que se detengan alcaldes¡±. Esa misma respuesta la hab¨ªa expresado ya en Cuatro (13 de marzo. min. 05.30): ¡°De manera clara y sin ning¨²n tipo de ambig¨¹edad: no me gusta que se detengan alcaldes¡±. Y en Tele 5 (23 de febrero, min. 32.15): ¡°Soy muy claro en esto, y sin ning¨²n g¨¦nero de duda: a m¨ª no me gusta¡±... Un contertulio de Cuatro le reproch¨® su blandura, pero Iglesias s¨®lo a?adir¨ªa otro verbo distinto: ¡°No nos parece bien que se detenga a un alcalde¡±. En todos los casos emple¨® la t¨¦cnica de la litotes o atenuaci¨®n, tan estudiada entre los eufemismos: ¡°no me gusta¡± en lugar de ¡°me disgusta¡±; ¡°no me parece bien¡± en lugar de ¡°me parece mal¡±.

Cada vez que decimos algo, dejamos de decir otra cosa. Y Pablo Iglesias dijo ¡°no me gusta¡± pero dej¨® de decir que esas detenciones le indignan, o le horrorizan, o le espantan. Y que por ello las condena y reclama que se revoquen.

Nos rodean muchas cosas que no nos gustan. A unos no les gustan los macarrones; a otros no les gusta el amarillo. En ese ¨¢mbito se mueve la expresi¨®n elegida por el dirigente de Podemos. Y as¨ª como quienes sienten aversi¨®n al amarillo o evitan los carbohidratos no condenan ni ese color ni la pasta italiana como peligros para la democracia, Pablo Iglesias tampoco hall¨® motivo para condenar, ni desaprobar siquiera, la detenci¨®n de opositores en Venezuela. Cuando dijo ¡°no me gusta¡± desvi¨® al terreno de los sentidos lo que se planteaba en el terreno de las convicciones.