Los nuevos lud¨®patas
La eclosi¨®n del juego "online" requiere medidas para restringir el acceso y la publicidad
El mecanismo de la ludopat¨ªa es tan insidioso como el de cualquier otra adicci¨®n. El enganche suele empezar de forma suave, casi natural: ganar siempre es un gustazo. ?A qui¨¦n no le gusta ganar? Pero una vez el gusanillo del juego se ha metido en el cerebro, el proceso puede hacerse tan imparable como la adicci¨®n a la hero¨ªna o la coca¨ªna. Y, como ellas, se convierte en una enfermedad de la que cuesta salir. Por eso no se debe menospreciar el peligro que representa para algunos la eclosi¨®n del juego online. Desde que se regul¨®, en 2012, no ha dejado de crecer y algunos expertos vaticinan que, si no se aplican medidas preventivas, la ludopat¨ªa puede llegar a alcanzar al 2%-3% de la poblaci¨®n.
De hecho, se est¨¢ produciendo ya un preocupante cambio en el perfil del lud¨®pata. Si hace una d¨¦cada la media de edad de quienes solicitaban ayuda m¨¦dica se situaba entre 28 y 35 a?os, ahora est¨¢ entre 18 y los 25; muchos se han hecho adictos siendo menores. La facilidad de acceso a los juegos, la posibilidad de jugar sin salir de la habitaci¨®n y la percepci¨®n de la apuesta como un medio f¨¢cil de conseguir dinero act¨²an como incentivos.
Las primeras veces, ganar algo en una apuesta deportiva, en la ruleta electr¨®nica o con el p¨®quer online produce una satisfacci¨®n que no suele encender las alarmas. M¨¢s bien es percibido como un regalo, un beso del azar. Pero pronto se abre paso en la mente del jugador la idea del juego como un atajo para el ¨¦xito o para lograr lo que desea. ¡°Voy a tener suerte¡± se repite.
Y lo peor que le puede pasar es que la tenga. Ganar 17.000 euros ¡ªel sueldo de un a?o de mucha gente¡ª en una apuesta en un partido de la Champions, como relat¨® un lud¨®pata a este diario, acaba siendo una trampa letal. Instaurada la adicci¨®n, el lud¨®pata volver¨¢ a jugar lo que ha ganado y perder¨¢, y luego jugar¨¢ para recuperar lo perdido, y as¨ª en un bucle interminable de saldo siempre negativo. Con 1,5 millones de jugadores registrados, el decreto que prepara el Gobierno debe abordar la vulnerabilidad adicional que supone el juego online y examinar tanto el acceso como la publicidad.
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