Un hogar reducido a dos cojines
El periodista de Oxfam Interm¨®n relata lo qu¨¦ ha visto tras su llegada a Katmand¨² (Nepal) despu¨¦s de que un brutal terremoto arrasase gran parte del pa¨ªs
De una puerta de madera peque?a rodeada de escombros se asoma Kumar con dos cojines en sus hombros y los ojos llenos de lagrimas. Parece que es por el polvo que aun cubre todo Katmand¨², aunque es el hecho de rescatar solo dos almohadas de lo que fue su casa lo que le llena de tristeza. M¨¢s de 7.000 personas perdieron la vida, hay miles de heridos y se calcula que ocho millones de personas necesitan asistencia como consecuencia del catastr¨®fico terremoto que azot¨® a Nepal el pasado 25 de abril.
Las replicas se sucedieron despu¨¦s del gran se¨ªsmo de una magnitud de 7,8. Y todav¨ªa hoy, la gente sigue buscando un lugar donde refugiarse.
El parque de Tundikhe, a muy pocos metros de Durbar square, complejo de templos patrimonio de la humanidad, es el lugar donde miles de personas encontraron un lugar seguro donde estar y procesar el trauma. Lejos de edificios que amenacen con desmoronarse, m¨¢s de 11.000 personas construyeron sus refugios con telas, pl¨¢sticos, palos y tubos que encontraron.
Rama es profesor de primaria y pudo huir con su familia y vio como su casa se convert¨ªa en una enorme nube de polvo en un minuto, lo que dur¨® ese primer temblor. Recuerda que no era d¨ªa escolar. Lo destaca, con cierta tranquilidad, porque de lo contrario ¡°hubiera sido una cat¨¢strofe¡±, dice. Es la primera frase que pronuncia sin mirar al suelo, como si esas palabras fueran lo ¨²nico que le da esperanza ante el panorama que tiene a su alrededor.
En un pa¨ªs donde el 25% de la poblaci¨®n vive por debajo de la l¨ªnea de pobreza y el Estado no tiene recursos para satisfacer necesidades b¨¢sicas c¨®mo sanidad, agua potable y vivienda digna, este drama termina por colapsar de manera critica a la sociedad nepal¨ª. Las familias que se alojan en patios de escuela, parques, rotondas por toda la ciudad de Katmand¨² empiezan a experimentar carencias importantes; as¨ª, esperan la llegada de la ayuda humanitaria que contribuya a salvar vidas y reconstruir el pa¨ªs.
La llegada de la temporada lluvia puede provocar inundaciones y condiciones de vida inhumanas
Las organizaciones c¨®mo Oxfam Interm¨®n advierten sobre cuestiones b¨¢sicas en las que se debe actuar de manera urgente. Primero, construir refugio para proteger a las personas de la llegada de la temporada lluvia que puede provocar inundaciones y condiciones de vida inhumanas. Tambi¨¦n, suministrar agua, ya que los sistemas de saneamiento han sido da?ados y garantizar agua potable es vital. Otra de las cuestiones que es necesario abordar con rapidez es la distribuci¨®n de comida, ya que los precios de los productos en el mercado se han disparado y muchas familias vulnerables no pueden garantizarse un plato de comida. Asimismo, en este contexto de precariedad, la construcci¨®n de letrinas empieza a ser algo fundamental para la reducci¨®n de posibles brotes de hepatitis o c¨®lera.
El hogar que se fue
En una casita de ladrillos y techo de zinc colgada en la ladera de una monta?a de Champi en la zona rural del Valle de Katmand¨², Ramila acompa?a a una vecina que acaba de dar a luz. En esta parte de Nepal, el minuto de la tierra quebr¨¢ndose tambi¨¦n comienza ahora.
Sin cifras exactas de fallecidos y afectados, las zonas rurales y monta?osas de Nepal son las m¨¢s afectadas por el terremoto. Ramila recuerda c¨®mo huy¨® de la casa de su vecina en busca de un lugar seguro: ¡°Cuando todo se calm¨®, empezaron a crujir las casas, a desmoronarse y, despu¨¦s, solo hab¨ªa polvareda¡±.
Cuando todo se calm¨®, empezaron a crujir las casas, a desmoronarse y, despu¨¦s, solo hab¨ªa polvareda Ramila, afectada por el terremoto
Corri¨® por la calle de tierra que atraviesa el pueblo mirando sin querer mirar c¨®mo las casas se derrumbaban, pensando sin querer sentir que su hogar tambi¨¦n estar¨ªa por los suelos.
En la segunda planta de su casa, Ramila recoge un p¨®ster con la foto de su hija que lleva dos meses casada, la luz entra tenaz por un enorme ventanal que alguna vez fue pared. A su lado, un sof¨¢ lleno de pedazos de ladrillos y polvo le da la espalda a la nada.
Estuvo toda su vida construyendo de a poco esa casa con su marido, ladrillo a ladrillo, con cada habitaci¨®n. Mientras relata c¨®mo levant¨® su vivienda, la voz se le entrecorta sabiendo que nunca m¨¢s podr¨¢ tener ¡°el hogar que se fue¡±.
Ahora, la familia vive en un refugio construido sobre su plantaci¨®n de ma¨ªz con los pl¨¢sticos que cubr¨ªan su invernadero de tomates. ¡°?Ahora qu¨¦ vamos a comer? ?D¨®nde vamos a cultivar?¡±, se pregunta la mujer. Mientras prepara un se t¨¦ sienta en una banqueta de mimbre y con la mirada hacia la casa, reconoce que lleva cinco noche sin dormir, que a¨²n le tiembla el coraz¨®n.
Las monta?as enteras cambiaron de forma. Y, con esa mutaci¨®n, se llevaron la vida de miles de personas.
Pablo Tosco es periodista y fot¨®grafo en Oxfam Interm¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.